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Época
Otoño » mín. 12º máx. 20º
Clima templado. Mañanas frescas y cielo despejado, en las tardes con lluvia y noches semidespejadas.
Ambiente extraño, después de todos los acontecimientos del año pasado, el castillo está pasando en una época para resanar rencores pasados y heridas, tanto físicas como mentales.
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Créditos
Skin y tablillas creados por HARDROCK, Tablón de anuncios gracias a MIKAE, se le agradece a la página de SAVAGE THEMES.
Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.
La trama, los gráficos son propiedad de Nyx H. (Paulette)
Cenizas de una tragedia. [libre]
+8
Frederick A. Hamilthon
Robb Grayland
Erza Jezabel Fullbuster
Samantha Firecloud
Canette Dracarys
Alexander Romanov
Zackary Wins
Nero Lodge
12 participantes
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Cenizas de una tragedia. [libre]
Recuerdo del primer mensaje :
La noticia de la catástrofe en el refugio corrió como llama en pólvora. Mi preciosa Rumania y los dragones a los que tanto amo bajo una pena tan grande que sin duda no se asemejaba del todo a la de las familias que perdieron a un ser querido entre las abrazadoras llamas, las destructivas llamas. Si todo era cierto un enorme incendio había causado todo. ¿No es acaso incoherente? El ministerio no quiere difundir lo que en verdad ocurrió. Tantos años la reserva más grande de dragones y nunca había pasado algo así. Que patéticas son las palabras de aquellos que mienten.
Suspiré terminando los arreglos en la residencia Lodge, agradecí a los elfos dentro de la casa y a los muggles que amablemente mantenían las instalaciones funcionando en mi ausencia. Alex vendría para, junto conmigo, ser voluntario en aquel sitio. Dejé todo en orden y partí a caballo a la reserva. No quedaba demasiado lejos así que el tiempo apremiaba. Las llamas aún se levantaban y eran tales que incluso los muggles veían a lo lejos lo que pasaba. Susurrando sus supersticiones que si bien ya tienen mucho tiempo de ser aún están presentes en algunos sectores de la población. Claro, no se acercaban por el hechizo alrededor de la reserva.
Me adentré ganando terreno a cada minuto. El panorama era tan… desolado. Me sentí abatido ante tanta miseria. Los pastos que eran de un verde vivo se habían consumido. Solo había cenizas y rezagos carbonizados de lo que antes había formado parte de un bosque. Mi caballo comenzó a detenerse esperando una orden de mi parte, claramente estaba tan desconcertado como yo. Admiré con repulsión el paisaje precario. Se veían las sombras con formas específicas y precisas. La piel se me erizó por completo. Qué escenario de muerte más cruel. Dejé mi montura un tanto apartada del seno de la nada grata sorpresa. Esperaba por ver a más voluntarios mientras caminaba entre las cenizas que se levantaban a cada uno de mis pasos.
Que pesado era respirar, cascarones rotos y vestigios de dragones así como de humanos. El olor era repulsivo, a carne quemada. Parecía una espesa neblina, tan complicado era ver si algo se había salvado. Ni rastro de los distintos habitad ni de los caminos que alguna vez los separaron. En mi pecho mi corazón cada vez se hacía más pequeño, no podía derrumbarme si deseaba ser de ayuda. Crías, huevos, dragones y humanos. Pérdidas irreemplazables, pérdidas que no han sido del todo averiguadas.
Suspiré terminando los arreglos en la residencia Lodge, agradecí a los elfos dentro de la casa y a los muggles que amablemente mantenían las instalaciones funcionando en mi ausencia. Alex vendría para, junto conmigo, ser voluntario en aquel sitio. Dejé todo en orden y partí a caballo a la reserva. No quedaba demasiado lejos así que el tiempo apremiaba. Las llamas aún se levantaban y eran tales que incluso los muggles veían a lo lejos lo que pasaba. Susurrando sus supersticiones que si bien ya tienen mucho tiempo de ser aún están presentes en algunos sectores de la población. Claro, no se acercaban por el hechizo alrededor de la reserva.
Me adentré ganando terreno a cada minuto. El panorama era tan… desolado. Me sentí abatido ante tanta miseria. Los pastos que eran de un verde vivo se habían consumido. Solo había cenizas y rezagos carbonizados de lo que antes había formado parte de un bosque. Mi caballo comenzó a detenerse esperando una orden de mi parte, claramente estaba tan desconcertado como yo. Admiré con repulsión el paisaje precario. Se veían las sombras con formas específicas y precisas. La piel se me erizó por completo. Qué escenario de muerte más cruel. Dejé mi montura un tanto apartada del seno de la nada grata sorpresa. Esperaba por ver a más voluntarios mientras caminaba entre las cenizas que se levantaban a cada uno de mis pasos.
Que pesado era respirar, cascarones rotos y vestigios de dragones así como de humanos. El olor era repulsivo, a carne quemada. Parecía una espesa neblina, tan complicado era ver si algo se había salvado. Ni rastro de los distintos habitad ni de los caminos que alguna vez los separaron. En mi pecho mi corazón cada vez se hacía más pequeño, no podía derrumbarme si deseaba ser de ayuda. Crías, huevos, dragones y humanos. Pérdidas irreemplazables, pérdidas que no han sido del todo averiguadas.
Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Robb seguía colocado entre Hamilthon y Dracarys, observando con calma a la albina, sin mostrar ningún tipo de miedo por aquel gran dragón negro, tan sólo le mostraba el respeto que aquella hermosa criatura se merecía Hamilthon, lo diré una vez más y esta vez es una orden, ve con Leonard a ayudar a investigar, de la suerte de la Señorita Dracarys me encargare yo dijo con tono serio y autoritario, ya no hablaba como Robb, lo estaba haciendo como jefe de los Aurores, rara vez tomaba aquel papel, pero estaba hasta las narices, luego miro a la otra chica de cabellos blancos y le sonrió Usted también debería irse con los demás alumnos, no es seguro que se quede aquí le dijo con tranquilidad Hamilthon, llévala contigo para que Leonard se haga cargo.
Robb iba a tratar algunos asuntos con Dracarys, tal vez ella pudiese darle alguna pista sobre qué carajo era lo que estaba quemando todo de aquella manera Dracarys, quiero respuestas...dijo de nuevo cuando un perfume llego hasta él, haciéndolo girarse para encontrarse con la recepcionista del Ministerio ¿Qué carajos? murmuro extrañado de que ella hubiese sido enviada allí ¿Qué ocurre, Lana? pregunto acercándose a ella mientras se apartaba un poco de Dracarys para poder hablar con la mujer ¿Qué diablos ha pasado en Hogwarts? pregunto temiendo por alguien, temía por Samie, aquella chica que había conocido en España, se sentía demasiado protector con ella ¿Por qué no ha acudido Malika? pregunto seriamente, si ella no había acudido y habían mandado a Lana era porque lo que ocurría en Hogwarts era muy importante.
Robb iba a tratar algunos asuntos con Dracarys, tal vez ella pudiese darle alguna pista sobre qué carajo era lo que estaba quemando todo de aquella manera Dracarys, quiero respuestas...dijo de nuevo cuando un perfume llego hasta él, haciéndolo girarse para encontrarse con la recepcionista del Ministerio ¿Qué carajos? murmuro extrañado de que ella hubiese sido enviada allí ¿Qué ocurre, Lana? pregunto acercándose a ella mientras se apartaba un poco de Dracarys para poder hablar con la mujer ¿Qué diablos ha pasado en Hogwarts? pregunto temiendo por alguien, temía por Samie, aquella chica que había conocido en España, se sentía demasiado protector con ella ¿Por qué no ha acudido Malika? pregunto seriamente, si ella no había acudido y habían mandado a Lana era porque lo que ocurría en Hogwarts era muy importante.
Robb Grayland- Auror
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Pb : Ian somerhalder
Mensajes : 52
Nacimiento : 04/03/1988
Edad : 36
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Inscripción : 15/02/2014
Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Tenia ganas de comenzar, de hacer algo productivo, pero no podia dejarme llevar por mis ansias, tenia que relajarme ya que todo lo que hariamos alli como.voluntarios se haria de forma ordenada y segura, para ello estaba alli el profesor Rizzo con nosotros, el era quien estaba al mando del pequeño grupo que conformabamos y quin nos daria las indicaciones de lo que deviamos hacer. Antes de darnos las instrucciones al resto le indico al ruso que peinara el aire con su llamatica escoba en busca de Samanta Firecloud, mi noticia sobre su paradero desconocido, tal como me esperaba, no habia agradado al profesor; posteriormente solicito a Danielle que trazase en perimetro como zona de identificacion y trabajo, mientras que a Nero y a mi nos enviaba a cada uno en unq direccion con la finalidad de apartar los.escombros y demas y recuperar los objetos y restos que ahi se encontrasen.
Respire hondo y asenti sacando la varita, era evidente que devíamos evitar tocar lo que hallasemos directamente; comencé a caminar en la direccion que indico el profesor atento a todo lo que habia en esa zona, la zona en si, parecia segura a pesar de las circunstancias; conforme caminaba, podianobservar pequeñas columnas de humo saliendo de entre lps restos calcinados de paraje natural, ello hacia que me preguntase si un fuego magico.como el que seguramente habia pcasionado ese destrozo, podia a su vez provocar que la tierra y sus componentes organicos e inorganicos nutricionales no se recuperasen condenando a aquel paraje que seguramente habia sido precioso a una desertificacion.
Fui moviendo lo que encontrava con el encantamiento de levitacion y llevandolo a la zona donde estaba el profesor Rizzo, procurando a su vez no alejarme demasiqdo, pues perder de vista lq zona en que se encontraba el profesor podia suponer un harto peligro; aprpveche unq caja de madera milagrisamente en buenas condiciones que encontre para evitarme realizar muchos viajes, en ella fui coloxando los siguientes hallazgos: una tarjeta de identificacion en la que no se podia distinguir a quien habia pertenecido, provablemente a algun trabajador de la reserva; un par de cascaras completamente rotas de huevos de dragon, una de las cuales contenia restos del embrion que habia alvergado, una verdadera lastima; una varita partida en dos unida unicamente por una fina ebra de pelo de unicornio, asi como fragmentos de otras varitas completamente rotas; un estuche como los de las joyerias completamente intacto que ni siquiera me atrevi a mirar en su interior...
- Aqui tienen mas cosas - dije simplemente al llegar con el tercer cargamento de cosas transportadas en la caja, la qual como en las veces anteriores vaciaba con cuidado mientras pensaba en la tragedia alli acontecida; se rumoreaba que algunos dragones habian escapado mientras que otros habian perecido, yo tenia una teoria al respecto, los que habian muerto probablemente fuesen hembras en su mayoria, ya que estas solian ser muy protectoras con sus crias, sobretodo con las que todavia no habian eclosionado.
Off: pido disculpas por las erratas en la redaccion del post, sigo sin ordenador y estoy respondiendo desde el movil
Respire hondo y asenti sacando la varita, era evidente que devíamos evitar tocar lo que hallasemos directamente; comencé a caminar en la direccion que indico el profesor atento a todo lo que habia en esa zona, la zona en si, parecia segura a pesar de las circunstancias; conforme caminaba, podianobservar pequeñas columnas de humo saliendo de entre lps restos calcinados de paraje natural, ello hacia que me preguntase si un fuego magico.como el que seguramente habia pcasionado ese destrozo, podia a su vez provocar que la tierra y sus componentes organicos e inorganicos nutricionales no se recuperasen condenando a aquel paraje que seguramente habia sido precioso a una desertificacion.
Fui moviendo lo que encontrava con el encantamiento de levitacion y llevandolo a la zona donde estaba el profesor Rizzo, procurando a su vez no alejarme demasiqdo, pues perder de vista lq zona en que se encontraba el profesor podia suponer un harto peligro; aprpveche unq caja de madera milagrisamente en buenas condiciones que encontre para evitarme realizar muchos viajes, en ella fui coloxando los siguientes hallazgos: una tarjeta de identificacion en la que no se podia distinguir a quien habia pertenecido, provablemente a algun trabajador de la reserva; un par de cascaras completamente rotas de huevos de dragon, una de las cuales contenia restos del embrion que habia alvergado, una verdadera lastima; una varita partida en dos unida unicamente por una fina ebra de pelo de unicornio, asi como fragmentos de otras varitas completamente rotas; un estuche como los de las joyerias completamente intacto que ni siquiera me atrevi a mirar en su interior...
- Aqui tienen mas cosas - dije simplemente al llegar con el tercer cargamento de cosas transportadas en la caja, la qual como en las veces anteriores vaciaba con cuidado mientras pensaba en la tragedia alli acontecida; se rumoreaba que algunos dragones habian escapado mientras que otros habian perecido, yo tenia una teoria al respecto, los que habian muerto probablemente fuesen hembras en su mayoria, ya que estas solian ser muy protectoras con sus crias, sobretodo con las que todavia no habian eclosionado.
Off: pido disculpas por las erratas en la redaccion del post, sigo sin ordenador y estoy respondiendo desde el movil
Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Sinceramente no me apetecía escuchar al profesor, pero era necesario. Sin duda me lleno de satisfacción saber que me había asignado una buena tarea. En especial ir al sur, conocía aquel terreno tal y como la palma de mi mano, incluso mejor. Los grandes terrenos de Rumania los había recorrió todos a caballo y a pie. En esta ocasión sería mucho más cuidadoso al andar. No podía darme el lujo de querer que conociendo aquel lugar no corría peligro. Como siempre el peligro está presente pero una cosa muy distinta es temer ante él.
Comencé a caminar, viendo como Danielle comenzaba con el perímetro. Primero debía dejar que ella terminara. Sí me precipitaba demasiado el profesor Rizzo podría contar mis habilidades y decidió que estaba mejor en el castillo. Respiré profundo, la ansiedad me carcomía y el deseo de comenzar era tal que en cuanto vi la oportunidad, de una forma calmada y consiente, me moví con dirección al sur. Una gran explosión me hizo girar mi mirada. Al parecer Danielle había encontrado algo importante. Logré divisar el pequeño cuerpo apenas por el rabillo del ojo. El crudo escenario era nauseabundo, pero era necesario mirar el panorama completo para ser de un poco de ayuda. No sabía si Rizzo me dejaría salir del todo del perímetro. Me fue indiferente, a fin de cuentas, solo dijo que iría al sur.
El suelo estaba tapizado de aquel gris tan característico de las cenizas. Crujían tras mis pisadas algunos restos de los árboles que no habían quedado del todo calcinados. Si mirabas con atención encontrabas de todo: Piezas de metal algo fundido y amorfo por el calor al que resistió, pedazos de ramas, hojas de registros que habían tenido poca suerte y se encontraban a medias. Me puse de rodillas para tomar el encuadernado. Estaba en Rumano. Sonreí por lo bien que se sentía entender un poco de aquello. Junto aquellas notas había un frasco de tinta hecho trizas. Al parecer ahí había estado el registro de algún habitad. Miré a todas partes. Un brillo en el suelo me hizo acercarme, aquel montículo de restos se movió permitiendo que un guijarro callera desde la cima. Era… CLARO QUE LO ERA.
Me precipité quitando unas cuantas rocas y cenizas. Por todo lo que es mágico, tenía que estar vivo. Un Longhorn Rumano, parte de su resplandeciente cuerno era lo que había visto. Me aparté para tomar distancia. Había un enorme tronco sobre las escamas verdes. Moví la varita con destreza –Wingardium Leviosa.- Dirigí el tronco apenas a unos centímetros despejando el cuerpo aparentemente inerte. –Vamos… debes moverte.- No era demasiado grande, seguro un joven de dos o tres años, no más. No podía arriesgarme a tocarlo porque si despertaba seguro respondería de forma negativa. La posición fue una sorpresa. Estaba enroscado. –Incarcerous.- Aquel animal solo así se quedaría quieto… claro, suponiendo que está vivo. Lo empujé con suavidad para ver que era lo que tanto celó durante el trágico acontecimiento. Al pasar la mirada sentí una terrible desolación. Había un par huevos rotos debajo y los pequeños fetos tenían un color purpura grisáceo. Ambos obviamente muertos. Bajé al enorme animal. Su mirada me dijo demasiado. Parecía vacía. No quedaba más que hacer. Alto. El dragón me miraba. No intentó moverse, al parecer no podría hacerlo incluso sin mi encantamiento. Moría con lentitud en una terrible agonía.
Siempre he pensado que los dragones son muy especiales y aunque el ministerio dice que son bestias irracionales creo que no es así. Ahora lo afirmaba, con este precioso ejemplar a punto de morir sin miedo a lo que se avecina y destrozado por no poder haber cumplido con lo que se propuso. Lo acaricié. –Te pondrás bien.- Intentaba consolarlo aunque no sabía si me entendía o no. Le sonreí y el solo cerró sus ojos. No quería que muriera. Lo moví con un poco de fuerza. Apenas respiraba. Apunté al cielo –Pericullum.- Las chispas rojas salieron y esperé. Estaba animado porque él estaba vivo y otros podían estarlo igual. Me moví un poco para abrir el espacio y que otros se acercasen a ver que tenía. Requería de manos expertas y no un simple intento que yo podía ofrecerle y quizá le dejaría peor.
Cada montículo de cenizas es una nueva esperanza.
Comencé a caminar, viendo como Danielle comenzaba con el perímetro. Primero debía dejar que ella terminara. Sí me precipitaba demasiado el profesor Rizzo podría contar mis habilidades y decidió que estaba mejor en el castillo. Respiré profundo, la ansiedad me carcomía y el deseo de comenzar era tal que en cuanto vi la oportunidad, de una forma calmada y consiente, me moví con dirección al sur. Una gran explosión me hizo girar mi mirada. Al parecer Danielle había encontrado algo importante. Logré divisar el pequeño cuerpo apenas por el rabillo del ojo. El crudo escenario era nauseabundo, pero era necesario mirar el panorama completo para ser de un poco de ayuda. No sabía si Rizzo me dejaría salir del todo del perímetro. Me fue indiferente, a fin de cuentas, solo dijo que iría al sur.
El suelo estaba tapizado de aquel gris tan característico de las cenizas. Crujían tras mis pisadas algunos restos de los árboles que no habían quedado del todo calcinados. Si mirabas con atención encontrabas de todo: Piezas de metal algo fundido y amorfo por el calor al que resistió, pedazos de ramas, hojas de registros que habían tenido poca suerte y se encontraban a medias. Me puse de rodillas para tomar el encuadernado. Estaba en Rumano. Sonreí por lo bien que se sentía entender un poco de aquello. Junto aquellas notas había un frasco de tinta hecho trizas. Al parecer ahí había estado el registro de algún habitad. Miré a todas partes. Un brillo en el suelo me hizo acercarme, aquel montículo de restos se movió permitiendo que un guijarro callera desde la cima. Era… CLARO QUE LO ERA.
Me precipité quitando unas cuantas rocas y cenizas. Por todo lo que es mágico, tenía que estar vivo. Un Longhorn Rumano, parte de su resplandeciente cuerno era lo que había visto. Me aparté para tomar distancia. Había un enorme tronco sobre las escamas verdes. Moví la varita con destreza –Wingardium Leviosa.- Dirigí el tronco apenas a unos centímetros despejando el cuerpo aparentemente inerte. –Vamos… debes moverte.- No era demasiado grande, seguro un joven de dos o tres años, no más. No podía arriesgarme a tocarlo porque si despertaba seguro respondería de forma negativa. La posición fue una sorpresa. Estaba enroscado. –Incarcerous.- Aquel animal solo así se quedaría quieto… claro, suponiendo que está vivo. Lo empujé con suavidad para ver que era lo que tanto celó durante el trágico acontecimiento. Al pasar la mirada sentí una terrible desolación. Había un par huevos rotos debajo y los pequeños fetos tenían un color purpura grisáceo. Ambos obviamente muertos. Bajé al enorme animal. Su mirada me dijo demasiado. Parecía vacía. No quedaba más que hacer. Alto. El dragón me miraba. No intentó moverse, al parecer no podría hacerlo incluso sin mi encantamiento. Moría con lentitud en una terrible agonía.
Siempre he pensado que los dragones son muy especiales y aunque el ministerio dice que son bestias irracionales creo que no es así. Ahora lo afirmaba, con este precioso ejemplar a punto de morir sin miedo a lo que se avecina y destrozado por no poder haber cumplido con lo que se propuso. Lo acaricié. –Te pondrás bien.- Intentaba consolarlo aunque no sabía si me entendía o no. Le sonreí y el solo cerró sus ojos. No quería que muriera. Lo moví con un poco de fuerza. Apenas respiraba. Apunté al cielo –Pericullum.- Las chispas rojas salieron y esperé. Estaba animado porque él estaba vivo y otros podían estarlo igual. Me moví un poco para abrir el espacio y que otros se acercasen a ver que tenía. Requería de manos expertas y no un simple intento que yo podía ofrecerle y quizá le dejaría peor.
Cada montículo de cenizas es una nueva esperanza.
Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
No me agradaba un encuentro así con Canette Dracarys, ni siquiera le veía culpable de nada de esto e incluso hubiera considerado la opción de pedir su ayuda, sin embargo sabia lo que mi padre pensaría y opinaría al respecto, así que no me quedaba mas opción que hacer lo que estaba haciendo... las ordenes eran las ordenes... por eso me sorprendió la petición inicial del señor Grayland, ahora que se dignaba a actuar, sin embargo no le di importancia, simplemente me gire para acercarme a la joven que se encontraba próxima a nosotros - Por favor, señorita, acompáñeme con el resto de sus compañeros - con el leve gesto, esperando que siguiera las ordenes que le daba para seguir sus pasos hasta el resto de alumnos.
Ni siquiera escuche las increpaciones del jefe de los Aurores, simplemente no me encontraba tan cerca ni mis pensamientos estaban en ello al encontrarme a mitad de camino ya hacia el grupo de estudiantes, acompañado de la joven - Señor Rizzo... - salude de esta extraña manera al profesor del colegio y antiguo Auror, mas bien una de las pocas leyendas vivas entre los Aurores, girando tras ello a mirar desde la distancia a la mujer que se acercaba al señor Grayland y la señorita Dracarys - ¿ quien se ocultara tras el telón ? - casi fue un pensamiento que se escapo entre mis labios aun sin soltar la varita de entre mis dedos.
Ni siquiera escuche las increpaciones del jefe de los Aurores, simplemente no me encontraba tan cerca ni mis pensamientos estaban en ello al encontrarme a mitad de camino ya hacia el grupo de estudiantes, acompañado de la joven - Señor Rizzo... - salude de esta extraña manera al profesor del colegio y antiguo Auror, mas bien una de las pocas leyendas vivas entre los Aurores, girando tras ello a mirar desde la distancia a la mujer que se acercaba al señor Grayland y la señorita Dracarys - ¿ quien se ocultara tras el telón ? - casi fue un pensamiento que se escapo entre mis labios aun sin soltar la varita de entre mis dedos.
Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Escuché las instrucciones del profesor Rizzo, al fin podía servir para algo, cuando Zack regresó con la noticia de que había perdido de vista a Samantha el profesor me había ordenado buscarla por el aire, por lo que se me permitiría usar mi escoba.
Monté en el aire tras dar una patada en el piso y me eleve cerca de 100 metros en el aire, distancia me daba una buena perspectiva sin perder de vista al grupo de personas por debajo y comencé a delimitar un perímetro de búsqueda, revisando desde el aire el terreno en busca de Samantha o de cualquier otra cosa que pudiera ser importante.
Desde lo alto pude vislumbrar varios montones de cenizas con formas aún bien definidas, algunos de los dragones que quedaron calcinados al instante, tan efímeramente petrificados que el más mínimo soplo podría destruirlos, los destellos de fragmentos de metal, y los desnudos esqueletos de árboles calcinados, un brillo deslumbrante llamó mi atención y descendí, ya comenzaba a alejarme demasiado del perímetro delineado por Danielle y no había ni rastros de Samantha.
Al acercarme lo suficiente distinguí que el brillo eran las escamas de un dragón, un azul eléctrico con destellos verdosos, sin embargo la cabeza del dragón estaba completamente calcinada lo que hacía casi imposible reconocer a que especie pertenecía, aún así, y contra todas las normas de seguridad moví el cuerpo del ejemplar, valía la pena revisar que es lo que estaba haciendo en esa posición.
El cuerpo fue mucho más ligero de lo que había pensado, la piel se desmoronaba al tacto por lo seca y quebradiza que estaba, debajo del cuerpo, una nidada, al menos 5 huevos completamente destrozados, en algunos aún era distinguible el embrión que contenían, era algo nauseabundo, triste y abominable, ¿Quien podría haber hecho algo así?
Comencé a anotar todo en una libreta, cada hayazgo por fúnebre que fuera cuando noté que algo se movió, un tronco que se giro al colapsar sobre su propio peso dejó al descubierto algo que no creía posible, un huevo, blanco, cubierto por una fina capa de cenizas, pero intacto al parecer, me quedé contemplándolo unos momentos y noté que se movía de a poco, estaba vivo, no solo eso, probablemente no tardaría un par de días en eclosionar, rápidamente eché el huevo a la bolsa con sumo cuidado y monté la escoba, ya había revisado una buena parte del perímetro más allá de donde Danielle Hamilthon había delimitado y no había rastros de Samantha, pero igual había encontrado algo bueno y me dispuse a volver con el profesor y los demás.
El camino de regreso fué mucho más rápido, una vez en el piso caminé a prisa hasta llegar con el profesor y los demás
-¡Encontré algo, Profesor!- apenas podía contener mi emoción pero antes de poder mostrarles apenas nada una explosión de chispas en el cielo nos indicaba que alguien más también había encontrado algo importante
Monté en el aire tras dar una patada en el piso y me eleve cerca de 100 metros en el aire, distancia me daba una buena perspectiva sin perder de vista al grupo de personas por debajo y comencé a delimitar un perímetro de búsqueda, revisando desde el aire el terreno en busca de Samantha o de cualquier otra cosa que pudiera ser importante.
Desde lo alto pude vislumbrar varios montones de cenizas con formas aún bien definidas, algunos de los dragones que quedaron calcinados al instante, tan efímeramente petrificados que el más mínimo soplo podría destruirlos, los destellos de fragmentos de metal, y los desnudos esqueletos de árboles calcinados, un brillo deslumbrante llamó mi atención y descendí, ya comenzaba a alejarme demasiado del perímetro delineado por Danielle y no había ni rastros de Samantha.
Al acercarme lo suficiente distinguí que el brillo eran las escamas de un dragón, un azul eléctrico con destellos verdosos, sin embargo la cabeza del dragón estaba completamente calcinada lo que hacía casi imposible reconocer a que especie pertenecía, aún así, y contra todas las normas de seguridad moví el cuerpo del ejemplar, valía la pena revisar que es lo que estaba haciendo en esa posición.
El cuerpo fue mucho más ligero de lo que había pensado, la piel se desmoronaba al tacto por lo seca y quebradiza que estaba, debajo del cuerpo, una nidada, al menos 5 huevos completamente destrozados, en algunos aún era distinguible el embrión que contenían, era algo nauseabundo, triste y abominable, ¿Quien podría haber hecho algo así?
Comencé a anotar todo en una libreta, cada hayazgo por fúnebre que fuera cuando noté que algo se movió, un tronco que se giro al colapsar sobre su propio peso dejó al descubierto algo que no creía posible, un huevo, blanco, cubierto por una fina capa de cenizas, pero intacto al parecer, me quedé contemplándolo unos momentos y noté que se movía de a poco, estaba vivo, no solo eso, probablemente no tardaría un par de días en eclosionar, rápidamente eché el huevo a la bolsa con sumo cuidado y monté la escoba, ya había revisado una buena parte del perímetro más allá de donde Danielle Hamilthon había delimitado y no había rastros de Samantha, pero igual había encontrado algo bueno y me dispuse a volver con el profesor y los demás.
El camino de regreso fué mucho más rápido, una vez en el piso caminé a prisa hasta llegar con el profesor y los demás
-¡Encontré algo, Profesor!- apenas podía contener mi emoción pero antes de poder mostrarles apenas nada una explosión de chispas en el cielo nos indicaba que alguien más también había encontrado algo importante
Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Seguía junto a Canette, asombrada con la hermosura de aquel dragón que se merecía ser tratado con todo el respeto del mundo, era simplemente perfecto, Canette no hablaba, seguramente estaba perdida en sus pensamientos y no iba a forzarla a salir de ellos, me quede quieta, sin hablar, tan sólo espere a que ella hiciese algo, pero me sobresalte al ver como se acercaba un Auror que amenazaba con llevarse a Canette, suspire un poco intentando calmarme y no intervenir en aquella conversación, no quería decir nada fuera de lugar.
Parecía que la reserva se estaba llenando de Aurores y más personas , pues otro Auror más se acerco a nosotros, un hombre apuesto que ordeno al primer Auror a dejar a Canette tranquila y que me llevase con el Profesor Rizzo, mire a Canette y sonreí tímidamente Espero verla de nuevo, Señorita Dracarys le dije Vamos, Señor Hamilthon dije con educación mientras seguía los pasos del Auror que me estaba llevando hacia el Profesor Rizzo, seguramente me regañaría por haberme alejado así del grupo, pero era algo que debía de hacer.
Cuando nos llegamos junto al profesor di un paso al frente para hablar con suma educación Lamento haber desaparecido así, Profesor Rizzo…algo llamo fuertemente mi atención dije algo tímida, pero fui interrumpida al ver una luz roja en el cielo Profesor…alguien necesita ayuda dije sintiendo miedo de que algo malo fuese a pasar en aquel momento Deberían acudir alguno de los adultos, prometo no moverme de aquí asegure sabiendo que me metería en más problemas si me alejaba de allí.
Me sentía bastante preocupada con todo aquello, quería ver a Lord Jackras para poder abrazarlo y relajarme, me sentía algo triste por aquella situación, sentía miedo, un miedo atroz.
Parecía que la reserva se estaba llenando de Aurores y más personas , pues otro Auror más se acerco a nosotros, un hombre apuesto que ordeno al primer Auror a dejar a Canette tranquila y que me llevase con el Profesor Rizzo, mire a Canette y sonreí tímidamente Espero verla de nuevo, Señorita Dracarys le dije Vamos, Señor Hamilthon dije con educación mientras seguía los pasos del Auror que me estaba llevando hacia el Profesor Rizzo, seguramente me regañaría por haberme alejado así del grupo, pero era algo que debía de hacer.
Cuando nos llegamos junto al profesor di un paso al frente para hablar con suma educación Lamento haber desaparecido así, Profesor Rizzo…algo llamo fuertemente mi atención dije algo tímida, pero fui interrumpida al ver una luz roja en el cielo Profesor…alguien necesita ayuda dije sintiendo miedo de que algo malo fuese a pasar en aquel momento Deberían acudir alguno de los adultos, prometo no moverme de aquí asegure sabiendo que me metería en más problemas si me alejaba de allí.
Me sentía bastante preocupada con todo aquello, quería ver a Lord Jackras para poder abrazarlo y relajarme, me sentía algo triste por aquella situación, sentía miedo, un miedo atroz.
Samantha Firecloud- Alumno de Gryffindor
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Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Leonard supervisaba el trabajo de cada uno de los alumnos, cada una de sus tareas. La primera era Hamilthon, Prefecta de Ravenclaw, que hacia el perímetro solicitado lo suficientemente amplio para poder maniobrar. Los ojos de Leonard se giraron hacia una persona que se acercaba. Lana, lo que significaba que habían cosas no gratas. Malas noticias, Leonard frunció el ceño pero su trabajo actual era proteger a los alumnos, fuese como fuese así se volvió a girar sus ojos claros escudriñando hacia todos los alumnos, viendo como trabajaban. Wins era el primero que se hacía paso aun entre los pocos escombros que había hacia su dirección, y Lodge caminaba en dirección opuesta.
Saco su varita de nuevo y apretó los labios, endureciendo el gesto. La simple idea de ver el lugar así de devastado lo enfurecía, pero debía de tranquilizarse por los alumnos, especialmente por aquellos que eran menores y simplemente estaban haciendo su trabajo como él lo indicaba. Todo era por el bien de ellos, ahora era su prioridad, ya después se encargaría de encontrarlo y enviarlo a Azkaban con sus propias manos.
Hizo aparecer una enorme manta plástica en el suelo donde aparecieron varias cajas con un fondo sin fin donde iban a dividir los objetos encontrados, desde cascarones de huevo hasta objetos personajes de los muertos en ese lugar, solo esperaba que los alumnos estuvieran listos para tan imagen tan devastadora y fría que iban a presenciar. Le preocupaba a sobremanera lo que terminarían de afectados cada uno de ellos, especialmente Lodge, ya que sabía que este sitio, estaba muy cerca de su hogar. Un hogar, destrozado.
El primero en volver, fue Wins, quien entregó una caja con objetos que había hecho flotar detrás de él. Leonard recibió la caja y comenzó a ver el contenido. Levantando cada objeto con su varita para evitar contaminar cualquier pista. – Hamilthon, ve tomando nota de cada objeto hallado y lo irás dividiendo en las cajas marcadas de allá. Coloca en los datos, el objeto, la mejor descripción que puedas, la ubicación más exacta en donde se encontró. No escatimes con detalles, Hamilthon. Sé minuciosa. – ordenó. Se giró para suspirar, el espectáculo era realmente lamentable.
Leonard dudaba muchísimo que llegasen a encontrar algo en ese sitio, pero aun guardaba esperanza de poder salvar aunque sea un ejemplar joven, e incluso algún huevo. El fuego a su lejanía, lo hacía dudar de esa esperanza. Escuchó que alguien se acercaba. Frederick Hamilthon caminaba al lado de Firecould que estaban ahora en su equipo y agradeció no ser el único adulto en ese lugar. La voz de Frederick le hacía pensar que estaba atareada, incluso preocupado por la situación, quizá la presencia de su hermana menor y su futuro hermano político le ponía nervioso por el peligro en el que se encontraban.
- Frederick… - e iba a decir algo en concreto cuando una llamarada de chispas rojas llamó su atención. Habían encontrado algo. Era en la dirección de Lodge por lo que debía ser importante. – Quédese con su hermana Frederick, Wins, usted vaya a otra dirección igual siga buscando pistas - ordenó antes de salir disparado en una carrera hacia donde se encontraba Lodge. Troncos, cenizas, rocas llenas de hollín, todo eso no le importaba hasta que llegó a donde se encontraba Lodge, deteniéndose con sumo cuidado.
Había un espécimen de Longhorn Rumano atado con un encantamiento que parecía respirar con suma dificultad, Lodge estaba respirando agitadamente emocionado y Leonard lo entendía. Era un esperanzador hallazgo hecho, se acercó con mucha cautela y notó que el Dragón abría sus ojos de nuevo, vidriosos, cansados, intentó quejarse débilmente y una mísera llamita salió de entre su hocico amarrado, no peleaba con fuerza, pero al parecer y en su gravedad, aún deseaba luchar por lo que con su varita, apunto al dragón –Jaulio- una enorme jaula hermosamente decorada por el mismo Rizzo, envolvió al dragón para poder después elevarlo y soltarle de las cuerdas con un movimiento de varita. Sin perder tiempo, lo llevó flotando con mucho cuidado hacia donde se encontraba un grupo que acababan de llegar del Ministerio. Especialistas en dragones.
Dejó la jaula con sumo cuidado, aun dejando que el propio Lodge le ayudara en su transportación, acercándose a los encargados – Ha sido encontrado en estas coordenadas, en estado aún vivo aunque grave. Se los dejamos en sus manos – y vio como comenzaron a tratar al dragón inmediatamente, acercándose a Lodge, colocándole una mano en el hombro – Le has salvado la vida. La esperanza de encontrar más como este valiente, ha aumentado, sigamos buscando - lo dijo en un tono poco usado por él y se dio la vuelta para caminar, aun llevando a Lodge del hombro, evitando que regresara a ver al dragón. Si habían encontrado uno, podían encontrar más.
Al regresar, casi llegando a donde se encontraban todos, Lodge estaba feliz, y fue cuando el alocado Romanov regresaba cuan veloz en su escoba, gritando que había encontrado algo. Todo parecía ciertamente ir por buen camino. Todo parecía tener la esperanza de hallar más objetos. Y se acercó a Romanov, que les mostraba un huevo, entre blanco y grisáceo que estaba intacto, estaba tibio pero parecía moverse un poco. Leonard hizo aparecer una manta enorme y lo envolvió con muchísimo cuidado y respeto para colocarlo en una bolsa encantada para que fuera térmica. – Tenemos que seguir buscando. Lodge, elige otra dirección y sigue. Encuentra más pistas. Romanov. Se mantendrá en tierra y buscará objetos más cercanos posibles. No deseo que se aleje demasiado de donde nos encontramos ahora. Hamilthon te ayudará a organizar lo que encuentren. Frederick. Necesito su ayuda para sobrevolar el lugar, tome la escoba de Romanov y sobrevuele por favor. Yo me encargaré de supervisar más terreno. No podemos dejar pasar por alto algo, y recuperar otro espécimen vivo - apretó la varita. Podrían encontrar más cosas.
- Vayamos - ordenó.
Leonard S. Rizzo- Profesor
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Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Había salido corriendo, el aroma me había llegado casi de inmediato a la nariz de que había cosas más importantes. Me preocupaba a sobremanera lo que estaba percibiendo mi olfato. Los lobos que se me habían unido mientras yo corría, se habían dispersado para buscar pistas. Debía de encontrar aquel amuleto que me había solicitado Rizzo. Me detuve en un pequeño claro en medio de tanto caos y cenizas y saqué aquel papel que me diera. Un diagrama tan antiguo que estaba en latín puro mientras que se veía perfectamente el diseño de un artículo mágico que al parecer había sido creado en la época de los fundadores.
─ En teoría, debería estar cerca del refugio central. Cerca de los nidos, para poder protegerlos ─ medité antes de mirar hacia todo el lugar, corría el aire, levantando un poco las cenizas, y pude ver cómo había una gran montaña a lo lejos, era el sitio ideal para los nidos de los dragones más importantes por lo que guardé la hoja y comencé a correr de nuevo hacia esa dirección, usando toda mi velocidad sin que nada me detuviera, saltando rocas, sobre árboles quemados, montañas de cenizas. Olfateaba el lugar en busca de algo más.
El aroma a quemado y el fuego que estaba comenzando a disminuir, me estaban poniendo los vellos de la nuca de punta. Alterada y molesta. Me tapé la nariz un segundo y después seguía corriendo hasta detenerme justo al pie de aquel risco, viendo restos de nidos. Miré hacia arriba, esperando encontrar algo y un brillo peculiar llamó mi atención, una caja metálica escondida detrás de algunas rocas totalmente destrozadas. Salté para alcanzarla.
Cuando logré tener la caja, volvió a subir hasta donde había estado un nido enorme y me senté para revisar la caja. Logré encontrar algunos objetos mágicos, francos rotos que contenían polvo de algún tipo que apestaba azufre. El amuleto que me habían pedido encontrar estaba ahí… quemado y destrozado. Gruñí molesta por el hallazgo inútil pero era mi misión. Encontrarle.
Guardé la caja en mi bolso y me disponía a bajar de salto en salto por las rocas cuando un aroma peculiar me llegó a la nariz. Me detuve en uno de los nidos vacíos para revisar por todos lados, y lo percibí inmediatamente, un pequeño movimiento y un aroma a carne viva. Uno de los nidos más abajo. Salté sin importar más hasta llegar a aquel sitio.
Me acerqué con cautela, olfateando y cuando moví los cascarones de huevo, vi una cría. Quizá de un año ya que era larga como de metro y medio. Verde completamente. Una cría de galés verde. Me incliné lentamente y la cría apenas si se hizo hacia atrás y chillo asustada. Lo imaginé pero le miré y extendí la mano, recibiendo una llamarada suave de su parte, quemándome la piel pero aun con el ardor no me detuve. El miedo del calor hizo que la cría se quedara quieta y se dejara acariciar apenas.
─ Tranquilo pequeño, No he de lastimarte ─ le susurré cuando me quité la manta que traía y lo tapaba para envolverle con cuidado de no lastimar sus alitas ni sus patas. Me ponía mal porque a su alrededor podía ver cómo había otras dos crías casi iguales a él, quemadas y casi destazadas por el fuego. ─ Eres valiente, pequeño, prometo que encontraré al bastardo que hizo esto a tu hogar y le mataré ─ le susurré antes de bajar de un salto del nido y comenzar a correr con él en brazos sin lastimarle. Sabía que debía ponerle en una jaula pero él no merecía estar en una jaula así, era una cría apenas.
Corrí con gran velocidad hasta el aroma que podía percibir de los demás alumnos. Deteniéndome a varios metros de ellos aun con la cría en brazos. No debían verme aun por lo que hice un rodeo completo por todo el sitio, y llegar a donde estaban los mismos encargados, y pude ver como estaban tratando a un dragón joven. Aún vivos. Aun había seres vivos ahí.
Mi misión había sido cumplida, tenía lo solicitado. Debía de quedarme a buscar más sobrevivientes. Después de dejar a la cría en brazos de una cuidadora, me di la vuelta y volví a salir corriendo para reunirme con los lobos a un kilómetro de donde estaban los demás alumnos. Lejos de ellos. ─ Hay sobrevivientes, buscaremos más dragones vivos, huevos intactos, lo que sea que podamos recuperar que esté en buen estado dentro de esta área. No se acerquen al fuego y cuando hallen algo, aúllen ─ les ordené y todos salieron corriendo. Me erguí y volví a ver el sitio desolado.
─ Ese bastardo de mierda. Cuando te encuentre, te haré pedazos ─ y aplaste una roca que tenía en la mano antes de salir disparada de ahí para seguir buscando.
─ En teoría, debería estar cerca del refugio central. Cerca de los nidos, para poder protegerlos ─ medité antes de mirar hacia todo el lugar, corría el aire, levantando un poco las cenizas, y pude ver cómo había una gran montaña a lo lejos, era el sitio ideal para los nidos de los dragones más importantes por lo que guardé la hoja y comencé a correr de nuevo hacia esa dirección, usando toda mi velocidad sin que nada me detuviera, saltando rocas, sobre árboles quemados, montañas de cenizas. Olfateaba el lugar en busca de algo más.
El aroma a quemado y el fuego que estaba comenzando a disminuir, me estaban poniendo los vellos de la nuca de punta. Alterada y molesta. Me tapé la nariz un segundo y después seguía corriendo hasta detenerme justo al pie de aquel risco, viendo restos de nidos. Miré hacia arriba, esperando encontrar algo y un brillo peculiar llamó mi atención, una caja metálica escondida detrás de algunas rocas totalmente destrozadas. Salté para alcanzarla.
Cuando logré tener la caja, volvió a subir hasta donde había estado un nido enorme y me senté para revisar la caja. Logré encontrar algunos objetos mágicos, francos rotos que contenían polvo de algún tipo que apestaba azufre. El amuleto que me habían pedido encontrar estaba ahí… quemado y destrozado. Gruñí molesta por el hallazgo inútil pero era mi misión. Encontrarle.
Guardé la caja en mi bolso y me disponía a bajar de salto en salto por las rocas cuando un aroma peculiar me llegó a la nariz. Me detuve en uno de los nidos vacíos para revisar por todos lados, y lo percibí inmediatamente, un pequeño movimiento y un aroma a carne viva. Uno de los nidos más abajo. Salté sin importar más hasta llegar a aquel sitio.
Me acerqué con cautela, olfateando y cuando moví los cascarones de huevo, vi una cría. Quizá de un año ya que era larga como de metro y medio. Verde completamente. Una cría de galés verde. Me incliné lentamente y la cría apenas si se hizo hacia atrás y chillo asustada. Lo imaginé pero le miré y extendí la mano, recibiendo una llamarada suave de su parte, quemándome la piel pero aun con el ardor no me detuve. El miedo del calor hizo que la cría se quedara quieta y se dejara acariciar apenas.
─ Tranquilo pequeño, No he de lastimarte ─ le susurré cuando me quité la manta que traía y lo tapaba para envolverle con cuidado de no lastimar sus alitas ni sus patas. Me ponía mal porque a su alrededor podía ver cómo había otras dos crías casi iguales a él, quemadas y casi destazadas por el fuego. ─ Eres valiente, pequeño, prometo que encontraré al bastardo que hizo esto a tu hogar y le mataré ─ le susurré antes de bajar de un salto del nido y comenzar a correr con él en brazos sin lastimarle. Sabía que debía ponerle en una jaula pero él no merecía estar en una jaula así, era una cría apenas.
Corrí con gran velocidad hasta el aroma que podía percibir de los demás alumnos. Deteniéndome a varios metros de ellos aun con la cría en brazos. No debían verme aun por lo que hice un rodeo completo por todo el sitio, y llegar a donde estaban los mismos encargados, y pude ver como estaban tratando a un dragón joven. Aún vivos. Aun había seres vivos ahí.
Mi misión había sido cumplida, tenía lo solicitado. Debía de quedarme a buscar más sobrevivientes. Después de dejar a la cría en brazos de una cuidadora, me di la vuelta y volví a salir corriendo para reunirme con los lobos a un kilómetro de donde estaban los demás alumnos. Lejos de ellos. ─ Hay sobrevivientes, buscaremos más dragones vivos, huevos intactos, lo que sea que podamos recuperar que esté en buen estado dentro de esta área. No se acerquen al fuego y cuando hallen algo, aúllen ─ les ordené y todos salieron corriendo. Me erguí y volví a ver el sitio desolado.
─ Ese bastardo de mierda. Cuando te encuentre, te haré pedazos ─ y aplaste una roca que tenía en la mano antes de salir disparada de ahí para seguir buscando.
Erza Jezabel Fullbuster- Prefecto de Gryffindor
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Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Lana espero. Paciente. A lo que Grayland daba las correspondientes ordenes como mandaba su cargo. Entre tanto, observo con algo de curiosidad a la chica dragón y a la gran criatura negra que llevaba a su lado. Tranquila, como esperando un indicio o una señal para desatar su ira y barrerlos a todos con un simple movimiento. La inquietaba. Demasiado. Mas cuando los que la rodeaban conservaban la misma calma que ella. Como si fuera una bruja mas. La chica de cabellos rubios siguió a Hamilthon hacia Rizzo y el grupo de alumnos. Malhumorado. O eso le pareció a Lana. La que aun permanecía callada con la carpeta de piel abierta de par en par y las dos cartas a la vista.
Una vez el jefe auror se centro en ella, Alana carraspeo apartándose del rostro su cabello color azul claro. Volviendo a su faceta profesional. Cogió la carta del colegio y la alzo a la vista del hombre, para que pudiera leerla mientras ella resumía la situación - Ha llegado esta misma mañana a primera hora. Según se redacta, hace pocos dias hallaron caía la noche a una alumna del colegio - Lana suspiro, ahora venia el plato fuerte - descuartizada. Completamente. No han podido saber mucha información mas debido a como la han encontrado. Dicen que posiblemente haya sido una bestia la que ha hecho esto - Paro, dando tiempo a Grayland para asimilar todo aquello - Pedían un auror con extrema urgencia, y a la única persona que encontré en la oficina fue a la Señorita Belarbi, por eso ella no esta aquí. Ha partido hacia Hogwarts a la misma vez que yo me dirigía a buscarle. Me ha pedido que vaya expresamente a buscarle, espero que no le importe. Esta es la carta que he redactado para el colegio, la he mandado antes de venir. La traigo porque pensé que quería leerla.
Callo. Esperando ordenes. Seguro la despachaba con un agradecimiento y la aconsejaba el volver a Londres. Pero ya que se habia decidido a viajar aquí. Lana quería ayudar en todo lo que fuera posible. No se una simple recadera entre una cuidad y otra. Así que se clavo a un lado del hombre mientras el leía las cartas, observando a Rizzo, Hamilthon y el grupo de alumnos. Parece que uno de ellos encontró una pequeña esperanza de vida, ya que de reinar un sepulcral silencio, nació un pequeño alboroto entre ellos mientras el profesor les daba ordenes. Lana sonrió. Orgullosa. Como su madre les sonreía a ella y a Rose. Pequeños valientes. En vez de ir magos experimentados, un grupo de jóvenes eran los encargados de salvar unas cuantas vidas. Sintió curiosidad, y se puso de puntillas para intentar ver algo.
Una vez el jefe auror se centro en ella, Alana carraspeo apartándose del rostro su cabello color azul claro. Volviendo a su faceta profesional. Cogió la carta del colegio y la alzo a la vista del hombre, para que pudiera leerla mientras ella resumía la situación - Ha llegado esta misma mañana a primera hora. Según se redacta, hace pocos dias hallaron caía la noche a una alumna del colegio - Lana suspiro, ahora venia el plato fuerte - descuartizada. Completamente. No han podido saber mucha información mas debido a como la han encontrado. Dicen que posiblemente haya sido una bestia la que ha hecho esto - Paro, dando tiempo a Grayland para asimilar todo aquello - Pedían un auror con extrema urgencia, y a la única persona que encontré en la oficina fue a la Señorita Belarbi, por eso ella no esta aquí. Ha partido hacia Hogwarts a la misma vez que yo me dirigía a buscarle. Me ha pedido que vaya expresamente a buscarle, espero que no le importe. Esta es la carta que he redactado para el colegio, la he mandado antes de venir. La traigo porque pensé que quería leerla.
Callo. Esperando ordenes. Seguro la despachaba con un agradecimiento y la aconsejaba el volver a Londres. Pero ya que se habia decidido a viajar aquí. Lana quería ayudar en todo lo que fuera posible. No se una simple recadera entre una cuidad y otra. Así que se clavo a un lado del hombre mientras el leía las cartas, observando a Rizzo, Hamilthon y el grupo de alumnos. Parece que uno de ellos encontró una pequeña esperanza de vida, ya que de reinar un sepulcral silencio, nació un pequeño alboroto entre ellos mientras el profesor les daba ordenes. Lana sonrió. Orgullosa. Como su madre les sonreía a ella y a Rose. Pequeños valientes. En vez de ir magos experimentados, un grupo de jóvenes eran los encargados de salvar unas cuantas vidas. Sintió curiosidad, y se puso de puntillas para intentar ver algo.
Lana N. Laurent- Ministerio de Magia
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Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Recibí una nueva orden de Rizzo tras un destello de luces rojas indicando la posición de algo en la dirección en la que había marchado Nero, sentía curiosidad por ver que pasaba, por saber si se había encontrado algo de valor o no, pero tenía que aguardar y preguntar después, cuando todo hubiese pasado; de forma que siguiendo las instrucciones del profesor cogió otra dirección situándose en un ángulo de 30º del punto de partida de la dirección anterior y comenzando a caminar nuevamente pero esta vez en la nueva dirección; había recuperado la caja y por el momento la sostenía portándola con la mano izquierda, esa caja no era un peligro, el potencial peligro era lo que quedase en su interior en cada inspección del terreno.
Lo primero que encontré fue una escoba partida por la mitad, completamente destrozada, pero no había ningún cuerpo cerca a saber desde donde había venido la escoba o a donde había caído el cuerpo, parecía ser que alguien había intentado defender el lugar volando y a juzgar por el estado de la escoba las cosas no habían salido nada bien; la tome con cuidado y la deposite en la caja, era algo que debía ser examinado por alguien experto, quizá esa escoba aportase algún dato que aclarase por qué un incendio de tal magnitud.
Continué caminando llevando ya por levitación la caja y depositándola con delicadeza en el suelo cada vez que me detenía a observar con atención un lugar en busca de más objetos o cosas significativas; donde me detuve esta vez había una especie de charca, el agua se veía de un color aceptable, nada tóxico; me alce la manga de la túnica para tocar el agua con el codo, su temperatura era cálida pero agradable; en el fondo de la charca había un par de huevos que parecían intactos, pero que estuviesen intactos no significaba que estuviesen vivos, podría estar el cascaron perfectamente pero dentro no haber nada vivo. Me alce y utilice un encantamiento convocador en ellos, uno a uno, cogiéndolos con cuidado y depositándolos en el fondo de la caja sobre mi túnica puesta como amortiguador; de forma que ahora estaba únicamente en la camisa blanca del uniforme junto a los pantalones; los había colocado así para en caso de estar vivos que al menos estuvieran lo más protegidos posible, ignoraba de que especie eran esos huevos pero tampoco es que me importase demasiado, si estaban vivos fueran de la especie que fueran sería espléndido. Continué examinando los arreadores hallando sobretodo cascaras de huevos rotos y restos de embriones, los coloque también en la caja.
Cuando llegue el límite del cual no debía avanzar más me volví y camine de regreso, esta vez portando la caja con más cuidado y delicadeza que la anterior fijándome bien por si había pasado algo por alto, por suerte no había nada que no hubiese visto antes, me recordé mentalmente indagar sobre la recuperación de los suelos y los vegetales tras ser arrasados por el fuego – aquí hay más – anuncie en tono serio depositando la caja nuevamente en la zona de clasificación – una escoba destrozada, más torzos de huevos y embriones de dragón – dije mientras sacaba las cosas de la caja dejándolas en la zona de clasificación donde mis compañeros luego las agruparían en su lugar correspondiente – dos huevos con la cascara aparentemente intacta – saque los huevos que había envuelto con mi túnica – estaban en el fondo de una charca cuya agua estaba sobre los 37 ºC aproximadamente – informe, depositando los huevos y la túnica con cuidado en el suelo, esperando que hallasen algo en cuanto los examinaran.
Tome de nuevo la caja aguardando nuevas instrucciones.
Lo primero que encontré fue una escoba partida por la mitad, completamente destrozada, pero no había ningún cuerpo cerca a saber desde donde había venido la escoba o a donde había caído el cuerpo, parecía ser que alguien había intentado defender el lugar volando y a juzgar por el estado de la escoba las cosas no habían salido nada bien; la tome con cuidado y la deposite en la caja, era algo que debía ser examinado por alguien experto, quizá esa escoba aportase algún dato que aclarase por qué un incendio de tal magnitud.
Continué caminando llevando ya por levitación la caja y depositándola con delicadeza en el suelo cada vez que me detenía a observar con atención un lugar en busca de más objetos o cosas significativas; donde me detuve esta vez había una especie de charca, el agua se veía de un color aceptable, nada tóxico; me alce la manga de la túnica para tocar el agua con el codo, su temperatura era cálida pero agradable; en el fondo de la charca había un par de huevos que parecían intactos, pero que estuviesen intactos no significaba que estuviesen vivos, podría estar el cascaron perfectamente pero dentro no haber nada vivo. Me alce y utilice un encantamiento convocador en ellos, uno a uno, cogiéndolos con cuidado y depositándolos en el fondo de la caja sobre mi túnica puesta como amortiguador; de forma que ahora estaba únicamente en la camisa blanca del uniforme junto a los pantalones; los había colocado así para en caso de estar vivos que al menos estuvieran lo más protegidos posible, ignoraba de que especie eran esos huevos pero tampoco es que me importase demasiado, si estaban vivos fueran de la especie que fueran sería espléndido. Continué examinando los arreadores hallando sobretodo cascaras de huevos rotos y restos de embriones, los coloque también en la caja.
Cuando llegue el límite del cual no debía avanzar más me volví y camine de regreso, esta vez portando la caja con más cuidado y delicadeza que la anterior fijándome bien por si había pasado algo por alto, por suerte no había nada que no hubiese visto antes, me recordé mentalmente indagar sobre la recuperación de los suelos y los vegetales tras ser arrasados por el fuego – aquí hay más – anuncie en tono serio depositando la caja nuevamente en la zona de clasificación – una escoba destrozada, más torzos de huevos y embriones de dragón – dije mientras sacaba las cosas de la caja dejándolas en la zona de clasificación donde mis compañeros luego las agruparían en su lugar correspondiente – dos huevos con la cascara aparentemente intacta – saque los huevos que había envuelto con mi túnica – estaban en el fondo de una charca cuya agua estaba sobre los 37 ºC aproximadamente – informe, depositando los huevos y la túnica con cuidado en el suelo, esperando que hallasen algo en cuanto los examinaran.
Tome de nuevo la caja aguardando nuevas instrucciones.
Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Como era de suponerse el profesor Rizzo llegó en mi auxilio. Apresó al dragón. Le ayudé a mantenerlo levitando. Era necesario llevarlo a donde pudieran darle atención especial. Me preocupaba verlo así. Me miraba con ciento recelo o eso sentí. Seguro pensaba que le haría daño pero no era así. Solo le dedicaba una nerviosa y temblorosa sonrisa con la promesa entre mis labios de que estaría bien, de que se pondría mejor y principalmente. Que viviría. Al llegar el profesor le dio las coordenadas a los encargados y dejamos ahí al dragón. Últimamente pensaba que Rizzo es lo más cercano a un padre que tengo. Aquello me da nervios por la broma de Lette pero, era así.
Se acercó a mí el profesor y colocó su tosca mano en mi hombro. Sus palabras me relajaron así como el tono de voz que utilizó. Era tan raro escucharlo así pero por el momento no importaba. Había sido de provecho para el dragón y eso ya era algo para mí. Me daba esperanza para seguir. Rizzo me conocía muy bien puesto que no retiró su mano de mi hombro para que pudiera regresar a ver al dragón. Era muy listo de su parte.
Al llegar con los otros Alex regresaba con un huevo. Todo estaba mejorando. Feliz era poco, rebosaba de alegría. El profesor hizo lo propio con el huevo y me dijo que eligiese otra dirección. Lo hice de inmediato. Caminé determinado y con aire renovado. El olor de madera quemada ahora no me movía ni un poco. Recogí unas cuantas cosas en el suelo. Un reloj de bolsillo lizo del frente por el calor supongo ya que se veía como el calor lo había dejado en aquel estado. Un par de varitas una entera y otra partida lastimeramente en tres partes apenas con una pluma de feliz uniendo dos de las tres conformantes. Escuché un estruendo demasiado fuerte pero lejano. Un enorme árbol calló desde el centro del incendio a algunos otros cuantos periféricos. El fuego ya estaba más calmado pero no lo suficiente como para adentrarnos. Los dragones sanos estarían perfectos ahí dentro. El calor no les haría daño pero los heridos necesitaban atención. Las cenizas se elevaron de nuevo y el viento que se levantó avivó las llamas. Mirarlo, a pesar de la distancia, era desgarrador.
Se escucharon unos cuantos rugidos ahogados entre las llamas pero era imposible divisar algo. Cubrí mis ojos y mi nariz para que las cenizas no hicieran de las suyas. Cuando pasó un poco me aventuré a mirar. Las llamas se expandían de nuevo. Solo me quedaban unos minutos que debía aprovechar tanto como podía. Rizzo se daría cuenta y nos regresaría a todos al castillo y yo debía hacerme cargo de Viscol. -Demonios.- Corrí un poco recogiendo restos que sinceramente no me detuve a mirar. Cáscaras de huevos, pequeños cadáveres. Restos de nido. No tenía tiempo. –Solo un poco más.- Me repetía en voz alta. Todo lo tomaba presurosamente. Un huevo. Lo tomé con rapidez. Estaba frío, irónicamente frío. Regresé tan rápido como pude para que se organizaran los objetos que había encontrado. –Profesor... Un huevo, no sé si se pueda hacer algo con él.- No esperé respuesta, solo lo tomó. Me acerqué al caballo color azabache que ya estaba nervioso. Lo acaricié y desaté con cuidado. Lo obligué a mirarme. –Merge acasă.- Le ordené y le di una palmada en el lomo al que respondió corriendo a la residencia.
Se acercó a mí el profesor y colocó su tosca mano en mi hombro. Sus palabras me relajaron así como el tono de voz que utilizó. Era tan raro escucharlo así pero por el momento no importaba. Había sido de provecho para el dragón y eso ya era algo para mí. Me daba esperanza para seguir. Rizzo me conocía muy bien puesto que no retiró su mano de mi hombro para que pudiera regresar a ver al dragón. Era muy listo de su parte.
Al llegar con los otros Alex regresaba con un huevo. Todo estaba mejorando. Feliz era poco, rebosaba de alegría. El profesor hizo lo propio con el huevo y me dijo que eligiese otra dirección. Lo hice de inmediato. Caminé determinado y con aire renovado. El olor de madera quemada ahora no me movía ni un poco. Recogí unas cuantas cosas en el suelo. Un reloj de bolsillo lizo del frente por el calor supongo ya que se veía como el calor lo había dejado en aquel estado. Un par de varitas una entera y otra partida lastimeramente en tres partes apenas con una pluma de feliz uniendo dos de las tres conformantes. Escuché un estruendo demasiado fuerte pero lejano. Un enorme árbol calló desde el centro del incendio a algunos otros cuantos periféricos. El fuego ya estaba más calmado pero no lo suficiente como para adentrarnos. Los dragones sanos estarían perfectos ahí dentro. El calor no les haría daño pero los heridos necesitaban atención. Las cenizas se elevaron de nuevo y el viento que se levantó avivó las llamas. Mirarlo, a pesar de la distancia, era desgarrador.
Se escucharon unos cuantos rugidos ahogados entre las llamas pero era imposible divisar algo. Cubrí mis ojos y mi nariz para que las cenizas no hicieran de las suyas. Cuando pasó un poco me aventuré a mirar. Las llamas se expandían de nuevo. Solo me quedaban unos minutos que debía aprovechar tanto como podía. Rizzo se daría cuenta y nos regresaría a todos al castillo y yo debía hacerme cargo de Viscol. -Demonios.- Corrí un poco recogiendo restos que sinceramente no me detuve a mirar. Cáscaras de huevos, pequeños cadáveres. Restos de nido. No tenía tiempo. –Solo un poco más.- Me repetía en voz alta. Todo lo tomaba presurosamente. Un huevo. Lo tomé con rapidez. Estaba frío, irónicamente frío. Regresé tan rápido como pude para que se organizaran los objetos que había encontrado. –Profesor... Un huevo, no sé si se pueda hacer algo con él.- No esperé respuesta, solo lo tomó. Me acerqué al caballo color azabache que ya estaba nervioso. Lo acaricié y desaté con cuidado. Lo obligué a mirarme. –Merge acasă.- Le ordené y le di una palmada en el lomo al que respondió corriendo a la residencia.
Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Varias veces me habían llegado a preguntar cual era la diferencia entre el jefe de Aurores y un simple Auror mas, las diferencia estaba claro en la postura y determinación del señor Rizzo, no del señor Grayland... la toma de decisiones rápida, la coordinación de los demás a su alrededor con una mente fría, el no dejarse llevar por sus necesidades y querencias personales en pleno trabajo... por unos instantes me gire a mirar al señor Rizzo, preguntándome en mi mente porque no seria el nuestro jefe de Aurores aun sabiendo la respuesta, la docencia era su vocación.
Sus palabras me sacaron de mis propios pensamientos, asintiendo con la cabeza para girarme a buscar con la mirada aquella escoba, pudiendo así distinguirla - Accio escoba - con un suave y decidido movimiento de mi varita, atrayendo la escoba para tomarla con una de mis manos, apoyándome en ella para subir a los cielos, teniendo así una visión mucho mejor del lugar... tan desoladora como cabía esperar si no lo era un poco mas a cada metro que surcaba sus aires, buscando algo que pudiera alentar los corazones de cada uno de los presentes en el lugar, una pequeña muestra de esperanza que nos librara de las llamas, sangre y destrucción que nos rodeaba para dejar un pequeño atisbo de esperanza en todos nuestros corazones.
El crepitar de las llamas, focos dispersos por todo el lugar, pequeños destellos de los jóvenes alumnos que habían encontrado diferentes tesoros, el caminar y deambular de voluntarios, incluso el correr de una extraña manada de lobos junto a una figura humanoide, aunque no terminaba de distinguir quien era... pero no era relevante en estos momentos, eran como pequeñas hormigas que deambulan por aquel dantesco paraje - Quizás... - susurre afinando mi mirada al creer divisar un nido en el suelo que parecía estar en demasiado buen estado en comparación con todo lo que le rodeaba, descendiendo rápidamente como un tenue rayo de esperanza que se abría paso por la destrucción y muerte hasta llegar junto a aquel nido, posando mis pies en el suelo, tomando así la escoba con una de mis manos mientras daba unos últimos pasos para aproximarme al nido - no puedo cree... - empece a decir conforme me agachaba, viendo los huevos en perfecto estado hasta que mi mirada se poso en la base de estos, rota por completo, habiendo dejado que la seca hojarasca que componía el nido se hubiera convertido en un lago oculto de sangre dragontina - era demasiado pedir... - susurre para mi al incorporarme, negando con la cabeza antes de mirar a mi alrededor, pudiendo ver una pequeña pila de cuerpos carbonizados, lo que me extraño sobremanera dada la lejanía de donde se encontraban todos los grupos buscando.
La innata curiosidad que siempre había tenido hizo que me acercara para ver que podía haber provocado aquella colocación final en su muerte, conforme mas me acercaba mas me empezaban a sonar aquellos cuerpos - Gruntz... - susurre al distinguir la característica empuñadura de plata a medio fundir en la carbonizada mano del antiguo Auror - no me digas... - apresurándome esos últimos pasos para apoyar mi mano sobre los cuerpos para dejar salir un gruñido tras chasquear mi lengua, eran los cuerpos de tres Aurores, pero - ¿ que estaban intentando proteger ? - resonó en mi mente conforme apartaba con sumo cuidado el cuerpo del joven Gruntz, un Auror que apenas tenia un par de años mas que yo y ahora no era mas que una masa carbonizada.... ¿ habría sido yo uno de estos cuerpos de haber estado aquí ? ¿ acaso el apellido Hamilthon habría frenado el fuego ? Tonterías que me reprochaba mi mente hasta poder vislumbrar el cuerpo de un niño, demasiado bien conservado con todo lo que había a nuestro alrededor, oculto y amparado bajo los carbonizados cuerpos de los Aurores.
Fruncí en exceso el ceño, acercando lenta y suavemente mi mano al cuerpo de aquel niño, notando que aun parecía seguir con vida, mas aun cuando abrió los ojos con un excesivo esfuerzo, intentando mover uno de sus enllagados brazos hacia mi, no sabia si con temor o con alivio - Tranquilo, conseguiremos que te repongas - dije rápidamente conforme levantaba mi varita, dejando que aquel pequeño artificio rojo llamara la atención de los integrantes del cuerpo medico que estuviera mas cerca, agachando de nuevo mi mirada a el, apenas podía respirar menos aun llegar a hablar con el dolor mas que claro que estaba sufriendo el joven - te se sacare de ahí - le dije en un cálido tono de voz, aprovechando la continua practica a la que me había sometido mi padre para controlar mis emociones, conforme me apresuraba a quitar los restos calcinados de los otros dos Aurores con el justo cuidado de no dañar al joven.
Ahora que estaba al descubierto su visión aun era mas descorazonadora si cabía, las partes visibles de su piel se encontraban llenas de llagas por el inmenso calor que había soportado, aun cuando la peor parte se la habían llevado los tres hombres que pretendían protegerlo, la mayoría de su ropa estaba tan deteriorada que no se sabia si el negro era su color o solo el resultado de las altas temperaturas que habían llegado a pegar aquellos jirones de ropa a su carne... sin embargo mi rostro debía de permanecer calmado, debía de brindarle una sonrisa de consuelo a aquel joven que apenas tendría 10 años - No intentes hablar, guarda tus fuerzas - en un tenue susurro, tomando aquella mano que agitaba entre las mías - solo no te duermas... - centrando mi azulada mirada en la del pequeño - ¿ que demonios hacia un niño como el aquí ? - una pregunta que resonó impotente en mi mente mientras buscaba consolar al niño hasta que llegaran.
Podía verse mas que claramente la continua lucha del joven por permanecer consciente, sus temblorosos parpados subían y bajaban de manera intermitente - Eres un joven muy valiente - le anime en aquel cálido tono de voz aunque por dentro moría porque llegara ya alguno de aquellos magos que podrían estabilizar al moribundo joven - estas haciéndolo muy bi.. - mis palabras se cortaron al percatarme de que sus ojos llevaban ya un minuto cerrados, su cuerpo parecía ya no moverse buscando aquel necesario aire - no puedes rendirte - presionando mi mandíbula, haciendo así que mis palabras fueran emitidas en un extraño tono de voz forzado al sentir como la vida de aquel infante se escapaba entre mis manos, como no podía hacer nada a sabiendas de que mis conocimientos en conjuros de curación no eran ni por asomo suficientes para esta situación...
¿ Cuanto tiempo tardaron en llegar los integrantes del cuerpo de curación ? la verdad es que no sabría decirlo, me perdí vagamente en aquellos pensamientos, en aquellos sentimientos de impotencia que cada vez inundaban mas mi ser... me había convertido en Auror para salvar vidas, para proteger a los demas y sin embargo no había sido capaz de salvarle, si yo hubiera ocupado el lugar de Gruntz o alguno de los otros dos Aurores seria mi cuerpo el que habría protegido de manera infructuosa al joven infante... ¿ esto es todo lo que valía ? ¿ aun siendo un Hamilthon era todo lo que podía hacer ? las voces de los recién llegados magos me sacaron de estos pensamientos, aun con mi tensa mandíbula me gire a mirarlos con mi estoico y frío semblante solo desdibujado por el riachuelo ya seco de una única lagrima que había recorrido mi rostro en silencio y soledad. Ni siquiera llegue a escucharles demasiado, mi mente esta embotada mientras me acercaba a los cuerpos de los Aurores - Por favor, etiqueten estos restos como pertenecientes al cuerpo de Aurores ¿ puedo tomar los restos de sus varitas ? - pregunte de manera fría, como si nada de mi alrededor pudiera alterarme, tomando las varitas de estos cuando me lo permitieron, aunque hubiera sido mejor referirnos como restos de varitas, mas las empuñaduras y algunos núcleos semi calcinados, que acabe envolviendo en una pequeña pieza de tela antes de guardarla en el interior de mi chaqueta, tomando la escoba para regresar al lugar desde el que había partido.
Encontré a tres de los Aurores destinados en el lugar... - dije con frialdad al pisar el suelo de nuevo, junto al profesor y Auror adjunto Rizzo - el señor Gruntz era uno de ellos, parece que intentaban proteger a un niño del fuego - negué suavemente con la cabeza, dejando que esa fuera la explicación final sin necesidad de decir todo lo que había pasado - tengo lo que quedan de sus varitas, quizás nos ayude - le informe con pasmosa frialdad - el fuego sigue devastando demasiado el lugar, al menos no he podido encontrar demasiado mas desde el aire - dejando la escoba a un lado conforme sacaba el trozo de tela que contenía los restos de las varitas, intentando pensar que clase de fuego podría convertir un núcleo de esencia de dragon en algo como lo que quedaba de la varita de Gruntz.
Sus palabras me sacaron de mis propios pensamientos, asintiendo con la cabeza para girarme a buscar con la mirada aquella escoba, pudiendo así distinguirla - Accio escoba - con un suave y decidido movimiento de mi varita, atrayendo la escoba para tomarla con una de mis manos, apoyándome en ella para subir a los cielos, teniendo así una visión mucho mejor del lugar... tan desoladora como cabía esperar si no lo era un poco mas a cada metro que surcaba sus aires, buscando algo que pudiera alentar los corazones de cada uno de los presentes en el lugar, una pequeña muestra de esperanza que nos librara de las llamas, sangre y destrucción que nos rodeaba para dejar un pequeño atisbo de esperanza en todos nuestros corazones.
El crepitar de las llamas, focos dispersos por todo el lugar, pequeños destellos de los jóvenes alumnos que habían encontrado diferentes tesoros, el caminar y deambular de voluntarios, incluso el correr de una extraña manada de lobos junto a una figura humanoide, aunque no terminaba de distinguir quien era... pero no era relevante en estos momentos, eran como pequeñas hormigas que deambulan por aquel dantesco paraje - Quizás... - susurre afinando mi mirada al creer divisar un nido en el suelo que parecía estar en demasiado buen estado en comparación con todo lo que le rodeaba, descendiendo rápidamente como un tenue rayo de esperanza que se abría paso por la destrucción y muerte hasta llegar junto a aquel nido, posando mis pies en el suelo, tomando así la escoba con una de mis manos mientras daba unos últimos pasos para aproximarme al nido - no puedo cree... - empece a decir conforme me agachaba, viendo los huevos en perfecto estado hasta que mi mirada se poso en la base de estos, rota por completo, habiendo dejado que la seca hojarasca que componía el nido se hubiera convertido en un lago oculto de sangre dragontina - era demasiado pedir... - susurre para mi al incorporarme, negando con la cabeza antes de mirar a mi alrededor, pudiendo ver una pequeña pila de cuerpos carbonizados, lo que me extraño sobremanera dada la lejanía de donde se encontraban todos los grupos buscando.
La innata curiosidad que siempre había tenido hizo que me acercara para ver que podía haber provocado aquella colocación final en su muerte, conforme mas me acercaba mas me empezaban a sonar aquellos cuerpos - Gruntz... - susurre al distinguir la característica empuñadura de plata a medio fundir en la carbonizada mano del antiguo Auror - no me digas... - apresurándome esos últimos pasos para apoyar mi mano sobre los cuerpos para dejar salir un gruñido tras chasquear mi lengua, eran los cuerpos de tres Aurores, pero - ¿ que estaban intentando proteger ? - resonó en mi mente conforme apartaba con sumo cuidado el cuerpo del joven Gruntz, un Auror que apenas tenia un par de años mas que yo y ahora no era mas que una masa carbonizada.... ¿ habría sido yo uno de estos cuerpos de haber estado aquí ? ¿ acaso el apellido Hamilthon habría frenado el fuego ? Tonterías que me reprochaba mi mente hasta poder vislumbrar el cuerpo de un niño, demasiado bien conservado con todo lo que había a nuestro alrededor, oculto y amparado bajo los carbonizados cuerpos de los Aurores.
Fruncí en exceso el ceño, acercando lenta y suavemente mi mano al cuerpo de aquel niño, notando que aun parecía seguir con vida, mas aun cuando abrió los ojos con un excesivo esfuerzo, intentando mover uno de sus enllagados brazos hacia mi, no sabia si con temor o con alivio - Tranquilo, conseguiremos que te repongas - dije rápidamente conforme levantaba mi varita, dejando que aquel pequeño artificio rojo llamara la atención de los integrantes del cuerpo medico que estuviera mas cerca, agachando de nuevo mi mirada a el, apenas podía respirar menos aun llegar a hablar con el dolor mas que claro que estaba sufriendo el joven - te se sacare de ahí - le dije en un cálido tono de voz, aprovechando la continua practica a la que me había sometido mi padre para controlar mis emociones, conforme me apresuraba a quitar los restos calcinados de los otros dos Aurores con el justo cuidado de no dañar al joven.
Ahora que estaba al descubierto su visión aun era mas descorazonadora si cabía, las partes visibles de su piel se encontraban llenas de llagas por el inmenso calor que había soportado, aun cuando la peor parte se la habían llevado los tres hombres que pretendían protegerlo, la mayoría de su ropa estaba tan deteriorada que no se sabia si el negro era su color o solo el resultado de las altas temperaturas que habían llegado a pegar aquellos jirones de ropa a su carne... sin embargo mi rostro debía de permanecer calmado, debía de brindarle una sonrisa de consuelo a aquel joven que apenas tendría 10 años - No intentes hablar, guarda tus fuerzas - en un tenue susurro, tomando aquella mano que agitaba entre las mías - solo no te duermas... - centrando mi azulada mirada en la del pequeño - ¿ que demonios hacia un niño como el aquí ? - una pregunta que resonó impotente en mi mente mientras buscaba consolar al niño hasta que llegaran.
Podía verse mas que claramente la continua lucha del joven por permanecer consciente, sus temblorosos parpados subían y bajaban de manera intermitente - Eres un joven muy valiente - le anime en aquel cálido tono de voz aunque por dentro moría porque llegara ya alguno de aquellos magos que podrían estabilizar al moribundo joven - estas haciéndolo muy bi.. - mis palabras se cortaron al percatarme de que sus ojos llevaban ya un minuto cerrados, su cuerpo parecía ya no moverse buscando aquel necesario aire - no puedes rendirte - presionando mi mandíbula, haciendo así que mis palabras fueran emitidas en un extraño tono de voz forzado al sentir como la vida de aquel infante se escapaba entre mis manos, como no podía hacer nada a sabiendas de que mis conocimientos en conjuros de curación no eran ni por asomo suficientes para esta situación...
¿ Cuanto tiempo tardaron en llegar los integrantes del cuerpo de curación ? la verdad es que no sabría decirlo, me perdí vagamente en aquellos pensamientos, en aquellos sentimientos de impotencia que cada vez inundaban mas mi ser... me había convertido en Auror para salvar vidas, para proteger a los demas y sin embargo no había sido capaz de salvarle, si yo hubiera ocupado el lugar de Gruntz o alguno de los otros dos Aurores seria mi cuerpo el que habría protegido de manera infructuosa al joven infante... ¿ esto es todo lo que valía ? ¿ aun siendo un Hamilthon era todo lo que podía hacer ? las voces de los recién llegados magos me sacaron de estos pensamientos, aun con mi tensa mandíbula me gire a mirarlos con mi estoico y frío semblante solo desdibujado por el riachuelo ya seco de una única lagrima que había recorrido mi rostro en silencio y soledad. Ni siquiera llegue a escucharles demasiado, mi mente esta embotada mientras me acercaba a los cuerpos de los Aurores - Por favor, etiqueten estos restos como pertenecientes al cuerpo de Aurores ¿ puedo tomar los restos de sus varitas ? - pregunte de manera fría, como si nada de mi alrededor pudiera alterarme, tomando las varitas de estos cuando me lo permitieron, aunque hubiera sido mejor referirnos como restos de varitas, mas las empuñaduras y algunos núcleos semi calcinados, que acabe envolviendo en una pequeña pieza de tela antes de guardarla en el interior de mi chaqueta, tomando la escoba para regresar al lugar desde el que había partido.
Encontré a tres de los Aurores destinados en el lugar... - dije con frialdad al pisar el suelo de nuevo, junto al profesor y Auror adjunto Rizzo - el señor Gruntz era uno de ellos, parece que intentaban proteger a un niño del fuego - negué suavemente con la cabeza, dejando que esa fuera la explicación final sin necesidad de decir todo lo que había pasado - tengo lo que quedan de sus varitas, quizás nos ayude - le informe con pasmosa frialdad - el fuego sigue devastando demasiado el lugar, al menos no he podido encontrar demasiado mas desde el aire - dejando la escoba a un lado conforme sacaba el trozo de tela que contenía los restos de las varitas, intentando pensar que clase de fuego podría convertir un núcleo de esencia de dragon en algo como lo que quedaba de la varita de Gruntz.
Re: Cenizas de una tragedia. [libre]
Trama
“El fuego comenzó a bajar considerablemente pero en un segundo se hizo más intenso, como una pequeña explosión de calor que obligó a todos a retirarse momentáneamente. Los encargados del Ministerio, solicitaron que todos los voluntarios salieran del margen de la reserva por lo que se le comunicó la noticia al Profesor encargado para que movilizara a los alumnos hacia la residencia Lodge donde usarían la chimenea de su residencia para regresar a Hogsmade y de ahí, encaminarse al Castillo de Hogwarts.”
El equipo de voluntarios consistió en los siguientes:
6 Alumnos
- Nero Lodge (17 años)
- Zackary Wins (17 años)
- Alexander Romanov (14 años)
- Samantha Firecould (16 años)
- Erza Fullbuster (18 años)
- Danielle Hamilthon (16 años)
1 Profesor
- Leonard Rizzo
2 Aurores
- Robb Grayland
- Frederick Hamilthon
1 Trabajadora del Ministerio
- Lana Laurent.
Resultado de Limpieza y búsqueda:
3 Cadáveres de Dragones sin identificar.
16 Cadaveres Humanos
- 5 Voluntarios
- 1 Infante
- 10 Aurores
50 Nidos de Dragones destruidos
1 Longhord Rumano Joven en estado grave
1 Gales verde en cría.
4 Huevos de dragón de diferente especie.
6 Alumnos
- Nero Lodge (17 años)
- Zackary Wins (17 años)
- Alexander Romanov (14 años)
- Samantha Firecould (16 años)
- Erza Fullbuster (18 años)
- Danielle Hamilthon (16 años)
1 Profesor
- Leonard Rizzo
2 Aurores
- Robb Grayland
- Frederick Hamilthon
1 Trabajadora del Ministerio
- Lana Laurent.
Resultado de Limpieza y búsqueda:
3 Cadáveres de Dragones sin identificar.
16 Cadaveres Humanos
- 5 Voluntarios
- 1 Infante
- 10 Aurores
50 Nidos de Dragones destruidos
1 Longhord Rumano Joven en estado grave
1 Gales verde en cría.
4 Huevos de dragón de diferente especie.
Nota: Este tema quedará cerrado completamente y tomarán en cuenta la descripción de arriba como lo que sucedió al final para que regresen al Castillo. Todos los que han participado en esta trama se les recompensará con lo siguiente:
2000 galeones
2 Cromos de Edición Única.
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Vie 14 Abr 2017, 2:25 pm por Natalie Stone
» Registro de Familias || 3.0
Dom 06 Sep 2015, 9:02 pm por Darril Evans
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Dom 06 Sep 2015, 8:54 pm por Darril Evans
» Registro de PB || 3.0
Dom 06 Sep 2015, 8:51 pm por Darril Evans
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Dom 06 Sep 2015, 8:48 pm por Darril Evans
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Dom 30 Ago 2015, 4:36 am por Mark Pascal
» Expecto Patronum - NORMAL
Sáb 29 Ago 2015, 11:53 pm por Liens Brises Admin
» [Dermis E. Sneffels] - Madre//42 años
Sáb 29 Ago 2015, 4:03 pm por Arya Sneffels
» Registro de Empleos || 3.0
Sáb 29 Ago 2015, 3:52 pm por D. Etna Sneffels