Cenizas de una tragedia. [libre]

Había conseguido un traslador para dirigirme al lugar, no me había sido difícil conseguirlo teniendo en cuenta que mi padre era el jefe de cooperación mágica internacional, no me agradaba nada recurrir a esto pero la ocasión lo ameritaba; quería acudir como voluntario para ayudar en todo lo que pudiera; llegue a una zona habilitada para trasladores, al parecer estaba previsto que mucha más gente llegase a aportar su grano de arena en la crisis; por fortuna al ser mayor de edad podía tener cierta libertad para venir, sin pedir autorizaciones a nadie.

Mostré la acreditación como voluntario al tipo que estaba en la puerta de entrada a la reserva controlandolo todo, una vez me dio el visto bueno entre contemplando un terremos completamente calcinado del que todavía salia humo, parecía como si la misma tierra se hubiese abierto escupiendo de sus entrañas es fuego que contenía - esto no es un incendio normal - pensé en voz alta, no es que tuviese mucha experiencia sobre incendios pero nunca había leido sobre nada asi

Seguí caminando hasta que vi a un chico sobre un caballo - bonito purasangre - dije al acercarme, se trataba de Nero, contemple los alrrededores, ahí las cosas todavía estaban pero que donde estaba hace un par de minutos - dan ganas de vomitar - dije mirando la masacre

Había por fin llegado mi encargo, no podía haber sido en mejor momento, debido a que no contaba con ningún tipo de autorización de ningún familiar pues no tenía planeado avisar a mi tío que me iría como voluntario a Rumanía después de haberme enterado de lo ocurrido en la reserva de dragones.

Rápidamente desempaqué la hermosa escoba modelo especial la cual asemejaba ligeramente a una motocicleta muggle, estaba impaciente por probarla y había quedado con Nero de que lo acompañaría a Rumanía, ya veremos quien llegaba primero, me coloqué rápidamente el equipo de protección, por si las dudas me llevé también el Bate de Golpeador, nunca se sabe que podías encontrarte en un vuelo largo, abrí la ventana de la torre de Gryffindor y me lancé por ella.

El viaje a Rumanía fue mucho más corto de lo que había previsto, esta escoba era maravillosa pero toda la emoción se vino abajo cuando vi la magnitud del desastre que se mostraba delante de mi, varias Hectáreas enteras completamente calcinadas, lo primero que hice fue dar una vuelta al perímetro como reconocimiento, estaba más que claro que no había sido un incendio normal, una vez completado el reconocimiento descendí y comencé a volar bajo para ver más de cerca todo fue ahí cuando vi a 2 chicos a quienes reconocería en cualquier lado, di una vuelta sobre ellos antes de aterrizar

-Nero, olí tu transporte a kilómetros, Zack, no sabía que tu también vendrías- me bajé de la escoba y a pie los alcancé

-Esto no fue un incendio normal, desde arriba se ve bastante mal la situación-

Canette Dracarys se había mentalizado, desde que retomo la resolución de unir el mundo mágico bajo un solo estandarte, para el horror de las llamas de la guerra, pero ni sus sueños mas salvajes podían preparar sus ojos plateados para el horror que ella presenciaba, sobre las nuves de ceniza, a lomos de Isis, la colosal dragona negra que surcaba los cielos velozmente, extendiendo su gigantesca sombra sobre las interminables nubes de ceniza gris, millas y millas de terreno yermo se extendían sin fin ante los ojos de la albina, las montañas carboniadas que aun seguían en pie, extendían una sombra mortecina sobre los ríos secos y agrietados, que recorrían el paraje desolado como venas muertas en un cadáver, que había sido mutilado de forma enfermiza, La señora de los dracarys se tapaba la boca con sus manos, horrorizada, cuantas vidas de hombres y dragones habían sido carbonizadas sin piedad, ni canette en toda su furia, podría usar a Isis para una atrocidad asi , no quería pensarlo, pero ahora su mente se preguntaba una y otra vez, quien podría haber hecho semejante barbarie, Canette le encontraría, y aunque le costase la ultima llama de sus venas, intentaría acabar con esto, no estaba dispuesta a que mas inocentes sufrieran por las aspiraciones de algún demente, el ataque había sido demasiado localizado para ser fortuito, alguien estaba detrás de todo esto, y Canette acabaría con esta amenaza que extendia su sombra hasta mas alla de las montañas.

Las nubes de ceniza se abrieron , dejando mostrar una gran sombra, mientras que un rugido atronador resonó por todo el desolado paraje, una colosal criatura descendia del cielo , un reptil de magnitudes sin precedentes,gargantuesco, algo que jamas había conocido el ser humano .Sus escamas negras relucían ante los débiles rayos de un sol plateado, que se filtraban por las nubes de ceniza, sus ojos rojos relucían entre aquella masa enfermiza, mientras la zona tembló violentamente cuando sus garras se estrellaron ante el agrietado y moribundo suelo, muchos de los voluntarios salieron huyendo ante tal bestia sacada de las pesadillas de un demente, mientras que una figura femenina, ataviada en un velo negro, bajaba tranquilamente por la cabeza del dragón, que se inclinó, como si algo o alguien controlase su razón.

Canette observaba con desolación, pero con la llama de su voluntad mas encendida que nunca, como las crepitantes llamaradas doradas bailaban sin cesar , como las leguas de fuego de un dios colérico, Agachandose lentamente, recogio un puñado de ceniza entre sus blancos dedos, alzándolo y dejando que se escurriera entre sus dedos, observando como el calido y seco viento la arrastraba hasta dispersarla en la nada, la albina miraba al cielo , quizás buscando una respuesta en el al doloroso enigma que una y otra vez asaltaba su mente: Quien podría tener el poco corazón para hacer esta barbaridad?

Sabía que no debía de hacer aquello, Lord Jakras se enfadaría y mi padre montaría en colera, pero necesitaba ir a aquel lugar, el lugar de mis visiones, aquellas visiones de sangre y fuego, así que me aleje cuanto pude del colegio, diciendo que iba a ir a casa, pero no era aquel mi destino pues en cuanto pude me desaparecí para aparecerme en la reserva de dragones de Rumania, no sabía muy bien que era lo que iba a encontrar allí, sentía miedo de ver algo demasiado horrible, aunque necesitaba saber si aquellas visiones realmente eran tan reales como me parecía.

Al aparecerme en aquel lugar todo era gris, un gris ceniza, prácticamente estaba todo carbonizado, no me lo podía creer, realmente era tan malo como creía, di varios pasos hasta que encontré lo que parecía un pequeño dragón carbonizado, lo observe mientras me agachaba a su lado mientras que por mis mejillas comenzaban a caer por mis mejillas, lleve una de mis manos hasta lo que antes era la cabeza del dragón, nada más tocarla se deshizo lentamente, aquello había sido un desastre , una masacre, aquello hacia que mi corazón se rompiese en pedazos Es horrible susurre intentando que las lágrimas dejasen de salir de mis ojos.

Logre calmarme y comencé a andar por el lugar, recorriendo el camino que había visto en mi visión hasta que me encontré con varias personas, eran chicos  jóvenes, alumnos del colegio pero aún así no me sentía nada cómoda con tenerlos allí, tome mi varita mientras que me acercaba lentamente Hola salude dejando por una vez mis modales a un lado, no me salían en aquel momento Realmente es inhumano....quién ha hecho esto no tiene corazón, tan sólo crueldad en su interior ya no tenía lágrimas en los ojos, las lágrimas no dejaba que nadie las viese, era algo que seguía recordando de mi educación.

La noticia del ataque, me sacó de casillas. Ya había habido el ataque a Francia, y ahora en Rumania. Este maldito hijo de puta, era suficientemente astuto para atacar lugares específicos. No estaba haciendo las cosas al azar. Al parecer quería ir desmoronando todo lo que el Ministerio y la sociedad mágica representaban. Simplemente tuve que decir que me iba de trabajo y salí del castillo. Nunca tenía problema por ello, la directora lo sabía, y sabía que era su mejor arma para proteger a los infantes, debía de ir a investigar y sacar más información de la mínima que obtuve del ministerio de magia gracias a que Grayland le encantaba joderme la vida.

Rain estaba en el castillo, no dejaría desprotegida a mi misión, aparte el contrato era cuando ella saliera del castillo, así que simplemente podía ir a investigar semejante atrocidad.

Dejé a Exael en brazos de Arkane que me miró con cara de no querer dejarme ir, me soltó algun estúpido argumento de que era una niña que debía aprender, que no era niñero, y simplemente le dejé ahí con el cachorro.

Me pude aparecer cerca de la Reserva de Dragones, el aroma inmediatamente me llegó al olfato. Sangre, hierva, piel, carne quemada. Incluso pude oler como los arboles aún se quemaban, el oído entre silencioso y el crujir de la madera fresca y la hierba verde contra un fuego interminable. Gruñí molesta por el aroma, la destrucción.

Vi aparecer por el cielo, un dragón negro, entrecerré los ojos. ¿Disfrutaba de su maldito espectáculo? Y alcancé a olfatear a quien pertenecía.

Cannette Dracarys.

Comencé a saltar de un lado a otro entre rocas, arboles, pasto y comencé a correr lo más rápido que podía, Sentía mi espada plegable en mi pantorrilla y mis dagas junto a mi varita en la cintura, mi cabello recogido en una coleta, me acercaba cada vez más cuando aromas conocidos me detuvieron casi de golpe, así que me subí de un salto de nuevo a una roca, aún algo lejos de todos.

Lodge, Romanov, Wins y Firecloud ya estaban ahí.

Suspiré con molestia. ¿Qué hacían esos mocosos inexpertos aquí?

Bueno, no era mi problema en realidad, aunque que hubieran dos leones me pusiera de malas. Bufé y vi a lo lejos. Al menos, estaban demasiado apartados del verdadero daño y del real peligro de todo esto. El incendio al centro de la reserva era intenso, aun mi piel se erizaba de verlo, aunque estuviera tan lejano a él.

Poco a poco comenzó a llegar más personas que como yo, tenían el corazón roto por lo ocurrido, pero mis ojos estaban clavados en la chica albina y su dragón negro, no me transmitían miedo alguno, por eso mismo se me acerque a ellos a paso lento e hice una reverencia dejando tras de mí a mis compañeros, todos pensarían que estaba loca pero aquella chica no era la culpable, la risa que oí en mis visiones era la de un hombre Soy Samantha Firecloud, encantada dije con voz tranquila mientras miraba ahora a los ojos del dragón Es un hermoso dragón...irradia humanidad, se nota que no tiene maldad y no sería capaz de algo así.

Me gire para mirar a Lodge y asentí Ciertamente los humanos somos capaces de hacer cosas inhumanas dije tristemente mientras miraba a nuestro alrededor El culpable de todo esto debería ser capturado o....todo ardera en llamas, esa persona no sólo busca destruir a los dragones, creo que quiere demostrar su grandeza dije algo pensativa y regrese mi mirada a la chica albina E inculparte añadí aquello pues realmente era lo que deseaba aquel hombre o eso pensaba, aunque aquel fuego…aquel fuego que había usado era más potente que el de los dragones y ella parecía amar los dragones abiertamente, no sería capaz de matar a aquellos pequeños dragones.

Creo…que deberíamos separarnos para intentar encontrar algo o eso tengo pensado hacer dije mirando al suelo Quiero ver un lugar en concreto.

Aquello se estaba saliendo de control y Robb estaba cada vez de más mal humor, no entendía qué carajos estaba pasando, el mundo se estaba volviendo loco, atacar tan abiertamente una reserva de dragones era algo que no llegaba a comprender pero Robb se había prometido encontrar a aquel despreciable que había hecho tal atrocidad, muchos habían caído en aquel incendio, dragones, brujas y magos, gruño molesto mientras comenzaba a andar por la reserva, viendo aquel gran fuego desde lejos, aquellas llamas rojas hacían que se sintiese incomodo, odiaba sentir miedo por el fuego tan sólo por ser un licántropo, no soportaba parecer un perro asustado, por eso mismo prefería centrarse en su trabajo.

Demian había realizado un buen informe sobre lo ocurrido allí, pero Robb seguía inquieto, había algo que apestaba en todo aquello, algo que se les escapaba, algo que no era normal, empezando primeramente por la presunta culpabilidad de Dracarys, ella era una reconocida amante de los dragones, él mismo se había encargado de investigar a la chica albina, personalmente Robb no le atribuía aquella masacre a ella.

Varios olores llegaron a él, reconoció uno de ellos de inmediato, Erza estaba allí ¿Qué diablos haces aquí lobita? gruñió mientras comenzaba a correr hacia donde estaba el olor de Erza, pero en la lejanía vio a un grupo de chicos, pero sus ojos se centraron en aquel dragón y la chica albina que estaba allí, Robb se quedo quieto, observando aquello, pero antes debía de hablar con Erza, así que continuo su camino hasta que alcanzó a Erza Bonita visión ¿no? pregunto señalando con la cabeza el fuego mientras la miraba con rostro serio Erza...¿qué haces aquí? pregunto bufando No te dije que no metieras tu lindo hocico en asuntos de los Aurores realmente no estaba regañando, tan sólo se preocupaba por ella.

estaba escuchando a Nero cuando un enorme y hermoso dragón negro se precipitó desde los cielos con una chica albina montando, en el o ella, si la situación fuera diferente me habría acercado para contemplarle mejor pero no era tiempo de ello, poco después se acerco otra chica de mi casa, Samantha, realmente no esperaba verla allí pero era agradable tener a alguien más en el grupo apoyando.

-Diría que comencemos por las grietas y depresiones profundas del terreno así como las cuevas, son los lugares más probables para encontrar sobrevivientes -

era obvio que estaba de acuerdo con Zack en ese momento

-yo iré por el aire, si observo algún movimiento en tierra se los reportaré-

Todos y cada uno de lo alumnos estaban preocupados por todo los que estaba pasando fuera del castillo, mi mayor preocupación sin más era mi hermano Feder, él era alguien demasiado importante para mí, lo había visto brevemente en la fiesta de compromiso de Lette, pero él sabía como siempre lo que tenía pensado hacer, rara vez hacia un movimiento peligroso sin contárselo a él, era la persona en la que más confiaba junto con Lette, ambos eran mi apoyo dentro de la familia, no eran tan exigente conmigo como podría ser mi padre, suspire al pensar en él, sabía que iba a enfadarse conmigo si descubría que había estado en aquel lugar, aunque siempre lo descubría lo que hacíamos Lette o yo, aún así aquella vez no me iba a detener, no necesitaba preocuparme de más, cerca estaba la residencia de Nero, el prometido de Lette y podríamos usar para escapar si algo se volvía peligrosa.

No podía aparecerme aún, por haber estado en América no había podido presentarme al examen y aquel momento era demasiado importante hacerlo, por eso mismo sin que mi padre me descubriese aprovechando lo ocupado que estaba siempre había convencido a uno de nuestros elfos domésticos de la mansión Hamilthon para que me ayudase a aparecerme en la reserva de dragones. Sonreí levemente al pequeño elfo Gracias por ayudarme le dije mientras le tomaba la mano lejos ya del castillo para aparecernos luego en la reserva de dragones, era un infierno en la tierra, cenizas y fuego había por todos lados, era aún peor de lo que creía Es horrible susurre preocupada, era aquello a lo que Feder debía de enfrentarse por su trabajo de Auror, odiaba sentirme tan insegura con respecto a la seguridad de Feder pero él era un buen mago y era capaz de cuidarse No hace faltas que regreses por mi le dije a mi elfo mientras él desaparecía y yo comenzaba a andar por la reserva.

Mis huellas se quedaban marcadas en las cenizas con cada paso que daba, había aparecido algo alejada de todo, pero algo llamo mi atención pude ver a lo lejos un enorme dragón negro, era más grande que cualquier otro dragón, pero había más personas allí, tome una bocanada de aire mientras me acercaba del todo, reconocí de inmediato a Nero Hola...salude mientras me acercaba a Nero y le dedicaba una pequeña sonrisa a Nero para luego mirar a cada uno de ellos Soy Danielle Hamilthon me presente para los que no me conocían y luego volví a mirar hacia el dragón negro y junto a ella estaba una chica albina, Canette Dracarys, la persona que había declarado una guerra de forma abierta, pero alce la vista para mirar el cielo, buscando alguno de mis amigos pájaros, pero el humo no eran capaces de acercarse.

Al bajar la mirada vi a alguien correr hacia nosotros, lo reconocí y en mis labios se dibujo una gran sonrisa pero desapareció dejando preocupación y comencé a correr hacia él, era Feder, corrí tanto como pude hasta llegar a abrazarlo, llevaba su varita en la mano y parecía totalmente preocupado Sabia que te encontraría aquí le susurre con una sonrisa y me aparte de él mirándolo con seguridad Tranquilo le dije acariciándole su mejilla No me pasara nada...hay más alumnos aquí le dije señalando con la cabeza hacia donde estaban todos Nero está...sabes que no dejaría que nada me ocurriese, además soy una Hamilthon, se cuidarme sonreí de forma tierna, a veces era yo quien deseaba infundirle ánimo a mi hermano Debería regresar a aquel grupo...lo mire esperando que él decidiese que hacer, él tenía trabajos que atender, pero no deseaba separarme de él.

Comencé a concentrar todo mi sentido en mi vista, olfato y oído para poder ver el alcance de la destrucción de todo el sitio. Esto era realmente una atrocidad, pero en desearía que fuera de lo peor que hubiera visto en toda mi carrera y mi vida. De pronto, el aroma de un par de manada de lobos acudieron a mi presencia, los alfa de cada manada me gruñeron en reconocimiento, pero al mirarles y prometerles que no les quitaría ni sus tierras ni nada, se unieron a mi, prestándome a sus lobos más maduros y experimentados. Los guerreros de cada manada, hacían un total de quince lobos entre blancos y cafés. Un negro que era uno de los Alfa.

Me recordaba a Exael. Seguramente Arkane le cuidaría o regresaría a descuartizarlo lentamente y dejaría que se curara para volverlo a hacer un par de veces más.

Me concentré cuando olí a casi kilómetros la presencia de Grayland. No me sorprendía que estuviera ahí el Jefe de Aurores en una escena como esta, ni tampoco oculté mi aroma, quizá otro lobo como él me ayudase a terminar de indagar todo lo que necesitaba. Encontraría a este malnacido del infierno y le haría suplicar piedad antes de entregárselo a Grayland y que hiciese con él lo que deseara.

Aun de pie en las rocas con los las dos manadas a su alrededor, aun observando, Grayland se acercó, los lobos le gruñeron pero al no ver reacción mía siguieron en guardia hacia cualquier otro extraño, su aroma también les puso en alerta de que era un lobo igual que nosotros. Su comentario me hizo girar de nuevo al fuego, apreté los dientes.

─ No es gracioso Grayland ─ después de olfatear un poco hacia el aire, notaba todo quemado, su pregunta me hizo apenas girar mis ojos hacia él ─ Trabajo ─ respondí sin mucha información ─ Cosa que tú no haces. Sé que hay una orden de captura para Dracarys. Ahí la tienes, deja de tocarme las narices y haz lo que te corresponda.─ dije antes de inclinarme un poco y ponerme a la altura de los lobos, había encontrado un rastro extraño, una pista.

De pronto el aroma de dos personas me puso en alerta inmediata, me levanté mirando hacia todos lados, los lobos igual se erizaron. Sin dar explicación, apreté los puños y salí corriendo del radio de Grayland sin darle explicación alguna. Los Hamilthon habían llegado. Al menos dos de ellos. Por su aroma, era el primogénito y la melliza de la serpiente. La cuerva mentirosa.

Todos los Hamilthon eran iguales. Venenosos. Solo quería ver si Armand se aparecía, ese maldito tendría algo que ver en algo tan siniestro, algo tan cruel, solo conocía a un hombre que no se tentaría el corazón para hacer algo así, y ese era el Patriarca de los Hamilthon.

No iba acercarme a los alumnos, aunque sabía que posiblemente me verían o a la manada de lobos, por lo que con un gruñido en plena carrera, los lobos se dispersaron con mi orden. La pista era clara, podía oler algo extraño cerca del fuego. Quizá un sobreviviente.

Robb no pudo más que reír un poco a pesar de la situación, Erza era así de poco social, pero era útil en aquellos momentos, en un futuro sería una muy buena Auror si lo deseaba, pero no la llegaba a ver atada a una organización como los Aurores, ella iba más por libre, en eso se parecía a él, quien estaba hasta las narices de aquel puesto de jefe, prefería la libertad de su anterior puesto de trabajo Sabes que también me preocupa lo que ocurre aquí, no sólo por el trabajo, sino también como persona le dijo mientras la observaba y oía las palabras que le estaba dedicando, tenía razón, debía de capturar a Canette Dracarys, pero él no iba a mover un dedo en contra de ella, no era culpable de aquel ataque.

Cuando Erza se alejo siguiendo alguna pista dos olores reconocidos llegaron a Robb, Leonard y Frederick Hamilthon estaban por allí, aquello le causaría problemas a él por no le importaba demasiado, Leonard estaba dandole ordenes a los alumnos, Robb agradecía que él se ocupase de los mocosos mientras él hacia lo que se suponía que debía hacer, pero se había adelantado Federick quién iba a hablar con Dracarys, era un verdadero problema eso. Robb comenzó a andar hacia el lugar desde donde se véia el gran dragón negro de Dracarys, no tardo demasiado en llegar y miro a Frederick Señor Hamilthon, esas órdenes no son la prioridad ahora, de hecho sería mucho mejor para usted  que ayude a Leonard con los alumnos dijo con voz seria antes de mirar a la chica albina Dracarys....necesito hablar con usted le dijo mientras guardaba la varita sin dudarlo un segundo No tengo pensamiento de enfrentarme a usted...no en este momento, pues sé que no tiene nada que ver con este ataque.... guardo silencio esperando que la albina hablase mientras ignoraba a la chica de cabello blanco que estaba también a su lado.

Me sentí totalmente segura en los brazos de Feder, siempre había sido capaz de calmarme, de hacerme sentir que todo iba a salir a la perfección, pero no dejaba de estar preocupada, no por mí, sino por él, por mi familia Sí, Feder, estoy bien le dedique una sonrisa cargada de ternura, aquella sonrisa que sólo era para él o para Lette, podía ver en sus ojos la preocupación por mí al igual que la notaba en su voz, verlo a él tan temeroso de que me pasase algo me hacia sentirme un tanto insegura, pero debía de reconocer que él siempre se había preocupado demasiado por mi Feder, sé que es peligroso, pero no podía quedarme en casa o en el colegio sabiendo lo que está pasando le confesé sonriéndole como si fuese una disculpa silenciosa por hacerlo preocuparse de más.

Suspire mirando hacia donde estaba el profesor Rizzo que había llegado allí y regrese la mirada a Feder que me estaba dando indicaciones de que regresase con Rizzo y me dedicase a obedecer lo que él me ordenaba, vi como Zackary Wins se acercaba a nosotros de reojo Está bien, Feder....pero por favor regresa, mantente a salvo le susurre para que sólo pudiese oírme él, sentí pánico a que aquella fuese la última vez que viese a mi hermano, sin él seguramente mi vida se volvería vacía, me quedaría Lette y Alph, pero Feder era especial para mí.

Me gire a mirar a Zackary tras el beso de Feder en mi frente, aquel beso tan familiar, un beso protector, y asentí  a Zackary con una pequeña sonrisa Perdón por causar molestias le dije antes de comenzar a andar de regreso con los demás con Zackary a mi lado Hola, Profesor Rizzo salude con educación mientras lo observaba, sabía lo respetado que era Rizzo y que a su lado estaríamos seguros, pero ver a mi hermano encaminarse hacia Dracarys era algo que me estaba poniendo un poco nerviosa, aún así alce el rostro un poco y me quede en silencio esperando las ordenes de Rizzo mientras me colocaba junto a mi cuñado.

me sentí realmente molesto por decirlo menos con la decisión del profesor Rizzo, pero no podía discutir con un profesor ni siquiera fuera del colegio y menos con un profesor como lo era Rizzo de estricto, tuve que limitarme a crispar la mandíbula y apretar el puño mientras asentía con la cabeza

-como diga profesor...-

casi escupí las palabras con un dejo de amargura y algo de rabia contenidas, es cierto que no debí haber llegado como llegué pero no tenía otra forma de llegar y no había nadie que me llevase legalmente... no sin tener que recurrir a aquél degenerado alcohólico que se hacía llamar mi "tío"

escuché como los demás miembros del equipo de voluntarios compuesto por el alumnado comenzaban a hacer las labores que el profesor había indicado, tenía que admitirlo, sabía lo que debía hacerse y como hacerlo, entre tanto yo comencé a recorrer los campos ennegrecidos junto al profesor mientras comenzaba a catalogar lo que encontraba, no era algo muy emocionante pero alguien debía de llevar un control sobre los descubrimientos del grupo buenos o malos

Leonard observaba y analizaba la situación aun cuando ya había detenido a los impetuosos alumnos. Sabía lo que sentían, por mucho que esos niños le creyesen insensible, Leonard también sentía aquella pérdida tan grande. Los dragones representaban casi un símbolo en la comunidad mágica, mitos, leyendas, eran ciertamente una de las criaturas más hermosas y misteriosas que podría haber y ver reducido a cenizas su hábitat, su hogar, era algo que incluso Rizzo sentía que debía de cobrar, incluso con la vida del malnacido que lo había hecho. Notó como todo el lugar estaba casi reducido a nada, intuía que poco podrían rescatar, pero no debía de subestimar las probabilidades de al menos sacar alguna pista.

Vio llegar a Wins y a Hamilthon, sabía que ambos igual que Lodge y Romanov estaban ansiosos de cubrir toda el área. Se recordó a sí mismo, se vio en cada uno de esos alumnos que le miraban ansiosos, molestos por interrumpirles, y sabía que en sus años de estudiante, habría mandado al gráznate al profesor y habría ido a investigar. Se sentía orgulloso de saber que ellos, al menos con él, le respetaban y eso les hacía merecedores de más confianza, pero eso no quitaba que debía de protegerlos. El anuncio de Wins logró que Rizzo frunciera el ceño molesto.

-Romanov, Te encargarás de buscar a la Señorita Firecloud. Le permitiré usar su escoba, con la condición que en cuanto la localice, deberá de volver aquí para informármelo. - se giró y caminó para sacar la varita y comenzar a empezar a levantar algunos troncos calcinados, intentar comenzar a buscar y se giró a los alumnos. –Comenzarán a levantar los escombros buscando alguna pista, si encuentran cualquier cosa, deben de irlo agrupando en este sitio. Cuando vuelva Romanov, comenzará a clasificar cada cosa que se encuentre. Lodge, irá al sur. Wins, al Norte. Hamilthon, preparará un perímetro lo suficientemente amplio para que podamos movernos mejor alrededor de donde me encuentro- vio a los alumnos comenzar a sacar sus varitas, y a Romanov montar la escoba.

-Les advierto jóvenes. Este ejercicio no es una prueba, esto es parte de la realidad. Nada de lo que hayan leído en los libros, les preparará para esto. Pero han querido estar aquí, y por las razones personales que tengan, deben de seguir, hasta el final.- apretó la varita. ¿Estarían estos jóvenes a enfrentar la atrocidad de estar en un ataque así?, los miró, estaban ansiosos, estaban casi desesperados por querer ir a buscar algo. ¿Sabían a lo que se enfrentaban?

Se vio a sí mismo, ahí, con esa misma mirada retante a las autoridades, quería respuestas, quería saber quién había deshecho toda su vida y felicidad y quería encontrarlo para poder cobrar venganza. ¿Esto sentían ellos? –Comiencen- solo esperaba que así fuera.


PD: Pueden encontrar desde varitas rotas, cascarones de huevo, trozos de ropa hasta ya comenzar con montones de ceniza donde encuentren zapatos, cosas personales e incluso partes de dragones calcinadas, de humanos no, porque estarán en los montones de cenizas.
PD2: Alex, mándale un MP a Samantha para comentarle la orden que te dio Rizzo y poder ver cómo puedes cumplir con tu misión, mientras también puedes describir como ves todo por el aire.

Aun se sentia un poco mareada debido a que utilizo la aparición para llegar. Se restregó la cara con una mano y se quedo asi por un momento hasta que noto que el suelo al fin la dejaba de dar vueltas. Abrió los ojos, esperándose encontrar un ambiente crudo, pero aquello era mas de lo que Lana hubiese imaginado jamas. Lo que pisaba eran puras cenizas, y eso que no intento aparecerse bastante lejos de la reserva para no asustar a los que ya estarían allí. Se mordió el labio, sintiéndose fuera de lugar ¿Porque habia aceptado ir, acaso prefería esto a la comodidad del Lobby del Ministerio? Observo su vestimenta. Ya no llevaba sus extravagantes tacones, ni su falda de tubo. Ahora vestía unas mallas negras y unas deportivas del mismo color. Lo que creyó conveniente para la misión. Pues quizá tuviera que empuñar la varita en el momento menos pensado. Se colgó la tarjeta que la autorizaba como personal del Ministerio y echo a caminar varita en mano. Tensa. Incomoda. Queriendo recordar sus dias como participante de duelos. Como si hubiera pasado una eternidad desde aquello. Ella, que se sabia al dedillo cada libro de hechizos y maldiciones.
Camino guiada por un grupo de siluetas al fondo. El pesado aire rumano se envolvía en su azulada melena. Azul, signo de que tenia miedo. Miedo por la cantidad de trozos de tela y madera que se encontraba a su paso. Mordió su labio. Cuantas vidas desperdiciadas por la locura de una sucia sabandija. Se propuso mirar al frente, pues lo único que la haría volver a su puesto de trabajo seria miembros de dragones pudriéndose en el suelo. Las criaturas no tenían culpa de nada. Ellas no. Según Lana avanzaba pudo reconocer al ex auror Leonard Rizzo, actual profesor en Hogwarts. Lo habia visto visitar la oficina de aurores en un par de ocasiones. Junto a el, un pequeño grupo de alumnos se movían temerosos buscando algo por el suelo ¿Que van a encontrar esos pequeños, Rizzo, crees que están preparados para lo que puede llegar a pasar aquí? Pregunto en su mente, analizándolos por un momento.
Con la carta llegada de Hogwarts y su correspondiente respuesta metidas en una carpeta negra pegada al pecho, Lana avanzaba a zancadas hacia el otro grupo de personas, esperando que Grayland estuviera entre ellos. Al fin vio en persona a Dracarys, y eso hizo que su cuerpo temblara, y su pelo se volviera aun mas azul, llegando a un color mar. Junto a ella una chica mas, Hamilthon y el susodicho jefe de los aurores. Noto cierta tensión, seguramente provocada por la atmósfera que los envolvía - Perdón la interrupción, señores - Dijo claro tras carraspear - Se que están muy ocupados, y lo que menos quiero es entorpecer su misión mucho tiempo - Se disculpo educada - Soy la señorita Laurent, una enviada especial del ministerio - Enseño su identificación por si su rostro no les era familiar - Señor Grayland, necesito de su atención por 5 minutos. Es urgente. Problemas en Hogwarts - Mostró la carpeta abierta de par en par, en donde se podía ver la carta del colegio con el escudo representativo.

Atendí a las ordenes del Profesor Rizzo, sabía lo buen mago que era, había trabajado como Auror tiempo atrás, así que sabría qué era lo que había que hacer en aquel momento. Mis órdenes eran claras, crear un perímetro para que la movilidad fuese más fácil para todos, así que tras asentir y tomar mi varita comencé a andar alejándome un poco de donde estaban todos. Cada paso que daba dejaba mis huellas en las cenizas que cubrían todo el suelo, piedras, restos de varias cosas y ceniza, eso era lo único que había, negué un tanto triste y me agache, encontrando lo que me pareció un trozo de varita rota, seguramente de alguno de los magos o brujas que allí habían perdido la vida intentando defender a aquellos maravillosos seres que eran los dragones, guarde la varita en mi bolsillo, me iba a servir para recordarme que debía de ser cuidadosa, pues magos muchos más capaces que yo habían acabado realmente mal.

Seguí con mi trabajo, rodeando el lugar a unos 50 metros, era como si fuese un ave intentando ver a su presa, con mi varita iba apartando las grandes rocas, alejándolas de los posibles objetos que se podía encontrar en el lugar, esperaba que se encontrase alguna prueba, algo importante, pero no creía que fuese así, todo estaba calcinado encontré una roca demasiado grande que molestaba en el camino, se podía ver que no era una roca como tal, era parte de alguna casa o algo así que había estado en un lugar cercano, tal vez habría algo bajo ella, me aleje un poco de ella y apunte con la varita Bombarda susurre haciendo que la gran piedra explotase, cubrí mi rostro para que ninguna de las piedrecitas me diese en los ojos, me acerque de nuevo para encontrar lo que parecía un pequeño dragón que había muerto a causa de aquella gran roca, me agache a su lado, tragándome las ganas de romper a llorar, no era más grande que mi pie Pobre criatura murmure algo triste, pero debía de seguir con mi parte del trabajo.

Continué despejando el terreno de piedras y cosas que pudiesen ser una molestia para los demás, todo había quedado despejado y ahora era el momento de regresar con los demás, me acerque al Profesor Rizzo Profesor...ya realice lo que me ordeno informe con mirada seria.