[LOG]"Duendecillos" Lucy Blackwood-Dimitri Blackwood

Aquel día tenía ganas de pasear por el jardín, un rato antes de colarme al pueblo. Tenía que visitar a mis amigos del mercado, sólo estaría el fin de semana en casa, padre había sacado los permisos para Dim y para mí, que porque tenía algo importante qué hablar. Como si el señor importante no pudiese ir a Hogsmade y hablar con nosotros ahí, con un café. En realidad creo que le temía a mi reacción, normalmente grito y me escapo, y eso a padre nunca le ha gustado. Además no debía hacer ya escenas de ese tipo en público. 

Total que trepé a un árbol, el que daba cerca de la ventana de mi cuarto, el más grande que había, y que lo único que lo salvaba de no morir era que mi madre también lo amaba, por ella, padre habría de dejar el árbol por mucho tiempo; miré el jardín, y vi a mi hermano leyendo, como era costumbre, y decidí molestarlo un rato. Con mis nuevas amigas y el asunto de mi novio, me sentía alegre de nuevo y con ganas de recuperar a don divertido de ese rincón olvidado. Y Dim no se negaría si lograba llegar a él.

Bajé el árbol como muchas otras veces o había hecho, y de forma silenciosa me acerqué a mi hermano, que estaba tan metido en su lectura que no me notó. Tomé una rama caída, delgada y larga, y me coloqué detrás del tronco, respiré profundo y le rocé la oreja con la varita, antes de volver a esconderme veozmente.

Estaba sumamente nervioso, sabía el motivo de que nos llamara padre, al menos lo suponía, debía der hora de decirle a Lu de la muerte de nuestra madre, no ha dado problemas, no demasiados, y se ha dado a la tarea de saca uenas notas, en la medida de lo posible...si padre no se lo decía ese fin de semana, lo haría yo. Mi encuentro con la señorita Hamilthon me había regalado una perspectiva diferente, de hecho, el haberme enamorado de ella en un pincipio, me permitió el poder ver a mi hermana con unos ojos algo distintos, y esa situación me parecía injusta para ella, que no estuviera en el funeral...eso eplicaría por qué pocos saben que xiste una señorita Blackwood, como se había notado en el torneo...

Había olvidado en dónde me encontraba, en casa leyendo, fingiendo que no extrañaba a mi madre, fingiendo que ella estaba de vacaciones y lo más lejos de mi hermana posible, lo que no era tan complicado pues no compartimos pasatiempos. Lo que me regresó a la realidad fue un cosquilleo en mi oeja, cuando quise tocar lo que me olestaba no encontré nada, giré la mirada y en efecto, no había nada, por lo que volví a mi lectura, comenzando desde el principio, pues no le estaba poniendo ni la menor atención a la lectura.

No me había visto, ¿es que de verdad hace tanto que no convivimos? "Los duendecillos fueron, Dim, yo no he hecho nada, sólo pasaba por aquí, ¡LO JURO!" Y entonces me perseguía entre risas por el amplio jardín, hasta que me trepaba a mi árbol, o me alcanzaba. No puedo creer que lo olvidara. Tuve que concentrarme para contener una risa, peo mis cabellos tornaron sus puntas de un azul sumamente claro, me estaba divirtiendo.

Me calmé de nuevo, espiré profundo y me moví lo más sigilosamente posible, al lado contrario de la vez anterior, moví despacio la rama y le hice cosquillas de nuevo, en la oreja contraria a la ve anterior, regresando a mi escondite antes de que notara mi presencia, pero me giré al otro lado, y con la rama le toqué firmemente el hombro mientras él miraba al lado contrario y regresé a mi escondite, tratando de no reír, y de calmarme, quería ver cuánto tardaría mi hermano en darse cuenta de que era yo la que lo molestaba, ¿cuánto tardaría en recordar?

Sigo con mi lectura, y de pronto la misma sensación del lado contrario, y me giré para buscarlo un poco más bruscamente, pero de nuevo, no había nada, dejé el libro de lado para asomarme un poc más lejos, y un toque más firme del lado contrario, en mi hombro. estaba desconcertado, no saía lo que sucedía hasta que escuché una voz en mi mente "Los duendecillos fueron, Dim, yo no he hecho nada, sólo pasaba por aquí, ¡LO JURO!"

De verdad no podía creer que lo hiciera de nuevo, no ea posible lo infantil que era esa niña...y entonces sonreí, volviéndome a sentarcomo estaba antes, fingiendo molestia Maldita sea...¡no puedo imaginar estas cosas así!- Mi tono frío habitual salió normal, quería atraparla en el acto antes de volver a jugar, no perdía nada volviendo a ser niños por una tarde, en especial si ella se enteraba de ese secreto...debía contar con alguien, y ésta vez no la dejaría sola. Me equivoqué una vez, no serán dos, mi hermana es una de las personas a quienes más quiero y no planeo hacerle daño de nuevo.

Algo debía precuparlo, él no cree en la imaginación, seguramente ni siquiera estaba leyendo cuando me acerqué. Nos conocemos demasiado, somos hermanos y, en un momento, fuimos inseparable, el momento crucial de la infancia, en donde nuestros modos se convierten en conductas difíciles de olvidar, es por ello que podemos darnos cuenta de nuestras acciones. Recodé aquel intento fallido de un abrazo y me dieron ganas de desistir en mi intento por jugar...pero me acordé de que también él había querido habla conmigo en una clase, pero se le dificultaba, ¿y si lo que quería era jugar? no lo sé, hacerme creer que no lo recordaba..."Debo dejar de pensar tanto las cosas, me confundo yo solita" Miré al cielo, un punto medio entre ambas dudas sería un último intento, si no reaccionaba, entonces me iría de la misma forma en que había llegado, en silencio total.

Miré de lado, volvía a leer, miré arriba de él, no había nada que pudiese hacer caer con mi escuálida rama...así que volví al principio, lentamente me moví y acerqué la varita a su oído izquierdo, pero quería llegar un poco más allá, a su mejilla, despacio, con calma, no debía hacerlo brusco o me vería y entonces conseguí rozar su mejilla...

Bien, estaba aento a su siguiente movimiento, y sentí un ligero roce en la oreja izquierda, giré apenas los ojos y pude ve la punta de la rama que quería ir más allá de donde antes, esperé lo suficiente para girar y tirar de la rama, sorprendiendo a mi hermanita -¡Niña traviesa! te atrapé Tiré de la varita, pero ella la sontó, la arrojé a un costado, dejé el libro de lado y me levanté para tratar de atraparla, pero sabía que en ese momento sería imposible, ella me llevaba a ventaja.

Aún así no planeaba dejar que lleguase a su enorme árbol, o perdería de nuevo. corrí tras ella a toda prisa, evitando algunas piedrecillas que había por el camino, podría torcerme el tobillo y perder el paso, eso me había do demasiadas veces de niño y no se debe cometer el mismo error más deuna vez.

Antes de que pudiese siquiera girar hacia la parte trasera de la casa, logré taclearla, con la mayor suavidad posible, tomándola por la cintura y rodando para que cayera encima de mí, el impacto me hizo senir cómo salía un poco del aire que traía en los pulmones, pero no se trataba de nada grabe, ihalé profundo y antes de que lograra ponerse en pie, comencé a hacerle cosquillas -No te me escaparás esta vez, duendecilla traviesa

No me esperaba que respondiera, su rostro era como cuando niños, no había seriedad o frialdad, pero apenas noté eso, ahogué un grito, solté mi ramita escuálida y salí corriendo sin una dirección, hasta que pensé en mi árbol, si lograba llegar a él ganaría el juego, peo no había forma sencilla de gira sin que mi hermano me alcanzara.  Era nuestro juego de niños, yo huía, llegaba a mi habitación y luego él subía por las escaleras, para agarrarme a cosquillas  como venganza por haberle ganado, esa era la molestia que me divertía, porque no era una fría. Además siempre le demostraba que era mejor que él en las actividades físicas, y esa ea mi habilidad especial, aunque no era del todo valorada en nuestra familia.

Giré mi rostro en busca de Dim para poder saber cómo llegar a mi habitación, pero lo tenía muy cerca, corriendo a toda velocidad - ¡No se vale!¿cuándo te volviste tan rápido? grité hacia él antes de acelerar el ritmo, pero mi hermano no desistía para nada y cuando me dí cuenta ya lo tenía encima, rodeando mi cintura y cayendo, cayendo ambos, pero él me giró para quedar encima suyo, sentí cómo salía aparatosamente el aire por su boca, y cómo se detenía a recobrar el aliento, aproveché para zafarme, pero apenas pude poner una mano en el pasto cuando ya me estaba haciendo cosquillas. -Los duendecillos fueron, Dim, yo no he hecho nada, sólo pasaba por aquí, ¡LO JURO!- y comencé a reírme demasiado, a carcajadas, retorciéndome sobre él, cayendo de lado y sintiendo cómo seguía con lo mismo, sin dejarme escapar.

Seguí haciéndole cosquillas hasta que cayó a mi lado, sin dejarle escapar, la escuchaba decirlo mismo qe tantas otras veces en el pasado -Claro, claro, los duendecillos...¡pues to atrapé a una duendecilla traviesa! Seguí con las cosaquillas, escuchando su risa sincera, sus carcajadas que hace mucho no había oído tan de cerca, era mi hermanita adorada y me había dolido alejarnos. Claro que ahora lo veía algo diferente, y es triste admitir que no fue por ella, sino Danielle quien me hizo tratar de ver las cosas de forma diferente con su sola presencia, pero tenía algunas otras cosas muy araigadas, como la idea de que ella se casaría con alguien de sangre pura, o que quería que fuera una dama de sociedad, que no quería que tuviera amigos muggles, aunque podía convivir con ellos si le placía...porque si Nelle me lo pidiera, no se lo negaría, a ella nada le negaría

Las cosquillas me cansaron y terminé tumbándome bocca abajo sobre su abdomen, con todo mi peso y toda la intención de aplastarla un rato, que no escapara. - Me cansé...hace demasiado que no jugábamos así, pequeña traviesa

Su respuesta me hizo reír aún más, era un chico encantador si quería. Pero no me importaba si hace mucho no lo era, me importaba que lo era ahora, lo quería demasiado para enfrascarme en malos momentos, y me sentía a gusto con ese Dim protector y tierno al que le divertía pasar tiempo conmigo y hacerme sonreír, un hermano mayor de verdad y no sólo la triste marioneta de nuestro padre, que repite como perico lo que el señor Blackwood dice y hace...hace años que no veía a este Dim.

Lo sentí tumbarse y traté de escaparme sin demasiadas ganas, me  quedé acostada con él encima, aún riendo ligeramente -Hace mucho que el que te molestara no te hacía reír, hermano, normalmente te molesta Mi respuesta fue en automático y por un par de segundos me preocupaba el haberme sobre pasado con mis palabras. Pero no me importaba, aprovecharía el momento para ere sincera y poderme quejar a gusto. -Es más, ni siquiera una plática nos ha salido bien, o la idea de apoyarnos. ¿Cuánto tiene que no nos damos ni un abrazo? -Y sospechaba que también tenía algo de culpa en aquello, y no le culpaba sólo a él, había muchos factores que nos alejaban.

Ella tenía razón, si un día, antes de ir al colegio, ella hubiera hecho eso, ni caso le habría hecho, molesto y fío, como suelo ser con ella, y me acordé de la plática en el castillo. Me quité de encima y me senté mirando ligeramente al cielo, pensativo. Ella solía hacer eso, hacerme pensar con comentarios en automático, no olvida, y a veces pareciera que yo finjo que las cosas no pasan, como justo en ese momento, fingía que todos estos años de distancia no existieron, que siempre fuimos así porque quiero que me tenga cerca después de lo que sucedería aquella tarde. Me giré a ella y sonreí de lado, como quien trata de disculparse. -Hace demasiado, y creo que lo has necesitado más de una vez, igual que yo... pero a veces las osas pasan por algo. - Volví mi rostro, mirando al cielo con cierta nostalgia, esa distancia que nos había hecho tanto daño había sido culpa de ambos, al principio yo me rehusé a tenerla cerca mientras siguiera hablando con ese muggle, cuando él murió, ella se negó a siquiera mirarme, y entonces ambos éramos fríos...pero a ella siempre le entraba una época en la que quería acercarse, a mí no me había sucedido hasta ese momento.

-Tu idea de ir al colegio ha sido buena, a mí me ha resultado de maravilla. ¿qué tal te ha ido a ti? -Lo que me interesaba era saber de lo quería hablar a mediados del curso pasado. La miraba con atención, sin sonreír, no porque no quisiera, sino porque eso no forma parte de mí, aún así quería aproximarme a ella, generar cierta clase de vínculo, que ya estaba naciendo aunque ella no lo supiera aún.

Se quitó de encima y se sentó junto a mí. Yo me enderecé y le imité, mirando ambos al cielo por un momento, hasta que el habló. Su respuesta me había tomado por completo por sorpresa, lo miré y vi esa cara suya tan extraña, ¿de verdad se estaba disculpando? Era difícil de saber, él no se disculpaba, Dimitri Blackwood se estaba disculpando por seguir sus ideales...no, se estaba disculpando por estar lejos de mí...no sabía cómo reaccionar ante tal gesto, simplemente era uno muy raro, así que le sonreí y negué con la cabeza -Está bien, las cosas pasan por algo, en eso tienes razón, y por algo estamos ahora aquí Y lo dejé así, no se me ocurría nada más por decir, ni quería que se disculpara más, era sencillamente raro. Me puse a juguetear con mis dedos mientras los miraba en silencio.

-Pues me ha resultado bastante bien, he hecho un par de amigas, creo que aprendo más fácilmente y...bueno, es un ambiente mucho más tranquilo y diverso,¿no te parece? Puedes encontrar todo tipo de personas, además de que los profesores son demasiado peculiares, pero al final la mayoría parecen preocuparse demasiado por nuestro bien, además comparto mi habitación con una chica sumamente encantadora..pero espera...¿te ha parecido una idea genial? Lo tiré de espaldas y me puse sobre él, de una forma graciosamente amenazante -¡Dime quién eres y qué hiciste con mi hermano!

Y la disculpa quedó zanjada, quería decir algo más, pero por el tono que ella utilizó me hizo ver que no había forma de seguir por esa línea, esa era la chica que conocía yo, la que consigue las cosas sin pedirlas, con el simple tono de su voz o su forma tan peculiar de hacerte entender qué era lo que deseaba, sin decir nada.

Me tomó por sorpresa, cuando me di cuenta ya me tenía de espaldas contra el suelo, y no pude evitar reírme, y es que me tenía tan absorto con su respuesta, tan perdido pensando en Raven, en Danelle y en el resto de mis compañeros, cada uno tan peculiar tan diferente...habría que ver a las mellizas Hamilthon, son un ejemplo claro.-Soy yo, Lu, soy tu hermano jajaja, pero pensando en cosas diferentes... Forcejeé para quitármela de encima antes de contestarle [color#006600] -Verás, convivir con tan interesantes personas me ha causado...de hecho...creo que comienzo a entenderte de repente...y es que...apareció alguien especial...pero antes de que te cuente, debes decirme qué pasó contigo, de pronto has cambiado en muchas cosas...[/color]

Me quité de encima en cuanto hizo su pregunta, me sentí un poco rara cuando dijo eso, no podía creer que de verdad lo hubiera notado, que pudiese ver mis cambios, pero en realidad no quería hablar de eso, así que tomé la misma actitud que él antes, me senté mirando al cielo. -Bueno, hermano, en realidad las clases se me han hecho más pesadas de lo que creía, además de que no esperaba...bueno...muchas cosas, ¿sabes que hay vampiros en Hogwarts? Eso me perturbó un poco al principio...Ese fue el día en que quería hablar contigo, además de lo que pasó con Ivanovich...en realidad son como demasiadas cosas que quiero asimilar, y en realidad sólo necesitaba un día así, tranquilo...ya sabes que divago demasiado -En realidad eran demasiadas cosas, pero al final todo se había tornado más agradable, había conocido a Sean, y él era mi novio, ahora que estaba así con Dim, sentía que todo iba a mejorar.

De pronto repasé fugazmente las palabras de mi hermano, él dijo "alguien especial" lo que me hizo emocionarme mucho, me volví para mirarle y de nuevo tumbarlo, sonriendo. -Ahora me dirás de quién se trata,¿quién te ha hecho cambiar? ¿quién pudo hacer que el joven Blackwood sonriera? Eso hace años que no sucede.-Y esta vez no era broma, se le veía más alegre, y quería agradecerle a la persona responsable.

Sin más me dediqué a escucharle sentado junto a ella, la verdad es que no había prestado atención a lo de los vampiros, y si ella, la que disfrutaba descubriendo todo cuanto podía al aire libe, se había intimidado por eso, seguramente no había sido una experiencia agradable, pero no quise preguntarle más, ella me lo diría en su momento. Lo del señor Ivanovich, bueno, padre se había enterado por mí de eso y las malas notas de Lu, pero ya estaba arreglado, y ella no me reprochó nada, así que no hice mención alguna. -Bueno, Lu, las clases sí son difíciles, en especial cuando las clases que llevabas en casa te las pasabas dibujando sin prestar demasiada atención a lo que el tutor te decía-Me reí, bromeaba, pero recordaba que ella no solía poner demasiada atención, además, si se aburría simplemente se salía de la habitación sin importarle nada. Y os dos años anteriores a ir a Hogwarts, se había dedicado a estar sentada en silencio, participar lo mínimo y encerrarse en ella misma, pero eso tampoco lo diría, claro.

De pronto volvió a tumbarme, estaba emocionada por mí, y me hizo sonrojar con su pregunta final, la miré y le hice cosquillas para que se quedara recostada a mi lado. -Bien...no debes decirle a nadie. Es la señorita Hamilthon, Danielle. Desde que la vi...me perdí, me pareció hermosa, linda, carismática y tan sencilla y noble...que simplemente no lo sé, me perdía en ella, en su voz en su va y ven...platicamos un día y confirme lo mucho que me agradaba su compañía, y en el torneo sólo quería verla a salvo. No lo sé...escucharla hablar del mundo muggle...me recordó a ti, y...y si ella me lo pidiera...te juro que viviría entre muggles y sangres sucia por ella, haría lo que fuese por ella....-Esperaba que no notara lo sonrojado que estaba, o la sonrisa tonta que había aparecido en mi rostro, o el brillo de mis ojos al hablar de ella...pero es que de verdad, me tenía loco...

No pude hacer más que reír ante su comentario, era cierto que yo no me dejaba enseñar por ese tutor tan chapado a la antigua y que, además, discutía conmigo por todo. Por otro lado, simplemente no me gustaba estar encerrada en casa para aprender, quería conocer personas ajenas a mi familia, sino ¿cómo me iba a relacionar con las demás personas? Entonces logré mi cometido, pero seguía siendo difícil, aunque sinceramente no me esforzaba demasiado.

Pero de nuevo me atacó con sus cosquillas, hasta que consiguió que me quedara a su lado, recostada, escuchándolo hablar de Danielle  quien, si bien no conocía mucho, me había causado una buena impresión, entonces lo espié de reojo y, estaba tan ensimismado que no pude evitar reír a carcajadas. -Mi hermano está enamorado, mi hermanito ha conocido el amor y !eso es genial! De verdad no puedo creerlo, Dim, ella es una chica genial y muy bonita, además...que ella lograra hacerte pensar en algo así...Dim sólo no uses e término "sangre sucia" frente a ella, no creo que le agrade demasiado esa forma de expresarse...además tienes que aprender a sopesar ambas cosas, la ideología que tiene arraigada por la familia y que defiendes a capa y espada,y las ideas que ella tiene, sin que lleguen a chocar Y es que si algo no podía yo soportar era la idea de que él era como mi padre, y para la desgracia de ambos, mi padre nunca se enamoraría de alguien como Danielle Hamilthon, con todo ese conocimiento del mundo muggle, y la pasión con la que hablaba de él.

Sin más tuvimos que levantarnos, pues padre se aproximaba, era hora de la comida.