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Época
Otoño » mín. 12º máx. 20º
Clima templado. Mañanas frescas y cielo despejado, en las tardes con lluvia y noches semidespejadas.
Ambiente extraño, después de todos los acontecimientos del año pasado, el castillo está pasando en una época para resanar rencores pasados y heridas, tanto físicas como mentales.
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Créditos
Skin y tablillas creados por HARDROCK, Tablón de anuncios gracias a MIKAE, se le agradece a la página de SAVAGE THEMES.
Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.
La trama, los gráficos son propiedad de Nyx H. (Paulette)
El segundo despertar de un antediluviano
Página 1 de 1.
El segundo despertar de un antediluviano
Abrumadora oscuridad, denso y espeso manto que protegía a la indefensa humanidad de uno de los mayores tormentos nacido del hombre y maldito por Dios, aquella extraña y encogida figura que se encontraba inmóvil en el arremolinado ojo de aquella agobiante y eterna negrura a la que había sido condenado, donde el paso del tiempo solo era un continuo "caminar" por el continuo bucle de la noche eterna, sin nada que hacer, sin nada que observar mas que contar los angustiosos segundos que se convertían en horas en aquel demencial lugar. Ahí es donde se encontraba el anciano y sabio Seth, del que poco se sabe salvo leyendas que poco a poco han sido olvidadas o tergiversadas por el paso inescrutable del tiempo acabando por convertirse en suaves siseos susurrados que circulaban entre los vástagos bajo la luz de la luna, una luz que ni siquiera le había sido brindada a Seth en su estancia en aquel macabro lugar.
Sobrenaturalmente inmóvil, con sus parpados cubriendo sus ojos mientras se sumergía en un trance personal que le liberaba del influjo constante de la locura que producía aquel lugar. Recordaba con detenimiento cada uno de los hechos que le habían hecho acabar en este lugar, sin lamentarse ni llorar por los errores sino aprendiendo de cada uno de ellos, como el eterno observador que solo analiza cada situación para plasmarla en su cuaderno, en sus anotaciones mas preciadas que no eran otras que sus propios pensamientos para el anciano y sabio Seth. Segundos, horas, minutos o siglos acababan sin tener importancia aparente para aquel ser maldito, incluso cuando aquella densa y espesa oscuridad oprimía su aparentemente frágil cuerpo el inmortal Seth permanecía inamovible en aquella posición, perdido en aquellos recuerdos que se volvían imágenes vividas en su propia mente...
Incluso mientras su cuerpo se encontraba en aquel angustioso y demencial lugar, en su mente podía llegar a sentir la arena del desierto acariciando su rostro por la ayuda del continuo movimiento de gélido aire nocturno tan propio de Egipto. Noches que disfrutaba a su antojo, dejando que centenares y miles de meros mortales lo adoraran como a un dios, una posición mas que justificada para el y mas aun tomando sus pretensiones personales tan a cuenta, aquellas noches que dedico a una longeva lucha contra Osiris, aquel chiquillo de Lucien que tenia la mala manía de no saber quedarse muerto, al menos era la opinión del anciano antediluviano, quien maldecía aquel extraño poder que había desarrollado el antiguo lasombra con el que conseguía volver de la muerte una y otra vez. Un par de veces incluso pensaba que lo había conseguido, que el molesto y persistente lasombra por fin había terminado de regresar de la muerte... esperanzas frustradas cuando pasadas unas décadas volvía a reaparecer tan molesto como antes o incluso mas aun, enarbolando su espada en aquella exaltada cruzada contra la decadencia y corrupción que adjudicaba a la poderosa serpiente. El ansiado momento se hizo esperar, se hizo rogar tantas veces al escaparse entre sus dedos que disfruto sobremanera cuando ese instante estuvo por fin a su alcance...
Decenas de cuerpos mutilados salpicaban la mas que amplia habitación de piedra, la sangre de lasombras, setitas, malkavians e incluso de ghoules pintaba aquella piedra del bermellón oscurecido de aquella vitae reseca y no tan reseca, donde lo único que conseguía destacar sobremanera era el cuerpo tambaleante del poderoso lasombra y el revigorizado cuerpo del antediluviano Seth, quien se erguía con orgullo frente a su adversario abatido, sonriendo con malicia y perversidad conforme sus manos hacían leves gestos a las figuras ocultas tras los pilares que rodeaban el macabro cuadro.
Acercaros, mis queridos nietos - siseo entre dientes el sibilino y poderoso señor del clan Setita - observar al poderoso Osiris, hijo de Lucien y paladín de la justicia auto proclamado - utilizando el serpentino tono voz para flagelar el débil ego del derrotado lasombra mientras dispersas figuras se dibujaban en los contornos de aquellos pétreos pilares donde la obediente progenie del señor de las serpientes iba haciendo su aparición.
Aun no ha acabado todo - mascullo el lasombra en un leve intento de reafianzar su posición al pretender levantarse, un hecho que no llego a producirse debido al nuevo golpe que le asestaba Seth, quien había clavado su alargada y bífida lengua en el cuello del lasombra, haciendo así que un nuevo reguero de sangre surgiera del maltrecho Osiris - ¿ crees que esto cambia algo ? - unas palabras que surgieron de los labios del lasombra con una mayor dificultad de lo acostumbrado.
No dudes que lo hará - sonando tan extremadamente satisfecho y orgulloso de su previsión en esta ocasión que era mas que evidente que Seth guardaba mas de un as bajo la manga, incluso cuando ya todo parecía estar a su favor seguía sin dejarle ver todo su mano al angustiado Osiris - puedes llorar, incluso puedes intentar suplicar y buscar la ayuda de tu padre - sonriendo tan ampliamente que conseguía tener un aspecto totalmente antinatural - aquí tu poder esta limitado por el mio, jovenzuelo - tomando tan ampliamente aire que incluso parecía una burla a esa extraña necesidad mortal por el aire - te falta demasiado para poder atravesar la fuerza de mis poderes - clavando con estas palabras su pérfida mirada en el cuerpo abatido de su contrario, regodeándose con orgullo manifiesto de su basto control de la ofuscación, un control que según el solo podría compararse al que poseía Absimiliard, uno de sus "hermanos" - por mucho que el te busque no te encontrara, por mucho que grites con tu mente no podrás sobrepasar mis muros - seguía regodeándose, disfrutando de aquella jaula de ofuscación en la que se había dejado atrapar el incauto lasombra, siempre amparándose en aquel extraño poder para acabar regresando de la muerte.
¿ A mi padre ? - emitió tras prácticamente toser la sangre que se había acumulado en el interior de su boca, un hecho al que claramente no había dado importancia hasta tener la necesidad de hablar de nuevo - ¿ crees que lo necesito ? - riéndose a duras penas como podía, sin intentar ya levantarse del suelo, sintiendo como la hambre por falta de sangre se acumulaba y crecía en su interior, pidiendo el control de la situación, las riendas de su muerte directa en el momento que eso llegara a suceder... ya que Seth perdería el interés en mortificar al lasombra - volverá a ser como siempre, tu me mataras, yo regresare... - emitiendo sus palabras en un extraño tono de dolor e irónica diversión - ... hasta el día que consiga encontrar tu punto débil y tu no podrás regresar como yo - incorporando su cabeza lo justo para mirarle a Seth a la car, sonriendo con aquel rostro desdibujado por las heridas y la sangre, buscando de esta manera regodearse frente al anciano antediluviano.
El sonido de las carcajadas del poderoso señor del clan de las serpientes solo era interrumpido por las antorchas que iban clavando alrededor del cuerpo de Osiris la progenie mas combativa del viperino antediluviano - No esperes esta vez que tus chiquillos ausentes puedan realizar el ritual - tirando al suelo 5 pequeños sacos de cuero que contenían las cenizas necesarias de Osiris para resucitarle, sonando tan satisfecho con estas palabras que incluso a continuación sonó apunto del orgasmo - tampoco cuentes con las atenciones de tu amada Isis... - dejando caer al suelo frente a el el emblema ensangrentado de la consorte vampirica del cada vez mas abatido lasombra - por si no te cuadraban las cuentas de tus cenizas... - añadió tan perversamente Seth, saboreando mas aun el gesto de incredulidad, asombro e ira que se iba mostrando en el rostro de su adversario, sobretodo si teníamos en cuenta que la hermosa vampiresa continuaba con vida, puede que incluso aun ignorara por completo el hecho de que le hubiera desaparecido su emblema ceremonial y las cenizas de su adorado y protegido esposo, aquella sangre no era mas que una ilusión óptica que Seth le mostraba en sus momentos finales, una dulce guinda que aun enturbiaba mas la muerte del mas que angustiado lasombra.
¡¡Maldit... !!- un grito ahogado por un gesto de Seth, un gesto al que toda su progenie presente se abalanzo sobre el cuerpo de Osiris, aprovechando para clavar sus colmillos en cualquier parte de este, cuello, brazos, manos, muslos, pecho e incluso varios de ellos habían hincado sus afiladas armas en el rostro del lasombra, absorbiendo con fuerza la vitae del hijo de Lucien, destruyendo por completo su alma, quebrandola en el pecado mas imperdonable para los vampiros, la diableri, mientras la risa perpetua del poderoso Seth brindaba la banda sonora a la muerte definitiva de Osiris, un momento que había deseado demasiado y por fin conseguía atraparlo sin dejar ningún hilo al azar del destino.
Aun pudo disfrutar de unos años de tranquilidad, regodeándose en el trabajo bien hecho, desperdiciando ese maravilloso tiempo que no mucho después ansiaría haber invertido en cosas mucho mas productivas... sin embargo se abandono durante meses al continuo placer con Neftis, su amada concubina, dejando desatadas durante un exceso de tiempo los mas carnales y bajos instintos de una manera que nunca mas podría llegar a ver el antiguo Egipto. Pero como todo lo que uno llega a disfrutar llego a su fin, sin aviso previo o posible conocimiento, simplemente se termino... un recuerdo oculto y sellado del que solo se escapaban pequeñas ráfagas de imágenes inconexas... la luna reflejada sobre el rió Nilo... el rostro sonriente y retador de su querida Neftis... momentos de vicio interrumpidos súbitamente por los Hijos de Osiris... su propia ira ardiendo en su interior conforme se predisponía a destruir a aquellos ilusos... su "hermano" Lucien surgiendo de la nada... la cabeza de su amada esposa sumergiéndose en las profundidades del Nilo...
La escasa conversación que tuvieron los poderosos "hermanos" vampiro quedo en un eterno secreto que los unía y vinculaba en silencio por la eternidad, incluso en aquella despedida obligadamente silenciosa era mas que palpable el eterno odio que Seth profesaría a Lucien, aquella mirada de odio y rencor que ni siquiera se digno a ocultar el derrotado señor de las serpientes bajo ese eterno disfraz que ocultaba su verdadero ser a los ojos de los demás, aquella bendición que había recibido al controlar a su antojo un poder como el de la ofuscación y no llego a utilizar solo para dejar claro algo a su querido "hermano" con aquella despedida - Esto no es el final - un mensaje que el señor de las sombras había entendido perfectamente, aunque parecía dudar de su veracidad al encerrar en aquel recóndito y letal lugar a Seth con una enorme y jactanciosa sonrisa en su rostro.
Una vez en aquel lugar, la extraña y resistente mordaza que le había impuesto Lucien duro extremedamente poco, incluso fue una fuente de alivio y desfogue para Seth, quien aprovecho la circunstancia para descargar la rabia por la muerte de su amada Neftis permitiéndose el único lujo del que disponía para demostrar su amor... una única lagrima carmesí recorrió el pálido rostro del anciano setita, un único río que recorrió su rostro hasta morir en su afilado mentón... no mas podía permitirse el anciano antediluviano quien sabia que necesitaría todas sus fuerzas y recursos para conseguir escapar de aquel lugar en el que había sido encerrado por los Hijos de Osiris y Lucien. Puede que fuera bastante prepotente en muchos sentidos, incluso se jactaba dejando de menos a otros a la menor oportunidad posible... sin embargo nunca había sido un necio que ignorara la realidad, sabia que no debía perder la calma, que no debía dejarse llevar por sus emociones mas de lo necesario, algo que había liberado ya para dejar paso a su parte mas analítica y practica. Tras observar a su alrededor con toda la claridad que le podía permitir su potente auspex contra aquella espesa oscuridad tenia la seguridad que el moverse demasiado solo lo llevaría a un cansancio físico innecesario e infructuoso ya que solo podía distinguir una continua y aplastante negrura, incluso el leve gesto de su cabeza para observar en todas dirección fue muchísimo mas costoso de lo habitual, un detalle que no iba a pasar desapercibido para el tampoco.
Tras varios intentos fallidos de entablar una conexión mental con su progenie o ghoules a través del auspex dudaba si conseguiría muchos frutos intentando explotar aquel poder de la proyección astral, sin embargo no le costaba demasiado comprobarlo... algo que lamento poco después cuando su propia proyección astral salio rebotada contra su cuerpo físico martilleando así su psique mientras su cuerpo físico se tambaleaba amortiguado levemente por el denso vacío al que se le había condenado. Si se hubiera podido permitir el lujo sin esfuerzo de chasquear la lengua lo habría hecho, su hermano le había condenado a depender de los demás, a confiar en que sus actos me salvarían o liberarían... extraños reveses que escondía la paradoja del destino para todos nosotros, aquel que había enseñado a todos y cada uno de sus hijos a no fiarse ni depender de nadie, quien había promulgado una extraña devoción solo basada en la muestra continua de su poder y corrupción contagiosa ahora iba a depender de los gestos continuados y longevos de los demás. Sabia que Lucien estaría disfrutando cada uno de los detalles de la cárcel en la que se le había encerrado, juraría que incluso podía ver la sonrisa de su traidor particular mientras comenzaba a dejar caer su cuerpo, buscando sentarse en el posible suelo de este lugar de la forma menos costosa posible, algo posible a la opresión que realizaba aquella celda que su querido "hermano" había creado para el.
Le quedaba un único camino, sonriendo mentalmente al pensar que estaba casi seguro de que funcionaria, aunque solo fuera por el gran secretismo y desconocimiento que rodeaba aquel poder que ni siquiera compartía con todos los miembros de su linaje, la hechicería setita. La sangre compartida de Seth con su progenie y sus ghoules mas mimados le permitían tener un breve contacto mental con ellos, independientemente de la distancia que los llegara a separar - Haced lo que mejor sabéis hacer hijos míos, corromper almas y entregarlas en sacrificio a vuestro señor, solo así demostrareis ser dignos - un mensaje que consiguió percibir como llego a todos y cada uno de los seres en los que continuaba activa su poderosa sangre, aunque solo fuera en un continuo murmullo amortiguado por la opresión de aquel asfixiante lugar.
Así es como daba comienzo a la milenaria espera del anciano y sabio Seth, un silencioso trayecto solo quebrado por el repiqueteo de los sacrificios contra las paredes inmateriales de aquella prisión tan deseados y necesarios para el regreso del señor de las serpientes. Los primeros siglos los repiqueteos era una dulce y continua melodía para los oídos del paciente Seth, quien esperaba ansioso el momento en que las limitaciones que se le habían impuesto fueran quebradas por fin... sin embargo el numero y continuidad de estos fue decreciendo con el paso del tiempo, de forma lenta paulatina hasta que al final raro era el momento que se escuchaba un débil golpe o dos de sacrificios poco dignos ni siquiera de mención.
A diferencia de los buenos momentos, los malos suelen tardar mucho mas en terminarse pero como en esta existencia tiene su final, mas para seres inmortales como los antediluvianos. Un suave repiqueteo rompió el estoico semblante de Seth, quien abrió un ojo ante el continuo aunque suave repiqueteo que había comenzado a producirse, que se aceleraba rápidamente emocionando así el marchito corazón del poderoso cainita, incluso hubiera conseguido que contuviera el aliento si acaso tuviera la necesidad, y opción dada en su situación, de respirar. Un progresivo ritmo que tuvo su gran colofon con aquel dulce y corrupto sacrificio que abrió finalmente la puerta de salida al antediluviano, aquel desesperante y ansiado suceso por fin había acaecido y no iba a tardar en aprovecharlo, mas no podía salir con aquel decrepito aspecto a la visión de todos sus seguidores, de su congregada progenie que finalmente había conseguido abrir las puertas para su señor... así que aunando muchas de las fuerzas que le quedaban recobro su lozano y atrayente aspecto físico, a fin de cuentas era el señor de las serpientes y muchas veces las apariencias entre los suyos eran mucho mas que importantes. Sin embargo no estaba preparado para lo que se iba a encontrar al cruzar aquel umbral...
Durante un segundo sus ojos se cerraron por la súbita exposición a la luz que llevaba milenios sin conocer, incluso antes de que pudiera abrir los ojos ya tenia en su mente el cuadro que iba a adornar su regreso a la realidad... sin embargo que lejos se encontraba de la realidad, aquella enorme sala central de uno de los gigantescos y secretos templos setitas, donde el incienso flotaba en el enrarecido aire tan propio de de los cuidados y "sacros" lugares utilizados por las serpientes mientras su progenie mas destacada se reunía expectante por el regreso tan deseado de su señor... la realidad que se dibujo en la retina de sus ojos era tan diferente a la que se había imaginado que casi no podía creérsela, una lúgubre habitación compuesta de un material que ni siquiera llegaba a reconocer, tan polvorienta y en desuso que ni siquiera podía imaginarse como alguno de sus hijos podía haber elegido un lugar como este.
Aquella habitación solo se encontraba desfigurada por decenas de cuerpos, atados de pies y manos mientras de sus gargantas aun goteaba el preciado elixir que le había sido prohibido al anciano y poderoso Seth, solo una figura se movió ligeramente centrando así su mirada en la imponente y majestuosa figura del olvidado dios egipcio - ¿ Quien eres tu ? ¿ donde están mis hijos ? - emitió sus dudas el sabio cainita, algo ansioso por conocer las respuestas a sus preguntas mientras tomaba con sus manos los jirones de tela que terminaban de volver su deseable cuerpo, tan deseable como lo podía ser cualquiera de sus "hermanos".
¿ De donde coño has salido tu ? - pregunto confusa la humana que ni siquiera había entendido las palabras del vampiro quien había utilizado instintivamente el ultimo idioma que utilizaba, el egipcio antiguo - ¿ Eres la recompensa por mi devoción ? - pregunto aquella joven mientras se relamía sus carnosos labios, moviendo levemente su cabeza al mirar de arriba a abajo al espectacular ser, al menos era la opinión que ella tenia acerca del recién aparecido Seth, dejando que su ígnea cabellera se moviera tentadoramente bordeando su atrayente rostro.
Seth ni siquiera se molestaba en esconder su sorpresa, en que su rostro estuviera marcado por una pequeña mueca de confusión mientras escuchaba aquella palabras que no llegaba a entender - Demasiado tiempo... - un pequeño susurro que se escapo entre sus labios, un pensamiento no voluntario que emergió quebrando de nuevo el silencio reinante tras las palabras de la hermosa joven. Un hecho que había comprobado desde los albores de la humanidad es que la presencia de cualquiera de los antediluvianos frente a un humano tenia unas reacciones demasiado predecibles, la inmensa mayoría se quedaban embriagados por aquella belleza sobrenatural que los envolvía, que magnificaba la gracia con la que llegaban a moverse, algo que exploto el astuto señor de las serpientes al activar uno de los poderes mas propios de su clan, la presencia, haciendo que su cuerpo llamara excesivamente la atención de la joven conforme se acercaba lentamente hacia ella con sus manos cruzadas sobre su fibrado y marcado torso. Aunque sabia que tenia la atención de la joven sin necesidad de utilizar sus poderes, Seth disfrutaba por fin de la atención de alguien, después de mas de 6 milenios en soledad nadie podía negarle la extraña necesidad que esa vibrante humana despertaba en su hambriento interior... por ello se regodeaba utilizando los mas sibilinos y estramboticos de sus poderes, como era en este caso el de la ofuscación, cambio en constancia su apariencia física, pero solo la zona de sus ojos, cambiando su color por el arco iris mas demencial que pudieras imaginarte... obligando de esta manera a la joven a no separar su mirada de la del antiguo cainita.
Escasos metros separaban ya a la joven y el vampiro, quien acabo frenando sus pasos, algo que pareció aceptar solo a regañadientes la joven cuando la alargada y bífida lengua de Seth se escapo del cobijo de su boca, rodeando el cuello de la humana en una mortal trampa que no llega a cerrar sobre la joven, solo utilizando la doble punta de su lengua para acariciar la tersa y joven piel de aquella humana, deslizando así su lengua por el apetecible cuello de la humana bajándola lentamente hasta que su lengua se dispersaba por el interior de la blusa que escondía el torso de la mas que tentadora humana, acariciando sin pudor alguno los sugerentes y apetecibles pechos de aquella humana, quien se dejaba hacer, entrecerrando sus ojos mientras soltaba un pequeño jadeo por la excitación. Incluso cuando ansiaba la libertad, el anciano Seth no podía evitar dejarse llevar por el vicio y la lujuria, a fin de cuentas era su marca personal desde el comienzo de los tiempos y tras la larga espera no iba a dejar pasar un manjar como aquella dulce y erótica humana.
Minutos... horas... ¿ que mas daba el tiempo que disfrutaron en aquel continuo y lujurioso momento de placer ?No solo se alimento de la humana saciando aquella sed que le invadía desde hacia demasiado tiempo, sino que incluso se digno a premiar a aquella bella humana abrazándola, convirtiéndola en su chiquilla, convirtiéndola así en su mayor y mas digna herramienta para los planes que tenia en mente... convirtiéndola en aquel súbito capricho que podía ser su mas cruel destino, algo que la joven aun no había llegado a descubrir. Recostado en el suelo contra el mármol polvoriento del improvisado altar coloco el cuerpo de su inconsciente chiquilla sobre sus piernas, acariciando su cabello al colocárselo adecuadamente, sonriendo con una extraña mezcla de ternura y malicia conforme su mirada se centraba en aquel rostro "dormido" antes de comenzar a susurrar en un extraño tono de voz viperino, aun sabiendo que no podría llegar a escucharle... y aunque lo hiciera ni siquiera llegaría a entenderlo.
Duerme, descansa, recobra fuerzas mi hermosa esclava... tengo muchos planes para ti, mi querida y glorificada suma sacerdotisa... seras el velo que ocultara mi presencia a este mundo... nadie conocerá mi regreso a este mundo salvo tu... seras la portadora de mi corrupción eterna... seré tu acólito mas fiel y nunca me separare de tu lado... todos caerán en nuestra trampa, todos acudirán a ti sin imaginarse quien estará oculto a tu lado...
Sobrenaturalmente inmóvil, con sus parpados cubriendo sus ojos mientras se sumergía en un trance personal que le liberaba del influjo constante de la locura que producía aquel lugar. Recordaba con detenimiento cada uno de los hechos que le habían hecho acabar en este lugar, sin lamentarse ni llorar por los errores sino aprendiendo de cada uno de ellos, como el eterno observador que solo analiza cada situación para plasmarla en su cuaderno, en sus anotaciones mas preciadas que no eran otras que sus propios pensamientos para el anciano y sabio Seth. Segundos, horas, minutos o siglos acababan sin tener importancia aparente para aquel ser maldito, incluso cuando aquella densa y espesa oscuridad oprimía su aparentemente frágil cuerpo el inmortal Seth permanecía inamovible en aquella posición, perdido en aquellos recuerdos que se volvían imágenes vividas en su propia mente...
Incluso mientras su cuerpo se encontraba en aquel angustioso y demencial lugar, en su mente podía llegar a sentir la arena del desierto acariciando su rostro por la ayuda del continuo movimiento de gélido aire nocturno tan propio de Egipto. Noches que disfrutaba a su antojo, dejando que centenares y miles de meros mortales lo adoraran como a un dios, una posición mas que justificada para el y mas aun tomando sus pretensiones personales tan a cuenta, aquellas noches que dedico a una longeva lucha contra Osiris, aquel chiquillo de Lucien que tenia la mala manía de no saber quedarse muerto, al menos era la opinión del anciano antediluviano, quien maldecía aquel extraño poder que había desarrollado el antiguo lasombra con el que conseguía volver de la muerte una y otra vez. Un par de veces incluso pensaba que lo había conseguido, que el molesto y persistente lasombra por fin había terminado de regresar de la muerte... esperanzas frustradas cuando pasadas unas décadas volvía a reaparecer tan molesto como antes o incluso mas aun, enarbolando su espada en aquella exaltada cruzada contra la decadencia y corrupción que adjudicaba a la poderosa serpiente. El ansiado momento se hizo esperar, se hizo rogar tantas veces al escaparse entre sus dedos que disfruto sobremanera cuando ese instante estuvo por fin a su alcance...
Decenas de cuerpos mutilados salpicaban la mas que amplia habitación de piedra, la sangre de lasombras, setitas, malkavians e incluso de ghoules pintaba aquella piedra del bermellón oscurecido de aquella vitae reseca y no tan reseca, donde lo único que conseguía destacar sobremanera era el cuerpo tambaleante del poderoso lasombra y el revigorizado cuerpo del antediluviano Seth, quien se erguía con orgullo frente a su adversario abatido, sonriendo con malicia y perversidad conforme sus manos hacían leves gestos a las figuras ocultas tras los pilares que rodeaban el macabro cuadro.
Acercaros, mis queridos nietos - siseo entre dientes el sibilino y poderoso señor del clan Setita - observar al poderoso Osiris, hijo de Lucien y paladín de la justicia auto proclamado - utilizando el serpentino tono voz para flagelar el débil ego del derrotado lasombra mientras dispersas figuras se dibujaban en los contornos de aquellos pétreos pilares donde la obediente progenie del señor de las serpientes iba haciendo su aparición.
Aun no ha acabado todo - mascullo el lasombra en un leve intento de reafianzar su posición al pretender levantarse, un hecho que no llego a producirse debido al nuevo golpe que le asestaba Seth, quien había clavado su alargada y bífida lengua en el cuello del lasombra, haciendo así que un nuevo reguero de sangre surgiera del maltrecho Osiris - ¿ crees que esto cambia algo ? - unas palabras que surgieron de los labios del lasombra con una mayor dificultad de lo acostumbrado.
No dudes que lo hará - sonando tan extremadamente satisfecho y orgulloso de su previsión en esta ocasión que era mas que evidente que Seth guardaba mas de un as bajo la manga, incluso cuando ya todo parecía estar a su favor seguía sin dejarle ver todo su mano al angustiado Osiris - puedes llorar, incluso puedes intentar suplicar y buscar la ayuda de tu padre - sonriendo tan ampliamente que conseguía tener un aspecto totalmente antinatural - aquí tu poder esta limitado por el mio, jovenzuelo - tomando tan ampliamente aire que incluso parecía una burla a esa extraña necesidad mortal por el aire - te falta demasiado para poder atravesar la fuerza de mis poderes - clavando con estas palabras su pérfida mirada en el cuerpo abatido de su contrario, regodeándose con orgullo manifiesto de su basto control de la ofuscación, un control que según el solo podría compararse al que poseía Absimiliard, uno de sus "hermanos" - por mucho que el te busque no te encontrara, por mucho que grites con tu mente no podrás sobrepasar mis muros - seguía regodeándose, disfrutando de aquella jaula de ofuscación en la que se había dejado atrapar el incauto lasombra, siempre amparándose en aquel extraño poder para acabar regresando de la muerte.
¿ A mi padre ? - emitió tras prácticamente toser la sangre que se había acumulado en el interior de su boca, un hecho al que claramente no había dado importancia hasta tener la necesidad de hablar de nuevo - ¿ crees que lo necesito ? - riéndose a duras penas como podía, sin intentar ya levantarse del suelo, sintiendo como la hambre por falta de sangre se acumulaba y crecía en su interior, pidiendo el control de la situación, las riendas de su muerte directa en el momento que eso llegara a suceder... ya que Seth perdería el interés en mortificar al lasombra - volverá a ser como siempre, tu me mataras, yo regresare... - emitiendo sus palabras en un extraño tono de dolor e irónica diversión - ... hasta el día que consiga encontrar tu punto débil y tu no podrás regresar como yo - incorporando su cabeza lo justo para mirarle a Seth a la car, sonriendo con aquel rostro desdibujado por las heridas y la sangre, buscando de esta manera regodearse frente al anciano antediluviano.
El sonido de las carcajadas del poderoso señor del clan de las serpientes solo era interrumpido por las antorchas que iban clavando alrededor del cuerpo de Osiris la progenie mas combativa del viperino antediluviano - No esperes esta vez que tus chiquillos ausentes puedan realizar el ritual - tirando al suelo 5 pequeños sacos de cuero que contenían las cenizas necesarias de Osiris para resucitarle, sonando tan satisfecho con estas palabras que incluso a continuación sonó apunto del orgasmo - tampoco cuentes con las atenciones de tu amada Isis... - dejando caer al suelo frente a el el emblema ensangrentado de la consorte vampirica del cada vez mas abatido lasombra - por si no te cuadraban las cuentas de tus cenizas... - añadió tan perversamente Seth, saboreando mas aun el gesto de incredulidad, asombro e ira que se iba mostrando en el rostro de su adversario, sobretodo si teníamos en cuenta que la hermosa vampiresa continuaba con vida, puede que incluso aun ignorara por completo el hecho de que le hubiera desaparecido su emblema ceremonial y las cenizas de su adorado y protegido esposo, aquella sangre no era mas que una ilusión óptica que Seth le mostraba en sus momentos finales, una dulce guinda que aun enturbiaba mas la muerte del mas que angustiado lasombra.
¡¡Maldit... !!- un grito ahogado por un gesto de Seth, un gesto al que toda su progenie presente se abalanzo sobre el cuerpo de Osiris, aprovechando para clavar sus colmillos en cualquier parte de este, cuello, brazos, manos, muslos, pecho e incluso varios de ellos habían hincado sus afiladas armas en el rostro del lasombra, absorbiendo con fuerza la vitae del hijo de Lucien, destruyendo por completo su alma, quebrandola en el pecado mas imperdonable para los vampiros, la diableri, mientras la risa perpetua del poderoso Seth brindaba la banda sonora a la muerte definitiva de Osiris, un momento que había deseado demasiado y por fin conseguía atraparlo sin dejar ningún hilo al azar del destino.
Aun pudo disfrutar de unos años de tranquilidad, regodeándose en el trabajo bien hecho, desperdiciando ese maravilloso tiempo que no mucho después ansiaría haber invertido en cosas mucho mas productivas... sin embargo se abandono durante meses al continuo placer con Neftis, su amada concubina, dejando desatadas durante un exceso de tiempo los mas carnales y bajos instintos de una manera que nunca mas podría llegar a ver el antiguo Egipto. Pero como todo lo que uno llega a disfrutar llego a su fin, sin aviso previo o posible conocimiento, simplemente se termino... un recuerdo oculto y sellado del que solo se escapaban pequeñas ráfagas de imágenes inconexas... la luna reflejada sobre el rió Nilo... el rostro sonriente y retador de su querida Neftis... momentos de vicio interrumpidos súbitamente por los Hijos de Osiris... su propia ira ardiendo en su interior conforme se predisponía a destruir a aquellos ilusos... su "hermano" Lucien surgiendo de la nada... la cabeza de su amada esposa sumergiéndose en las profundidades del Nilo...
La escasa conversación que tuvieron los poderosos "hermanos" vampiro quedo en un eterno secreto que los unía y vinculaba en silencio por la eternidad, incluso en aquella despedida obligadamente silenciosa era mas que palpable el eterno odio que Seth profesaría a Lucien, aquella mirada de odio y rencor que ni siquiera se digno a ocultar el derrotado señor de las serpientes bajo ese eterno disfraz que ocultaba su verdadero ser a los ojos de los demás, aquella bendición que había recibido al controlar a su antojo un poder como el de la ofuscación y no llego a utilizar solo para dejar claro algo a su querido "hermano" con aquella despedida - Esto no es el final - un mensaje que el señor de las sombras había entendido perfectamente, aunque parecía dudar de su veracidad al encerrar en aquel recóndito y letal lugar a Seth con una enorme y jactanciosa sonrisa en su rostro.
Una vez en aquel lugar, la extraña y resistente mordaza que le había impuesto Lucien duro extremedamente poco, incluso fue una fuente de alivio y desfogue para Seth, quien aprovecho la circunstancia para descargar la rabia por la muerte de su amada Neftis permitiéndose el único lujo del que disponía para demostrar su amor... una única lagrima carmesí recorrió el pálido rostro del anciano setita, un único río que recorrió su rostro hasta morir en su afilado mentón... no mas podía permitirse el anciano antediluviano quien sabia que necesitaría todas sus fuerzas y recursos para conseguir escapar de aquel lugar en el que había sido encerrado por los Hijos de Osiris y Lucien. Puede que fuera bastante prepotente en muchos sentidos, incluso se jactaba dejando de menos a otros a la menor oportunidad posible... sin embargo nunca había sido un necio que ignorara la realidad, sabia que no debía perder la calma, que no debía dejarse llevar por sus emociones mas de lo necesario, algo que había liberado ya para dejar paso a su parte mas analítica y practica. Tras observar a su alrededor con toda la claridad que le podía permitir su potente auspex contra aquella espesa oscuridad tenia la seguridad que el moverse demasiado solo lo llevaría a un cansancio físico innecesario e infructuoso ya que solo podía distinguir una continua y aplastante negrura, incluso el leve gesto de su cabeza para observar en todas dirección fue muchísimo mas costoso de lo habitual, un detalle que no iba a pasar desapercibido para el tampoco.
Tras varios intentos fallidos de entablar una conexión mental con su progenie o ghoules a través del auspex dudaba si conseguiría muchos frutos intentando explotar aquel poder de la proyección astral, sin embargo no le costaba demasiado comprobarlo... algo que lamento poco después cuando su propia proyección astral salio rebotada contra su cuerpo físico martilleando así su psique mientras su cuerpo físico se tambaleaba amortiguado levemente por el denso vacío al que se le había condenado. Si se hubiera podido permitir el lujo sin esfuerzo de chasquear la lengua lo habría hecho, su hermano le había condenado a depender de los demás, a confiar en que sus actos me salvarían o liberarían... extraños reveses que escondía la paradoja del destino para todos nosotros, aquel que había enseñado a todos y cada uno de sus hijos a no fiarse ni depender de nadie, quien había promulgado una extraña devoción solo basada en la muestra continua de su poder y corrupción contagiosa ahora iba a depender de los gestos continuados y longevos de los demás. Sabia que Lucien estaría disfrutando cada uno de los detalles de la cárcel en la que se le había encerrado, juraría que incluso podía ver la sonrisa de su traidor particular mientras comenzaba a dejar caer su cuerpo, buscando sentarse en el posible suelo de este lugar de la forma menos costosa posible, algo posible a la opresión que realizaba aquella celda que su querido "hermano" había creado para el.
Le quedaba un único camino, sonriendo mentalmente al pensar que estaba casi seguro de que funcionaria, aunque solo fuera por el gran secretismo y desconocimiento que rodeaba aquel poder que ni siquiera compartía con todos los miembros de su linaje, la hechicería setita. La sangre compartida de Seth con su progenie y sus ghoules mas mimados le permitían tener un breve contacto mental con ellos, independientemente de la distancia que los llegara a separar - Haced lo que mejor sabéis hacer hijos míos, corromper almas y entregarlas en sacrificio a vuestro señor, solo así demostrareis ser dignos - un mensaje que consiguió percibir como llego a todos y cada uno de los seres en los que continuaba activa su poderosa sangre, aunque solo fuera en un continuo murmullo amortiguado por la opresión de aquel asfixiante lugar.
Así es como daba comienzo a la milenaria espera del anciano y sabio Seth, un silencioso trayecto solo quebrado por el repiqueteo de los sacrificios contra las paredes inmateriales de aquella prisión tan deseados y necesarios para el regreso del señor de las serpientes. Los primeros siglos los repiqueteos era una dulce y continua melodía para los oídos del paciente Seth, quien esperaba ansioso el momento en que las limitaciones que se le habían impuesto fueran quebradas por fin... sin embargo el numero y continuidad de estos fue decreciendo con el paso del tiempo, de forma lenta paulatina hasta que al final raro era el momento que se escuchaba un débil golpe o dos de sacrificios poco dignos ni siquiera de mención.
A diferencia de los buenos momentos, los malos suelen tardar mucho mas en terminarse pero como en esta existencia tiene su final, mas para seres inmortales como los antediluvianos. Un suave repiqueteo rompió el estoico semblante de Seth, quien abrió un ojo ante el continuo aunque suave repiqueteo que había comenzado a producirse, que se aceleraba rápidamente emocionando así el marchito corazón del poderoso cainita, incluso hubiera conseguido que contuviera el aliento si acaso tuviera la necesidad, y opción dada en su situación, de respirar. Un progresivo ritmo que tuvo su gran colofon con aquel dulce y corrupto sacrificio que abrió finalmente la puerta de salida al antediluviano, aquel desesperante y ansiado suceso por fin había acaecido y no iba a tardar en aprovecharlo, mas no podía salir con aquel decrepito aspecto a la visión de todos sus seguidores, de su congregada progenie que finalmente había conseguido abrir las puertas para su señor... así que aunando muchas de las fuerzas que le quedaban recobro su lozano y atrayente aspecto físico, a fin de cuentas era el señor de las serpientes y muchas veces las apariencias entre los suyos eran mucho mas que importantes. Sin embargo no estaba preparado para lo que se iba a encontrar al cruzar aquel umbral...
Durante un segundo sus ojos se cerraron por la súbita exposición a la luz que llevaba milenios sin conocer, incluso antes de que pudiera abrir los ojos ya tenia en su mente el cuadro que iba a adornar su regreso a la realidad... sin embargo que lejos se encontraba de la realidad, aquella enorme sala central de uno de los gigantescos y secretos templos setitas, donde el incienso flotaba en el enrarecido aire tan propio de de los cuidados y "sacros" lugares utilizados por las serpientes mientras su progenie mas destacada se reunía expectante por el regreso tan deseado de su señor... la realidad que se dibujo en la retina de sus ojos era tan diferente a la que se había imaginado que casi no podía creérsela, una lúgubre habitación compuesta de un material que ni siquiera llegaba a reconocer, tan polvorienta y en desuso que ni siquiera podía imaginarse como alguno de sus hijos podía haber elegido un lugar como este.
Aquella habitación solo se encontraba desfigurada por decenas de cuerpos, atados de pies y manos mientras de sus gargantas aun goteaba el preciado elixir que le había sido prohibido al anciano y poderoso Seth, solo una figura se movió ligeramente centrando así su mirada en la imponente y majestuosa figura del olvidado dios egipcio - ¿ Quien eres tu ? ¿ donde están mis hijos ? - emitió sus dudas el sabio cainita, algo ansioso por conocer las respuestas a sus preguntas mientras tomaba con sus manos los jirones de tela que terminaban de volver su deseable cuerpo, tan deseable como lo podía ser cualquiera de sus "hermanos".
¿ De donde coño has salido tu ? - pregunto confusa la humana que ni siquiera había entendido las palabras del vampiro quien había utilizado instintivamente el ultimo idioma que utilizaba, el egipcio antiguo - ¿ Eres la recompensa por mi devoción ? - pregunto aquella joven mientras se relamía sus carnosos labios, moviendo levemente su cabeza al mirar de arriba a abajo al espectacular ser, al menos era la opinión que ella tenia acerca del recién aparecido Seth, dejando que su ígnea cabellera se moviera tentadoramente bordeando su atrayente rostro.
Seth ni siquiera se molestaba en esconder su sorpresa, en que su rostro estuviera marcado por una pequeña mueca de confusión mientras escuchaba aquella palabras que no llegaba a entender - Demasiado tiempo... - un pequeño susurro que se escapo entre sus labios, un pensamiento no voluntario que emergió quebrando de nuevo el silencio reinante tras las palabras de la hermosa joven. Un hecho que había comprobado desde los albores de la humanidad es que la presencia de cualquiera de los antediluvianos frente a un humano tenia unas reacciones demasiado predecibles, la inmensa mayoría se quedaban embriagados por aquella belleza sobrenatural que los envolvía, que magnificaba la gracia con la que llegaban a moverse, algo que exploto el astuto señor de las serpientes al activar uno de los poderes mas propios de su clan, la presencia, haciendo que su cuerpo llamara excesivamente la atención de la joven conforme se acercaba lentamente hacia ella con sus manos cruzadas sobre su fibrado y marcado torso. Aunque sabia que tenia la atención de la joven sin necesidad de utilizar sus poderes, Seth disfrutaba por fin de la atención de alguien, después de mas de 6 milenios en soledad nadie podía negarle la extraña necesidad que esa vibrante humana despertaba en su hambriento interior... por ello se regodeaba utilizando los mas sibilinos y estramboticos de sus poderes, como era en este caso el de la ofuscación, cambio en constancia su apariencia física, pero solo la zona de sus ojos, cambiando su color por el arco iris mas demencial que pudieras imaginarte... obligando de esta manera a la joven a no separar su mirada de la del antiguo cainita.
Escasos metros separaban ya a la joven y el vampiro, quien acabo frenando sus pasos, algo que pareció aceptar solo a regañadientes la joven cuando la alargada y bífida lengua de Seth se escapo del cobijo de su boca, rodeando el cuello de la humana en una mortal trampa que no llega a cerrar sobre la joven, solo utilizando la doble punta de su lengua para acariciar la tersa y joven piel de aquella humana, deslizando así su lengua por el apetecible cuello de la humana bajándola lentamente hasta que su lengua se dispersaba por el interior de la blusa que escondía el torso de la mas que tentadora humana, acariciando sin pudor alguno los sugerentes y apetecibles pechos de aquella humana, quien se dejaba hacer, entrecerrando sus ojos mientras soltaba un pequeño jadeo por la excitación. Incluso cuando ansiaba la libertad, el anciano Seth no podía evitar dejarse llevar por el vicio y la lujuria, a fin de cuentas era su marca personal desde el comienzo de los tiempos y tras la larga espera no iba a dejar pasar un manjar como aquella dulce y erótica humana.
Minutos... horas... ¿ que mas daba el tiempo que disfrutaron en aquel continuo y lujurioso momento de placer ?No solo se alimento de la humana saciando aquella sed que le invadía desde hacia demasiado tiempo, sino que incluso se digno a premiar a aquella bella humana abrazándola, convirtiéndola en su chiquilla, convirtiéndola así en su mayor y mas digna herramienta para los planes que tenia en mente... convirtiéndola en aquel súbito capricho que podía ser su mas cruel destino, algo que la joven aun no había llegado a descubrir. Recostado en el suelo contra el mármol polvoriento del improvisado altar coloco el cuerpo de su inconsciente chiquilla sobre sus piernas, acariciando su cabello al colocárselo adecuadamente, sonriendo con una extraña mezcla de ternura y malicia conforme su mirada se centraba en aquel rostro "dormido" antes de comenzar a susurrar en un extraño tono de voz viperino, aun sabiendo que no podría llegar a escucharle... y aunque lo hiciera ni siquiera llegaría a entenderlo.
Duerme, descansa, recobra fuerzas mi hermosa esclava... tengo muchos planes para ti, mi querida y glorificada suma sacerdotisa... seras el velo que ocultara mi presencia a este mundo... nadie conocerá mi regreso a este mundo salvo tu... seras la portadora de mi corrupción eterna... seré tu acólito mas fiel y nunca me separare de tu lado... todos caerán en nuestra trampa, todos acudirán a ti sin imaginarse quien estará oculto a tu lado...
¿ El mundo estaría preparado para su regreso ? ¿ Alguien podía dudar de las escasas palabras que le había dedicado el anciano Seth a su nueva progenie después de milenios de planificación ? ¿ Cuanto tardaría el antediluviano en acostumbrarse al nuevo nuevo que le iba a rodear ? ¿ Cuanto tardaría en cruzar su camino con el de Lucien de nuevo ?
OFF:
color correspondiente = en cursiva hablan en Egipcio antiguo
Seth
Osiris
Isis = nueva progenie de Seth
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