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Época
Otoño » mín. 12º máx. 20º
Clima templado. Mañanas frescas y cielo despejado, en las tardes con lluvia y noches semidespejadas.
Ambiente extraño, después de todos los acontecimientos del año pasado, el castillo está pasando en una época para resanar rencores pasados y heridas, tanto físicas como mentales.
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Créditos
Skin y tablillas creados por HARDROCK, Tablón de anuncios gracias a MIKAE, se le agradece a la página de SAVAGE THEMES.
Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.
La trama, los gráficos son propiedad de Nyx H. (Paulette)
Las Leyes de Rizzo - Leonard R./ Nero L.
5 participantes
Página 1 de 1.
Las Leyes de Rizzo - Leonard R./ Nero L.
Título: “Las Leyes de Rizzo”
Capitulo: 1. Mereciendo
Autor: Algodón de Azúcar
Pareja: Leonard S. Rizzo / Nero Lodge
Fandom: Harry Potter – ROL Liens Brises
Tabla: “Las Leyes de Murphy”
Ley: “La mayoría de las personas se merecen la una a la otra.”
Advertencia: +18, YAOI (relación Hombre x Hombre). Es un semi-AU (Universo Alterno), por lo que habrán cosas en el desarrollo de la historia, que no concordarán con lo que pasa actualmente en el foro. Si bien estará basado en el ambiente general, algunas cosas cambiarán.
Resumen: Nero tiene problemas en una clase con el profesor Rizzo. Nero odiaba el verde. Odiaba el frío y Odiaba a Rizzo.
Esa tarde, era una de esas que no le gustaban en absoluto. Eran en las cuales tendría que ver la cara de “cierta” persona que no soportaba en muchos aspectos, y lo que menos soportaba era que respetaba cada una de esas cosas que no entendía de él. Desde su porte tan autoritario y su mirada arrogante, hasta su caminar sereno, como si estuviera cazando a cada uno de los alumnos en su aula.
Un escalofrío le recorrió la espalda mientras se detenía un momento en el pasillo que le llevaba hacia las escaleras.
─Odio el frío… en las Mazmorras hace frío, ¿Por qué no podría dar la clase de Pociones en algún otro lugar más sano que ese?─ murmuró para sí mismo aquel joven que reanudaba su caminata hacia su siguiente clase.
Pociones.
En las Mazmorras.
Con el Profesor Rizzo.
Se volvió a detener, dudando. Y volvió a repetir una vez más, en su mente, que debía de ir a la clase. Era el Prefecto de su casa, era una de las personas más responsables dentro de las cuatro paredes del castillo. Incluso muchos le habían mencionado la seriedad con la que tomaba su estadía en aquel mágico lugar.
Él era Nero Lodge. Él era un estudiante modelo. Incluso en las materias que menos se le daba que era la Aritmancia… pero Pociones, era otra historia.
Reanudó su caminata hacia las escaleras que descendían a las frías mazmorras, sus pies daban pasos firmes, pero sus manos apretaban con un poco más de fuerza sus objetos personales. Su porte era seguro y galante como siempre lo había sido pero por dentro estaba en un mar de nerviosismo.
Frunció el ceño cuando estaba dando la última vuelta de las escaleras. ¿Por qué tenía que sentirse así cada vez que bajaba por aquellas escaleras y notar como la temperatura descendía?
Culpaba al encierro que sentía al estar en las profundidades del castillo. El ambiente tan corrompido por el aroma de las Pociones. Incluso creía que había sido su poca comida la que le había hecho daño. Pero siempre era lo mismo. Siempre se sentía en un mar de nervios, que su estómago se entumecía y a veces le hacía detenerse. Pero era el perfecto prefecto de Ravenclaw. No debía detenerse.
Entro a clase con sus compañeros. Se sentó en una mesa compartida con dos agradables e inteligentes chicos de su casa, y a su lado estaba la mesa de las chicas, donde su compañera Prefecta, Alexia Hendrick, ponía la cuidadosa atención a las instrucciones del Profesor.
Intentaba no mirar tanto a aquel hombre de porte tan duro, pero su afán de aprendizaje, de curiosidad como alumno dedicado era mucho más fuerte en algunas ocasiones que levantaba la mirada para ver a su profesor de Pociones.
Veía su perfil, su espalda, su rostro. Nunca cambiaba aquella aura tan fuerte y tan enérgica que le caracterizaba y sin quererlo suspiró, atrayendo la mirada del mencionado profesor pero no dijo nada. Extrañamente nada.
─Ya pueden retirarse. Su tarea debe estar en mi escritorio el viernes por la mañana, no aceptaré trabajos fuera de tiempo. Señor Lodge, Necesito hablar con usted -el mencionado se quedó estático un momento mientras llevaba su libro a su maleta de piel. Pero no se dejó amedrentar y se giró al profesor, asintiendo mientras se volvía a sentar en el banco.
La mazmorra se deshabitó rápidamente.
─”No es extraño, nadie quiere quedarse con Rizzo a solas… “─ pensó el prefecto mientras esperaba que el Profesor tomara la palabra.
─Le he visto distraído en esta clase, ¿Acaso no es merecedora mi materia para que le dedique toda su atención o es que tiene cosas más inútiles en su cabeza?─ algo de lo que se caracterizaba el Profesor era en su forma de decir las cosas cuando estaba molesto. Y esta vez era una de esas ocasiones.
─No sé a lo que se refiera profesor, no era así. Mi atención estaba en la clase, como debe de ser─ La mirada penetrante del profesor Rizzo, se clavó en el prefecto, amedrentándolo solo un poco, pero no perdiendo aquella línea de respeto.
─Tendrá que repetir la poción.─ sentención el profesor. Nero simplemente asintió afirmativamente, intentando contener su instinto.─En este momento, así que le aconsejo que no guarde sus pertenencias. Quiero verle hacer la Poción paso a paso─el profesor tomó asiento a una mesa de distancia.
Nero se había quedado algo… molesto. Pero se mordió el labio internamente mientras regresaba sus cosas a la mesa, su caldero, su balanza, sus frascos, su libro. Estaba totalmente convencido de que todo estaría en orden y que al final de cuentas no fallaría la poción… aunque con Rizzo, nunca se sabía.
Comenzó a cortar, mezclar, encender, calentar, enfriar, volver a mezclar bajo los ojos analíticos del profesor.
La Pócima estaba adquiriendo el color Azul Centrino que debía de adquirir. Nero estaba orgulloso, era la primera vez que iba a demostrar que era totalmente capaz y que no había cosa alguna que reclamarle y sin embargo, no se giró cuando movía lentamente su pócima.
─Todo, absolutamente todo, está mal hecho.─ sentenció el profesor, con aquel tono frío y decepcionado, descruzándose de brazos, levantándose de aquel banco.
─Lamento decepcionarle profesor, pero difiero de su conclusión. He seguido a la perfección sus instrucciones y las del libro con sus indicaciones. No me he equivocado y la Poción tiene el color perfecto que usted ha requerido en su clase─ no pudo, Nero no pudo detenerse. Debía de defenderse, claro, sin perder su forma de ser.
El profesor, caminó lentamente hacia Nero y se posó a su lado, apoyando una mano en la mesa, acercando su rostro al joven, demasiado cerca, demasiado junto. Nero sentía que su espacio vital estaba siendo invadido.
─¿Cree usted acaso que su forma de expresarse es la solución a sus problemas y equivocaciones, Señor Lodge?, Para tener una verdadera felicitación, debe hacer todo como usted debe hacerlo. Perfecto. ¿Acaso usted ha estado engañándose a usted mismo, intentando probar algo a los demás siendo tan perfecto cuando no lo es?─ Rizzo estaba acercándose más, su rostro estaba demostrando cuan molesto estaba, Nero estaba ciertamente temblando, pero mantenía la mirada al profesor.
─Profesor, con todo respeto, no quiero demostrarle a nadie absolutamente nada.─ respondió.
─¿Está seguro, Joven Lodge?, porque puedo ver en su rostro, que usted desea que le sea reconocido su trabajo cuando es su obligación.─ el profesor se alejó hacia su escritorio, dándole la espalda al alumno.─Todos, merecemos de todos, y todos merecemos a la otra persona, pero acaso, ¿necesitamos demostrar eso para saber que merecemos lo que tenemos?─ le preguntó llegando a su escritorio
Nero apretó su libro de pociones, molesto. No sabiendo que responder.
─Quiero, aparte de la tarea que he dejado una redacción de dos pergaminos acerca de la poción que acaba de hacer mal, el procedimiento correcto y una muestra de la poción de elaborada correctamente… para mañana a primera hora─ sentenció antes de guardar sus cosas en su portafolio y detenerse en la puerta de la mazmorra.
Nero se quedó parado apretando su libro. Molesto.
─Piense en lo que le he dicho esta tarde, Joven Lodge, no quiero volver a repetirlo─ dijo antes de desaparecer.
Nero se sentía frustrado, y suspiró para calmarse antes de volver a recoger sus cosas. Más tarea, más trabajos y sus palabras.
” Todos, merecemos de todos, y todos merecemos a la otra persona, pero acaso, ¿necesitamos demostrar eso para saber que merecemos lo que tenemos?”
No entendía a lo que se refería y su cabeza no estaba para entender. Rizzo iba a terminar sacándole canas verdes… y él odiaba el verde.
Y odiaba a Rizzo.
Capitulo: 1. Mereciendo
Autor: Algodón de Azúcar
Pareja: Leonard S. Rizzo / Nero Lodge
Fandom: Harry Potter – ROL Liens Brises
Tabla: “Las Leyes de Murphy”
Ley: “La mayoría de las personas se merecen la una a la otra.”
Advertencia: +18, YAOI (relación Hombre x Hombre). Es un semi-AU (Universo Alterno), por lo que habrán cosas en el desarrollo de la historia, que no concordarán con lo que pasa actualmente en el foro. Si bien estará basado en el ambiente general, algunas cosas cambiarán.
Resumen: Nero tiene problemas en una clase con el profesor Rizzo. Nero odiaba el verde. Odiaba el frío y Odiaba a Rizzo.
[ ..::..]♦ Mereciendo ♦[ ..::..]
Esa tarde, era una de esas que no le gustaban en absoluto. Eran en las cuales tendría que ver la cara de “cierta” persona que no soportaba en muchos aspectos, y lo que menos soportaba era que respetaba cada una de esas cosas que no entendía de él. Desde su porte tan autoritario y su mirada arrogante, hasta su caminar sereno, como si estuviera cazando a cada uno de los alumnos en su aula.
Un escalofrío le recorrió la espalda mientras se detenía un momento en el pasillo que le llevaba hacia las escaleras.
─Odio el frío… en las Mazmorras hace frío, ¿Por qué no podría dar la clase de Pociones en algún otro lugar más sano que ese?─ murmuró para sí mismo aquel joven que reanudaba su caminata hacia su siguiente clase.
Pociones.
En las Mazmorras.
Con el Profesor Rizzo.
Se volvió a detener, dudando. Y volvió a repetir una vez más, en su mente, que debía de ir a la clase. Era el Prefecto de su casa, era una de las personas más responsables dentro de las cuatro paredes del castillo. Incluso muchos le habían mencionado la seriedad con la que tomaba su estadía en aquel mágico lugar.
Él era Nero Lodge. Él era un estudiante modelo. Incluso en las materias que menos se le daba que era la Aritmancia… pero Pociones, era otra historia.
Reanudó su caminata hacia las escaleras que descendían a las frías mazmorras, sus pies daban pasos firmes, pero sus manos apretaban con un poco más de fuerza sus objetos personales. Su porte era seguro y galante como siempre lo había sido pero por dentro estaba en un mar de nerviosismo.
Frunció el ceño cuando estaba dando la última vuelta de las escaleras. ¿Por qué tenía que sentirse así cada vez que bajaba por aquellas escaleras y notar como la temperatura descendía?
Culpaba al encierro que sentía al estar en las profundidades del castillo. El ambiente tan corrompido por el aroma de las Pociones. Incluso creía que había sido su poca comida la que le había hecho daño. Pero siempre era lo mismo. Siempre se sentía en un mar de nervios, que su estómago se entumecía y a veces le hacía detenerse. Pero era el perfecto prefecto de Ravenclaw. No debía detenerse.
Entro a clase con sus compañeros. Se sentó en una mesa compartida con dos agradables e inteligentes chicos de su casa, y a su lado estaba la mesa de las chicas, donde su compañera Prefecta, Alexia Hendrick, ponía la cuidadosa atención a las instrucciones del Profesor.
Intentaba no mirar tanto a aquel hombre de porte tan duro, pero su afán de aprendizaje, de curiosidad como alumno dedicado era mucho más fuerte en algunas ocasiones que levantaba la mirada para ver a su profesor de Pociones.
Veía su perfil, su espalda, su rostro. Nunca cambiaba aquella aura tan fuerte y tan enérgica que le caracterizaba y sin quererlo suspiró, atrayendo la mirada del mencionado profesor pero no dijo nada. Extrañamente nada.
─Ya pueden retirarse. Su tarea debe estar en mi escritorio el viernes por la mañana, no aceptaré trabajos fuera de tiempo. Señor Lodge, Necesito hablar con usted -el mencionado se quedó estático un momento mientras llevaba su libro a su maleta de piel. Pero no se dejó amedrentar y se giró al profesor, asintiendo mientras se volvía a sentar en el banco.
La mazmorra se deshabitó rápidamente.
─”No es extraño, nadie quiere quedarse con Rizzo a solas… “─ pensó el prefecto mientras esperaba que el Profesor tomara la palabra.
─Le he visto distraído en esta clase, ¿Acaso no es merecedora mi materia para que le dedique toda su atención o es que tiene cosas más inútiles en su cabeza?─ algo de lo que se caracterizaba el Profesor era en su forma de decir las cosas cuando estaba molesto. Y esta vez era una de esas ocasiones.
─No sé a lo que se refiera profesor, no era así. Mi atención estaba en la clase, como debe de ser─ La mirada penetrante del profesor Rizzo, se clavó en el prefecto, amedrentándolo solo un poco, pero no perdiendo aquella línea de respeto.
─Tendrá que repetir la poción.─ sentención el profesor. Nero simplemente asintió afirmativamente, intentando contener su instinto.─En este momento, así que le aconsejo que no guarde sus pertenencias. Quiero verle hacer la Poción paso a paso─el profesor tomó asiento a una mesa de distancia.
Nero se había quedado algo… molesto. Pero se mordió el labio internamente mientras regresaba sus cosas a la mesa, su caldero, su balanza, sus frascos, su libro. Estaba totalmente convencido de que todo estaría en orden y que al final de cuentas no fallaría la poción… aunque con Rizzo, nunca se sabía.
Comenzó a cortar, mezclar, encender, calentar, enfriar, volver a mezclar bajo los ojos analíticos del profesor.
La Pócima estaba adquiriendo el color Azul Centrino que debía de adquirir. Nero estaba orgulloso, era la primera vez que iba a demostrar que era totalmente capaz y que no había cosa alguna que reclamarle y sin embargo, no se giró cuando movía lentamente su pócima.
─Todo, absolutamente todo, está mal hecho.─ sentenció el profesor, con aquel tono frío y decepcionado, descruzándose de brazos, levantándose de aquel banco.
─Lamento decepcionarle profesor, pero difiero de su conclusión. He seguido a la perfección sus instrucciones y las del libro con sus indicaciones. No me he equivocado y la Poción tiene el color perfecto que usted ha requerido en su clase─ no pudo, Nero no pudo detenerse. Debía de defenderse, claro, sin perder su forma de ser.
El profesor, caminó lentamente hacia Nero y se posó a su lado, apoyando una mano en la mesa, acercando su rostro al joven, demasiado cerca, demasiado junto. Nero sentía que su espacio vital estaba siendo invadido.
─¿Cree usted acaso que su forma de expresarse es la solución a sus problemas y equivocaciones, Señor Lodge?, Para tener una verdadera felicitación, debe hacer todo como usted debe hacerlo. Perfecto. ¿Acaso usted ha estado engañándose a usted mismo, intentando probar algo a los demás siendo tan perfecto cuando no lo es?─ Rizzo estaba acercándose más, su rostro estaba demostrando cuan molesto estaba, Nero estaba ciertamente temblando, pero mantenía la mirada al profesor.
─Profesor, con todo respeto, no quiero demostrarle a nadie absolutamente nada.─ respondió.
─¿Está seguro, Joven Lodge?, porque puedo ver en su rostro, que usted desea que le sea reconocido su trabajo cuando es su obligación.─ el profesor se alejó hacia su escritorio, dándole la espalda al alumno.─Todos, merecemos de todos, y todos merecemos a la otra persona, pero acaso, ¿necesitamos demostrar eso para saber que merecemos lo que tenemos?─ le preguntó llegando a su escritorio
Nero apretó su libro de pociones, molesto. No sabiendo que responder.
─Quiero, aparte de la tarea que he dejado una redacción de dos pergaminos acerca de la poción que acaba de hacer mal, el procedimiento correcto y una muestra de la poción de elaborada correctamente… para mañana a primera hora─ sentenció antes de guardar sus cosas en su portafolio y detenerse en la puerta de la mazmorra.
Nero se quedó parado apretando su libro. Molesto.
─Piense en lo que le he dicho esta tarde, Joven Lodge, no quiero volver a repetirlo─ dijo antes de desaparecer.
Nero se sentía frustrado, y suspiró para calmarse antes de volver a recoger sus cosas. Más tarea, más trabajos y sus palabras.
” Todos, merecemos de todos, y todos merecemos a la otra persona, pero acaso, ¿necesitamos demostrar eso para saber que merecemos lo que tenemos?”
No entendía a lo que se refería y su cabeza no estaba para entender. Rizzo iba a terminar sacándole canas verdes… y él odiaba el verde.
Y odiaba a Rizzo.
Leonard S. Rizzo- Profesor
- Pb : Leonardo DiCaprio
Mensajes : 117
Nacimiento : 10/11/1978
Edad : 46
Signo :
Ocupación : Profesor de Pociones
Inscripción : 15/10/2013
Re: Las Leyes de Rizzo - Leonard R./ Nero L.
Muy.... Inquietante. Creo que esa es la palabra que busco.
Re: Las Leyes de Rizzo - Leonard R./ Nero L.
Muy... interesante, especialmente saber que Nero me engaña (?) XDDDDD
PD: esto es para molestar a Nero x3
PD: esto es para molestar a Nero x3
Re: Las Leyes de Rizzo - Leonard R./ Nero L.
Título: “Las Leyes de Rizzo”
Capitulo: 2. Modo Fácil
Autor: Algodón de Azúcar
Pareja: Leonard S. Rizzo / Nero Lodge
Fandom: Harry Potter – ROL Liens Brises
Tabla: “Las Leyes de Murphy”
Ley: “Siempre hay una manera más fácil de hacer las cosas.”
Advertencia: +18, YAOI (relación Hombre x Hombre). Es un semi-AU (Universo Alterno), por lo que habrán cosas en el desarrollo de la historia, que no concordarán con lo que pasa actualmente en el foro. Si bien estará basado en el ambiente general, algunas cosas cambiarán.
Resumen:
[ ..::..]♦ Modo Fácil ♦[ ..::..]
Él nunca perdía los estribos.
Él nunca aventaría sus cosas.
Él jamás terminaría maldiciendo en voz alta.
¿Verdad?
─¡MALDITO RIZZO!─ Gritó mientras que caminaba cual león enjaulado sobre el pasto junto a aquel árbol solitario entre las rocas con vista al lago negro. Era uno de sus lugares favoritos para ir a leer o incluso ir a descansar. Le gustaba recostarse en su forma felina al sol para calentarse un poco mientras veía como el agua se movía.
Incluso algunas veces le gustaba jugar con el agua con sus patas de gato bengalí, pero esta vez no. Esta vez estaba furioso como pocas veces lo estaba. Aventó su libro de pociones y su porta pergaminos, antes de patear el pasto más molesto.
La razón de la molestia de Nero era simple. En Clase, el profesor Rizzo le había dejado en ridículo. Bueno, eso era lo normal. Ya que a Rizzo se le daba de maravilla el poner en ridículo a medio mundo. Incluso Nero creía que el profesor lo disfrutaba secretamente y hasta planeaba como hacerlo cada vez peor.
Esta vez, El profesor había dejado una poción fácil, debían de hacerla personalmente cada alumno, y después decir para que servía, cada ingrediente que llevaba, dejar la muestra en perfectas condiciones sobre el escritorio y sobre todo una redacción de cómo mejorar la pócima.. Nero había hecho todo como siempre, a la perfección, pero …
El profesor se paseaba por la mazmorra, revisando y corrigiendo las pociones, una a una hasta que llegó a la del prefecto de Ravenclaw. Nero Lodge.
─Se puede saber, ¿Qué está intentando lograr?─preguntó el profesor mientras miraba reprobatoriamente al alumno. Nero giró la mirada a otros lados, intentando no tener la mirada de Rizzo frente a sus ojos.
Intentó ignorarle un poco, siguiendo las instrucciones, leyendo una y otra vez para no equivocarse.
─Le he hecho una pregunta, Señor Lodge.─ volvió a inquirir el profesor logrando que el alumno levantase la mirada.
─Estoy haciendo la poción que usted ha solicitado, siguiendo las instrucc…─ fue interrumpido por el profesor mientras este, tomaba una pequeña muestra.
─Claramente está haciéndolo mal, Señor Lodge. ¿Está siguiendo las instrucciones al pie de la letra?, No es mala idea, pero ¿acaso no ha pensado en que un verdadero pocionista, conoce lo suficiente de sus ingredientes para mejorar la poción?. Claramente pedí que mejoraran esta poción tan simple. ¿No puede hacerlo o prefiere conformarse con el Modo más fácil que es copiando a otros?─ dejó el mezclador de vidrio sobre la mesa mientras miraba a Nero.
Como siempre, la mazmorra estaba en silencio en la clase del Profesor. Pero en ese momento, estaban aún más callados, habían detenido el movimiento de los calderos e ingredientes. Todos miraban a Nero.
─No les he dicho que se detengan, un segundo extra en la mezcla de los ingredientes, puede ser fatal, Continúen─ ordenó, y todo volvió a la normalidad.
Hasta que explotó un caldero. El Caldero de Nero.
Fue un accidente, por equivocación, había agregado un gramo extra de harina común, logrando que la poción se sobrecargara y explotara. Toda el aula estaba embarrada del contenido negruzco del caldero de Nero. Los alumnos estaban estáticos, imposibilitados de reírse siquiera.
─50 puntos menos Ravenclaw, por la falta de concentración de su Prefecto y su poco talento para las pociones. Y Joven Lodge, tendrá que repetir la poción, más aparte de otras cinco que le describiré al final de la clase, con sus respectivos pergaminos. Además, está castigado, tendrá que limpiar toda el aula y los calderos después de clase.─ sentención el profesor con voz profunda y molesta, quitándose los restos de poción de su traje con la varita.
Nero frunció los labios intentando no refutar nada. Sabía de su error, se había dado cuenta justo antes de que la harina tocara la pócima, pero no pudo detenerlo.
Suspiró hondamente para calmarse y se dejó caer en el paso al lado de sus cosas mientras miraba el cielo nublado. Pronto comenzaría a hacer más frío.
Frío, Mazmorras, Rizzo.
Volvió a fruncir el ceño y tomó su portafolio de piel para aventarlo contra la roca, olvidándose que estaba su frasco de tinta. El crujido del cristal al chocar contra la roca, aún dentro de la piel, le hizo saber a Nero su error lo cual logró que se exasperara más y se revolviera el cabello.
Tenía una hora libre antes de tener que ir a encerrarse en las mazmorras y ponerse a trabajar. Aunque conociendo al profesor, a saber que otra tortura le impondrá.
Dejó que el tiempo pasara mientras se mantenía recostado mirando el cielo. Se relajaba lo suficiente y se preparaba mentalmente para afrontar lo que vendría. Ya estaba más tranquilo por lo que no podría pasar algo peor.
Suspiró hondamente, se levantó, limpia su maleta de piel de la tinta rota y reparó el frasco de tinta. Sus pasos eran lentos hacia las mazmorras, no deseaba ir, y comenzaba a sentir aquel nudo en el estómago de no querer pararse frente al profesor a solas.
Cuando llegó, y tocó con calma la puerta, escuchó al profesor darle el paso.
Nero lo encontró sentado en su escritorio, leyendo y apuntando algo en los pergaminos de sus compañeros, seguramente corrigiéndoles algunas fallas e incluso colocando notas no agradables. Su estómago se retorció de molestia pero no dijo nada.
─Deje sus pertenencias en esa mesa junto a su varita. Aprenderá que la magia no lo resuelve todo. Limpiará toda la mazmorra con sus manos y esos utensilios que están ahí─ fue la tarde más asquerosa y traumante de su vida.
Limpiar calderos y todo tipo de cosas que ahora estaban pegajosas y con costras de a saber qué cosa, le hacían tener arcadas de disgusto, pero no se dejó amedrentar y terminó lo mejor que pudo. Rizzo no le dejó ir sino hasta después de la cena.
Nero llegó cansado y hambriento a la torre, dijo la respuesta del acertijo mientras se arrastraba hacia dentro. Alexia le miraba con una ceja levantada desde el sofá.
─Vaya, parece que te ha ido realmente mal. ¿Y te dieron la lista de las cinco pociones extras?─ preguntó en un tono entre burlesco y curioso. Nero le miró con cara de circunstancias mientras se dejaba caer en el sofá frente de ella.
─Si, y no son nada sencillas. Ese profesor, quiere matarme─ dijo cerrando los ojos. Alexia sonrió y se levantó del sofá para darle un libro a Nero.
─Siempre hay una forma más fácil de hacer las cosas, este libro seguro te ayudará, son pociones avanzadas─ aseguró y se fue de ahí a su cuarto. Nero veía con detenimiento el libro.
Venía la receta de una de las pociones más difíciles de todas. Felix Felicis. Suerte Líquida.
Y con eso, Nero aprendía que las pociones, también podían hacerle el mejor alumno de Rizzo, y también supo que Alexia tenía razón. Siempre hay formas más fáciles de hacer las cosas.
Capitulo: 2. Modo Fácil
Autor: Algodón de Azúcar
Pareja: Leonard S. Rizzo / Nero Lodge
Fandom: Harry Potter – ROL Liens Brises
Tabla: “Las Leyes de Murphy”
Ley: “Siempre hay una manera más fácil de hacer las cosas.”
Advertencia: +18, YAOI (relación Hombre x Hombre). Es un semi-AU (Universo Alterno), por lo que habrán cosas en el desarrollo de la historia, que no concordarán con lo que pasa actualmente en el foro. Si bien estará basado en el ambiente general, algunas cosas cambiarán.
Resumen:
[ ..::..]♦ Modo Fácil ♦[ ..::..]
Él nunca perdía los estribos.
Él nunca aventaría sus cosas.
Él jamás terminaría maldiciendo en voz alta.
¿Verdad?
─¡MALDITO RIZZO!─ Gritó mientras que caminaba cual león enjaulado sobre el pasto junto a aquel árbol solitario entre las rocas con vista al lago negro. Era uno de sus lugares favoritos para ir a leer o incluso ir a descansar. Le gustaba recostarse en su forma felina al sol para calentarse un poco mientras veía como el agua se movía.
Incluso algunas veces le gustaba jugar con el agua con sus patas de gato bengalí, pero esta vez no. Esta vez estaba furioso como pocas veces lo estaba. Aventó su libro de pociones y su porta pergaminos, antes de patear el pasto más molesto.
La razón de la molestia de Nero era simple. En Clase, el profesor Rizzo le había dejado en ridículo. Bueno, eso era lo normal. Ya que a Rizzo se le daba de maravilla el poner en ridículo a medio mundo. Incluso Nero creía que el profesor lo disfrutaba secretamente y hasta planeaba como hacerlo cada vez peor.
Esta vez, El profesor había dejado una poción fácil, debían de hacerla personalmente cada alumno, y después decir para que servía, cada ingrediente que llevaba, dejar la muestra en perfectas condiciones sobre el escritorio y sobre todo una redacción de cómo mejorar la pócima.. Nero había hecho todo como siempre, a la perfección, pero …
Flash Back
El profesor se paseaba por la mazmorra, revisando y corrigiendo las pociones, una a una hasta que llegó a la del prefecto de Ravenclaw. Nero Lodge.
─Se puede saber, ¿Qué está intentando lograr?─preguntó el profesor mientras miraba reprobatoriamente al alumno. Nero giró la mirada a otros lados, intentando no tener la mirada de Rizzo frente a sus ojos.
Intentó ignorarle un poco, siguiendo las instrucciones, leyendo una y otra vez para no equivocarse.
─Le he hecho una pregunta, Señor Lodge.─ volvió a inquirir el profesor logrando que el alumno levantase la mirada.
─Estoy haciendo la poción que usted ha solicitado, siguiendo las instrucc…─ fue interrumpido por el profesor mientras este, tomaba una pequeña muestra.
─Claramente está haciéndolo mal, Señor Lodge. ¿Está siguiendo las instrucciones al pie de la letra?, No es mala idea, pero ¿acaso no ha pensado en que un verdadero pocionista, conoce lo suficiente de sus ingredientes para mejorar la poción?. Claramente pedí que mejoraran esta poción tan simple. ¿No puede hacerlo o prefiere conformarse con el Modo más fácil que es copiando a otros?─ dejó el mezclador de vidrio sobre la mesa mientras miraba a Nero.
Como siempre, la mazmorra estaba en silencio en la clase del Profesor. Pero en ese momento, estaban aún más callados, habían detenido el movimiento de los calderos e ingredientes. Todos miraban a Nero.
─No les he dicho que se detengan, un segundo extra en la mezcla de los ingredientes, puede ser fatal, Continúen─ ordenó, y todo volvió a la normalidad.
Hasta que explotó un caldero. El Caldero de Nero.
Fue un accidente, por equivocación, había agregado un gramo extra de harina común, logrando que la poción se sobrecargara y explotara. Toda el aula estaba embarrada del contenido negruzco del caldero de Nero. Los alumnos estaban estáticos, imposibilitados de reírse siquiera.
─50 puntos menos Ravenclaw, por la falta de concentración de su Prefecto y su poco talento para las pociones. Y Joven Lodge, tendrá que repetir la poción, más aparte de otras cinco que le describiré al final de la clase, con sus respectivos pergaminos. Además, está castigado, tendrá que limpiar toda el aula y los calderos después de clase.─ sentención el profesor con voz profunda y molesta, quitándose los restos de poción de su traje con la varita.
Nero frunció los labios intentando no refutar nada. Sabía de su error, se había dado cuenta justo antes de que la harina tocara la pócima, pero no pudo detenerlo.
FIN Flash Back
Suspiró hondamente para calmarse y se dejó caer en el paso al lado de sus cosas mientras miraba el cielo nublado. Pronto comenzaría a hacer más frío.
Frío, Mazmorras, Rizzo.
Volvió a fruncir el ceño y tomó su portafolio de piel para aventarlo contra la roca, olvidándose que estaba su frasco de tinta. El crujido del cristal al chocar contra la roca, aún dentro de la piel, le hizo saber a Nero su error lo cual logró que se exasperara más y se revolviera el cabello.
Tenía una hora libre antes de tener que ir a encerrarse en las mazmorras y ponerse a trabajar. Aunque conociendo al profesor, a saber que otra tortura le impondrá.
Dejó que el tiempo pasara mientras se mantenía recostado mirando el cielo. Se relajaba lo suficiente y se preparaba mentalmente para afrontar lo que vendría. Ya estaba más tranquilo por lo que no podría pasar algo peor.
Suspiró hondamente, se levantó, limpia su maleta de piel de la tinta rota y reparó el frasco de tinta. Sus pasos eran lentos hacia las mazmorras, no deseaba ir, y comenzaba a sentir aquel nudo en el estómago de no querer pararse frente al profesor a solas.
Cuando llegó, y tocó con calma la puerta, escuchó al profesor darle el paso.
Nero lo encontró sentado en su escritorio, leyendo y apuntando algo en los pergaminos de sus compañeros, seguramente corrigiéndoles algunas fallas e incluso colocando notas no agradables. Su estómago se retorció de molestia pero no dijo nada.
─Deje sus pertenencias en esa mesa junto a su varita. Aprenderá que la magia no lo resuelve todo. Limpiará toda la mazmorra con sus manos y esos utensilios que están ahí─ fue la tarde más asquerosa y traumante de su vida.
Limpiar calderos y todo tipo de cosas que ahora estaban pegajosas y con costras de a saber qué cosa, le hacían tener arcadas de disgusto, pero no se dejó amedrentar y terminó lo mejor que pudo. Rizzo no le dejó ir sino hasta después de la cena.
Nero llegó cansado y hambriento a la torre, dijo la respuesta del acertijo mientras se arrastraba hacia dentro. Alexia le miraba con una ceja levantada desde el sofá.
─Vaya, parece que te ha ido realmente mal. ¿Y te dieron la lista de las cinco pociones extras?─ preguntó en un tono entre burlesco y curioso. Nero le miró con cara de circunstancias mientras se dejaba caer en el sofá frente de ella.
─Si, y no son nada sencillas. Ese profesor, quiere matarme─ dijo cerrando los ojos. Alexia sonrió y se levantó del sofá para darle un libro a Nero.
─Siempre hay una forma más fácil de hacer las cosas, este libro seguro te ayudará, son pociones avanzadas─ aseguró y se fue de ahí a su cuarto. Nero veía con detenimiento el libro.
Venía la receta de una de las pociones más difíciles de todas. Felix Felicis. Suerte Líquida.
Y con eso, Nero aprendía que las pociones, también podían hacerle el mejor alumno de Rizzo, y también supo que Alexia tenía razón. Siempre hay formas más fáciles de hacer las cosas.
Leonard S. Rizzo- Profesor
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Ocupación : Profesor de Pociones
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Re: Las Leyes de Rizzo - Leonard R./ Nero L.
Aun es inquietante... pensar que mi nombre esta en todo esto... Extrañamente increíble de Rizzo. No esperaba algo así de su parte.
Re: Las Leyes de Rizzo - Leonard R./ Nero L.
Vale lo admito..... esto es demasiado gracioso.
Samie Dunfer- Alumno de Slytherin
-
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Re: Las Leyes de Rizzo - Leonard R./ Nero L.
Título: “Las Leyes de Rizzo”
Capitulo: 3.- Razones Correctas
Autor: Algodón de Azúcar
Pareja: Leonard S. Rizzo / Nero Lodge
Fandom: Harry Potter – ROL Liens Brises
Tabla: “Las Leyes de Murphy”
Ley: “ Nada se hace nunca por la razón correcta.”
Advertencia: +18, YAOI (relación Hombre x Hombre). Es un semi-AU (Universo Alterno), por lo que habrá cosas en el desarrollo de la historia, que no concordarán con lo que pasa actualmente en el foro. Si bien estará basado en el ambiente general, algunas cosas cambiarán.
Resumen:
[ ..::..]♦ Razones Correctas ♦[ ..::..]
Era día de San Valentín. El día más empalagoso de todos. Rosa, Rojo, Flores, Rosas, Chocolates, Peluches, Confeti, canciones, poemas… y la lista seguía y seguía hasta el infinito y no es que precisamente a Leonard Rizzo, Profesor de Pociones le importase mucho ni le afectase tampoco. Pero el hecho de ser objeto de que muchas alumnas llegaran a darle un chocolate, sonrojadas, otras nerviosas o asustadas, incluso hubo una que se puso a llorar después de decirle en un tono tan bajo que le gustaban sus ojos, lo ponía de cierto modo de mal humor.
Justamente acababa de salir una alumna de sexto grado, que le había entregado una caja de chocolates que tenían –estaba más que seguro- una poción de amor no tan poderosa pero si lo suficiente como para afectar a cualquiera que la oliese. Se preguntaba si las alumnas se volvían más tontas e incompetentes de lo normal ese día. Le daban una poción tan tonta al propio Profesor de Pociones.
Se levantó y deposito la caja de chocolates justo en donde estaban las demás y las redujo hasta hacerlas desaparecer en una motita de polvo microscópico y después guardó la varita. Ese día por alguna razón, ya no quería permanecer en el aula de Pociones ni en su despacho así que se encaminó por los pasillos del castillo. Pasó por la sala común de Slytherin, y a pesar de que las serpientes eran más discretas, las alumnas seguían siendo muchachitas hormonadas detrás de los chicos que ellas consideraban guapos.
Estos, comúnmente eran los jugadores de Quidditch.
Pasó de largo, logrando que se hiciera el silencio ante su presencia, pero cuando se dio la vuelta en la escalera para subir al gran comedor, los murmullos volvieron a empezar y Leonard simplemente los ignoró, subiendo escalón por escalón hasta llegar a las puertas del gran comedor, y frunció el ceño. Demasiado aroma a chocolate dulce y empalagoso. No es que Leonard odiara el chocolate, pero prefería el chocolate amargo o semi-amargo. El totalmente dulce no era de tal modo su gran adoración, así que prefirió el subir a la sala de profesores. Esperaba ciertamente que el estar en ese sitio, los alumnos fueran más respetuosos.
Al llegar al segundo piso, entro a la sala de maestros, cerrando la puerta detrás de él y se encontró con los ojos burlones y a la vez viejos y sabios del profesor de encantamientos. Arkane Di Gabrielle que jugaba con un pequeño peluche de lobo blanco con un listón rojo en el cuello. Leonard lo miraba atentamente, la imagen era totalmente bizarra. Aunque ese día ya no le sorprendía nada, pero simplemente el profesor que era casi tachado tan estricto como él, jugando con un muñeco de felpa, lo estaba realmente preocupando.
─¿También vienes a esconderte, Profesor Rizzo?─ el tono tan de burla, no le agradó en lo más mínimo, lo que hizo que Leonard se sentara algo apartado del Profesor Di Gabrielle.
─Profesor Gabrielle, no es esconderme. Simplemente no es un ambiente tan agradable como aparenta ser ─ y como si fueran invocadas, un grupo de chiquillas de Gryffindor de quinto grado, abrían la puerta temerosas. Cuatro chicas que al parecer estaban igual de rojas que el color de su casa. Arkane las miró sin dejar el peluche de lado y se levantó de su asiento. Leonard se quedó quieto.
Dos de las chicas se aproximaron emocionadas a Arkane, entregándole un par de cajas de chocolate y otros peluches diferentes como osos o algo así. A Leonard se le acercaron con más temor por su mirada tan dura mientras las chicas con valor representado de su casa, le ofrecían una caja de chocolates y un par de rosas hechas de papel de colores. Leonard se levantó, logrando que las valientes leonas se hicieran hacia atrás.
Por muy caballero que fuera, esto ya era incómodo y malo. Miró a las alumnas sin decir absolutamente nada, no tomó los obsequios y las alumnas salieron casi corriendo de ahí. Arkane se estaba riendo por la actuación e intentaba no soltar el pequeño lobo de peluche que tenía en sus manos, pero la risa era demasiada. La puerta se volvió a abrir, y apareció en ese momento, el Profesor de Astronomía. Niel Galiley.
Se detuvo para ver al profesor de Encantamientos reírse con tal entusiasmo y a Leonard totalmente serio, observando severo a Arkane. No quiso preguntar. Algo que sabía es que Leonard era mucho más cuadrado que el propio Arkane, e incluso más rígido que la Directora misma e imaginaba que este tipo de ambientes no le agradaban del todo. Sonrió un poco cuando Leonard pasaba a su lado sin decir palabra alguna, visiblemente molesta mientras Arkane no dejaba de reírse.
Leonard decidió que lo mejor era escaparse a los terrenos del castillo, donde nadie lo atrapara justamente y necesitaba el no querer golpear al Profesor de Encantamientos por reírse de esa manera. No todos aceptaban ese día con tanto entusiasmo, ni tampoco con tanto afecto. Seguramente la prefecta de Gryffindor, Fullbuster, le había dado aquel peluche en ese día y por tal motivo, Arkane estaba demasiado feliz.
Suspiró para tranquilizarse cuando cruzó la puerta del castillo y piso el pasto fresco de los terrenos del castillo. El ambiente era tranquilo ahí afuera. No hacía tanto frio ni tanto calor. Era un día hermosamente templado y calmado afuera. El cielo estaba despejado y él solo quería caminar. Sin detenerse, anduvo por los caminos rocosos del castillo hasta llegar a las orillas del lago donde simplemente se quedó quieto. Podía ver la superficie del lago moverse por culpa del calamar gigante y los animales y seres que vivían en aquel sitio.
Se desabrochó el saco y se quitó la corbata, ambas prendas las dejó sobre el árbol cercano y después aflojó los primeros botones de su camisa blanca y pulcra. Estaba relajándose mientras miraba al horizonte. Se acordaba justamente de sus tiempos como Auror, se acordaba de tantas cosas que apenas si pudo reaccionar cuando una blugger pasó cerca de su cabeza, logrando que Leonard se agachara a casi nada de que esta le golpease.
No había sido más que una blugger perdida de un juego en solitario.
Leonard se giró para ver al responsable. Imaginaba que sería alguna chica del equipo de Quidditch que quería llamar su atención, pero simplemente se topó con una mirada extraña y nunca antes vista en los ojos de nada más ni nada menos que Nero Lodge. No estaba apenado, ni siquiera se sentía arrepentido, y juraba que no era accidental por el bate que traía en la mano. Leonard lo analizaba así como Lodge le miraba atentamente.
Sentía que lo había estado observando, y esa sensación de molestia se acrecentó cuando la mirada clara de Nero se clavó en él, era inexplicablemente incomoda y esa sensación no le agradaba a Leonard. Se giró completamente hacia Nero y después se encaminó hacia él, levantándose las mangas de su camisa hasta por encima de los codos. La blugger regresaba hacia ellos y Leonard la esquivó mientras que Nero se preparaba para golpearla de nuevo hacia Leonard una vez más.
Leonard se acercó cuando se libró de la blugger otra vez, y tomó el otro bate del baúl de entrenamiento. Nero parecía retarlo.
Nero seguía mirándole de manera indiscreta, fijamente. Leonard incluso pesó fugazmente que le reclamaba algo, pero inmediatamente deshizo esa idea. Sabía que Lodge no le tenía tanto aprecio, e incluso podría jurar que le odiaba pero esa mirada le hacía sentir que algo más pasaba ahí. Su instinto se lo gritaba.
Se le quedó mirando también atentamente a los ojos. Una lucha de miradas. Afuera, Nero Lodge y Leonard Rizzo eran iguales. No había títulos de Profesor y Alumno, no había cadenas que contuviesen la ardiente furia de Lodge, ni la fría franqueza de Rizzo. Nero soltó a la siguiente blugger y cuando se acercó, la golpeó con fuerza, cerca de Leonard, pero no lo suficiente, Leonard la dejó pasar.
La primera Blugger llegó hasta Leonard y este la devolvió con otro golpe hacia Lodge quién la esquivó. Y después la segunda, y otra vez la primera, Luego Nero se defendía, golpeaba con fuerza, intentaba derribarlo, atacarlo. Parecía que con cada golpe, Nero se desquitaba de algo. Se veía furioso, frustrado, más que molesto.
Leonard respondía, dejaba que Lodge se descargara y así pasaron al menos dos o tres horas, quizá hasta más cuando en su cansancio, Nero no pudo esquivar la blugger del profesor y cayó inconsciente al suelo soltando el bate en el pasto. Leonard se quedó quieto, analizando esta pequeña batalla de voluntades, miradas y todo en silencio. Atrapó a ambas blugger y las guardó en el baúl de entrenamiento junto a ambos bates. Se alejó de Lodge para ir por su saco y su corbata.
Se acercó a Lodge de nuevo para sentarse a su lado mientras enrollaba su corbata y la guardaba en su pantalón y su saco, más grande, lo colocaba encima de Nero. Se le quedó mirando un segundo, preguntándose si realmente Nero estaba enojado con él, o simplemente fue el momento ideal para desquitarse de una frustración casual por el día. Quizá una chica le haya rechazado y le echaba la culpa. Leonard frunció el ceño y se giró para encontrar el saco del uniforme de Lodge a lo lejos. Y lo mandó a llamar con su varita para enroscarlo y ponerlo de almohada en la cabeza de Lodge.
Lo revisaba, no tenía una herida grave, solo había perdido la conciencia y en cualquier momento regresaría a ella. Se dio cuenta entonces de lo tarde que era, el cielo estaba oscuro, las estrellas estaban comenzando a brillar, la luna tan hermosa los iluminaba de manera perfecta que no necesitaban usar el Lumus. A lo lejos vio dos sombras que salían del castillo a escondidas hacia el bosque, al parecer entre risas y felices. Reconoció el peluche en forma de lobo que Arkane traía en sus manos esa tarde.
Se giró de nuevo a Lodge que aún estaba con los ojos cerrados, respirando acompasadamente. Parece ser que en lugar de inconsciente, simplemente estaba dormido. Sonrió apenas. Una sonrisa que nadie vería.
Analizando la mirada de Lodge, se dio cuenta de algo. Celos.
─Las cosas nunca se hacen por las razones correctas, Lodge. Nunca. Y por eso, se dan mal los mensajes─ y se levantó de ahí, sacudiéndose el pantalón, dejando encima de su saco, un pequeño reloj de bolsillo que siempre cargaba, sabía que Lodge lo encontraría. Sabría que le pertenecía a Leonard. Pero también sabría que era un regalo de Leonard para él.
Si Nero podía cometer estupideces por las razones incorrectas, ¿Por qué Leonard no se podía equivocar?
Capitulo: 3.- Razones Correctas
Autor: Algodón de Azúcar
Pareja: Leonard S. Rizzo / Nero Lodge
Fandom: Harry Potter – ROL Liens Brises
Tabla: “Las Leyes de Murphy”
Ley: “ Nada se hace nunca por la razón correcta.”
Advertencia: +18, YAOI (relación Hombre x Hombre). Es un semi-AU (Universo Alterno), por lo que habrá cosas en el desarrollo de la historia, que no concordarán con lo que pasa actualmente en el foro. Si bien estará basado en el ambiente general, algunas cosas cambiarán.
Resumen:
[ ..::..]♦ Razones Correctas ♦[ ..::..]
Era día de San Valentín. El día más empalagoso de todos. Rosa, Rojo, Flores, Rosas, Chocolates, Peluches, Confeti, canciones, poemas… y la lista seguía y seguía hasta el infinito y no es que precisamente a Leonard Rizzo, Profesor de Pociones le importase mucho ni le afectase tampoco. Pero el hecho de ser objeto de que muchas alumnas llegaran a darle un chocolate, sonrojadas, otras nerviosas o asustadas, incluso hubo una que se puso a llorar después de decirle en un tono tan bajo que le gustaban sus ojos, lo ponía de cierto modo de mal humor.
Justamente acababa de salir una alumna de sexto grado, que le había entregado una caja de chocolates que tenían –estaba más que seguro- una poción de amor no tan poderosa pero si lo suficiente como para afectar a cualquiera que la oliese. Se preguntaba si las alumnas se volvían más tontas e incompetentes de lo normal ese día. Le daban una poción tan tonta al propio Profesor de Pociones.
Se levantó y deposito la caja de chocolates justo en donde estaban las demás y las redujo hasta hacerlas desaparecer en una motita de polvo microscópico y después guardó la varita. Ese día por alguna razón, ya no quería permanecer en el aula de Pociones ni en su despacho así que se encaminó por los pasillos del castillo. Pasó por la sala común de Slytherin, y a pesar de que las serpientes eran más discretas, las alumnas seguían siendo muchachitas hormonadas detrás de los chicos que ellas consideraban guapos.
Estos, comúnmente eran los jugadores de Quidditch.
Pasó de largo, logrando que se hiciera el silencio ante su presencia, pero cuando se dio la vuelta en la escalera para subir al gran comedor, los murmullos volvieron a empezar y Leonard simplemente los ignoró, subiendo escalón por escalón hasta llegar a las puertas del gran comedor, y frunció el ceño. Demasiado aroma a chocolate dulce y empalagoso. No es que Leonard odiara el chocolate, pero prefería el chocolate amargo o semi-amargo. El totalmente dulce no era de tal modo su gran adoración, así que prefirió el subir a la sala de profesores. Esperaba ciertamente que el estar en ese sitio, los alumnos fueran más respetuosos.
Al llegar al segundo piso, entro a la sala de maestros, cerrando la puerta detrás de él y se encontró con los ojos burlones y a la vez viejos y sabios del profesor de encantamientos. Arkane Di Gabrielle que jugaba con un pequeño peluche de lobo blanco con un listón rojo en el cuello. Leonard lo miraba atentamente, la imagen era totalmente bizarra. Aunque ese día ya no le sorprendía nada, pero simplemente el profesor que era casi tachado tan estricto como él, jugando con un muñeco de felpa, lo estaba realmente preocupando.
─¿También vienes a esconderte, Profesor Rizzo?─ el tono tan de burla, no le agradó en lo más mínimo, lo que hizo que Leonard se sentara algo apartado del Profesor Di Gabrielle.
─Profesor Gabrielle, no es esconderme. Simplemente no es un ambiente tan agradable como aparenta ser ─ y como si fueran invocadas, un grupo de chiquillas de Gryffindor de quinto grado, abrían la puerta temerosas. Cuatro chicas que al parecer estaban igual de rojas que el color de su casa. Arkane las miró sin dejar el peluche de lado y se levantó de su asiento. Leonard se quedó quieto.
Dos de las chicas se aproximaron emocionadas a Arkane, entregándole un par de cajas de chocolate y otros peluches diferentes como osos o algo así. A Leonard se le acercaron con más temor por su mirada tan dura mientras las chicas con valor representado de su casa, le ofrecían una caja de chocolates y un par de rosas hechas de papel de colores. Leonard se levantó, logrando que las valientes leonas se hicieran hacia atrás.
Por muy caballero que fuera, esto ya era incómodo y malo. Miró a las alumnas sin decir absolutamente nada, no tomó los obsequios y las alumnas salieron casi corriendo de ahí. Arkane se estaba riendo por la actuación e intentaba no soltar el pequeño lobo de peluche que tenía en sus manos, pero la risa era demasiada. La puerta se volvió a abrir, y apareció en ese momento, el Profesor de Astronomía. Niel Galiley.
Se detuvo para ver al profesor de Encantamientos reírse con tal entusiasmo y a Leonard totalmente serio, observando severo a Arkane. No quiso preguntar. Algo que sabía es que Leonard era mucho más cuadrado que el propio Arkane, e incluso más rígido que la Directora misma e imaginaba que este tipo de ambientes no le agradaban del todo. Sonrió un poco cuando Leonard pasaba a su lado sin decir palabra alguna, visiblemente molesta mientras Arkane no dejaba de reírse.
Leonard decidió que lo mejor era escaparse a los terrenos del castillo, donde nadie lo atrapara justamente y necesitaba el no querer golpear al Profesor de Encantamientos por reírse de esa manera. No todos aceptaban ese día con tanto entusiasmo, ni tampoco con tanto afecto. Seguramente la prefecta de Gryffindor, Fullbuster, le había dado aquel peluche en ese día y por tal motivo, Arkane estaba demasiado feliz.
Suspiró para tranquilizarse cuando cruzó la puerta del castillo y piso el pasto fresco de los terrenos del castillo. El ambiente era tranquilo ahí afuera. No hacía tanto frio ni tanto calor. Era un día hermosamente templado y calmado afuera. El cielo estaba despejado y él solo quería caminar. Sin detenerse, anduvo por los caminos rocosos del castillo hasta llegar a las orillas del lago donde simplemente se quedó quieto. Podía ver la superficie del lago moverse por culpa del calamar gigante y los animales y seres que vivían en aquel sitio.
Se desabrochó el saco y se quitó la corbata, ambas prendas las dejó sobre el árbol cercano y después aflojó los primeros botones de su camisa blanca y pulcra. Estaba relajándose mientras miraba al horizonte. Se acordaba justamente de sus tiempos como Auror, se acordaba de tantas cosas que apenas si pudo reaccionar cuando una blugger pasó cerca de su cabeza, logrando que Leonard se agachara a casi nada de que esta le golpease.
No había sido más que una blugger perdida de un juego en solitario.
Leonard se giró para ver al responsable. Imaginaba que sería alguna chica del equipo de Quidditch que quería llamar su atención, pero simplemente se topó con una mirada extraña y nunca antes vista en los ojos de nada más ni nada menos que Nero Lodge. No estaba apenado, ni siquiera se sentía arrepentido, y juraba que no era accidental por el bate que traía en la mano. Leonard lo analizaba así como Lodge le miraba atentamente.
Sentía que lo había estado observando, y esa sensación de molestia se acrecentó cuando la mirada clara de Nero se clavó en él, era inexplicablemente incomoda y esa sensación no le agradaba a Leonard. Se giró completamente hacia Nero y después se encaminó hacia él, levantándose las mangas de su camisa hasta por encima de los codos. La blugger regresaba hacia ellos y Leonard la esquivó mientras que Nero se preparaba para golpearla de nuevo hacia Leonard una vez más.
Leonard se acercó cuando se libró de la blugger otra vez, y tomó el otro bate del baúl de entrenamiento. Nero parecía retarlo.
Nero seguía mirándole de manera indiscreta, fijamente. Leonard incluso pesó fugazmente que le reclamaba algo, pero inmediatamente deshizo esa idea. Sabía que Lodge no le tenía tanto aprecio, e incluso podría jurar que le odiaba pero esa mirada le hacía sentir que algo más pasaba ahí. Su instinto se lo gritaba.
Se le quedó mirando también atentamente a los ojos. Una lucha de miradas. Afuera, Nero Lodge y Leonard Rizzo eran iguales. No había títulos de Profesor y Alumno, no había cadenas que contuviesen la ardiente furia de Lodge, ni la fría franqueza de Rizzo. Nero soltó a la siguiente blugger y cuando se acercó, la golpeó con fuerza, cerca de Leonard, pero no lo suficiente, Leonard la dejó pasar.
La primera Blugger llegó hasta Leonard y este la devolvió con otro golpe hacia Lodge quién la esquivó. Y después la segunda, y otra vez la primera, Luego Nero se defendía, golpeaba con fuerza, intentaba derribarlo, atacarlo. Parecía que con cada golpe, Nero se desquitaba de algo. Se veía furioso, frustrado, más que molesto.
Leonard respondía, dejaba que Lodge se descargara y así pasaron al menos dos o tres horas, quizá hasta más cuando en su cansancio, Nero no pudo esquivar la blugger del profesor y cayó inconsciente al suelo soltando el bate en el pasto. Leonard se quedó quieto, analizando esta pequeña batalla de voluntades, miradas y todo en silencio. Atrapó a ambas blugger y las guardó en el baúl de entrenamiento junto a ambos bates. Se alejó de Lodge para ir por su saco y su corbata.
Se acercó a Lodge de nuevo para sentarse a su lado mientras enrollaba su corbata y la guardaba en su pantalón y su saco, más grande, lo colocaba encima de Nero. Se le quedó mirando un segundo, preguntándose si realmente Nero estaba enojado con él, o simplemente fue el momento ideal para desquitarse de una frustración casual por el día. Quizá una chica le haya rechazado y le echaba la culpa. Leonard frunció el ceño y se giró para encontrar el saco del uniforme de Lodge a lo lejos. Y lo mandó a llamar con su varita para enroscarlo y ponerlo de almohada en la cabeza de Lodge.
Lo revisaba, no tenía una herida grave, solo había perdido la conciencia y en cualquier momento regresaría a ella. Se dio cuenta entonces de lo tarde que era, el cielo estaba oscuro, las estrellas estaban comenzando a brillar, la luna tan hermosa los iluminaba de manera perfecta que no necesitaban usar el Lumus. A lo lejos vio dos sombras que salían del castillo a escondidas hacia el bosque, al parecer entre risas y felices. Reconoció el peluche en forma de lobo que Arkane traía en sus manos esa tarde.
Se giró de nuevo a Lodge que aún estaba con los ojos cerrados, respirando acompasadamente. Parece ser que en lugar de inconsciente, simplemente estaba dormido. Sonrió apenas. Una sonrisa que nadie vería.
Analizando la mirada de Lodge, se dio cuenta de algo. Celos.
─Las cosas nunca se hacen por las razones correctas, Lodge. Nunca. Y por eso, se dan mal los mensajes─ y se levantó de ahí, sacudiéndose el pantalón, dejando encima de su saco, un pequeño reloj de bolsillo que siempre cargaba, sabía que Lodge lo encontraría. Sabría que le pertenecía a Leonard. Pero también sabría que era un regalo de Leonard para él.
Si Nero podía cometer estupideces por las razones incorrectas, ¿Por qué Leonard no se podía equivocar?
Leonard S. Rizzo- Profesor
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Re: Las Leyes de Rizzo - Leonard R./ Nero L.
vaya!, no me había percatado que había un nuevo episodio, sino hace tiempo que lo hubiese comentado, esta muy bueno... molaria hacer una sanvalentin jijiji
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